En una imagen de @frlorente con su "Madrid, los sentidos". |
“La complejidad se combate con complejidad”
Es un periodista de los de toda la vida. Le interesa
todo: desde la anécdota local matritense, hasta los servicios secretos y sus
desmanes internacionales. No le gusta que los medios de comunicación en la
actualidad y en nuestro país solapen información y opinión, porque el lector no
sabe a qué atenerse. Durante este curso impartirá un seminario en la Fundación Sindical Ateneo Cultural Primero de Mayo bajo el epígrafe Geopolítica y geoestrategia.
P. Vaya título complicado para un seminario: Geopolítica y geoestrategia
R. Es cierto que esos
términos asustan y especialmente a las mujeres.
P. Eso suena machista.
R. No, no, no. Todo lo
contrario. La cultura patriarcal ha querido rechazar a la mujer y para ello el
poder masculino ha hecho que la política forme parte de eso que no es
sentimental, que no es asunto de las mujeres. El poder patriarcal se ha
encargado de asustar a las mujeres con términos que pueden parecer complejos. Lo
que yo quiero es contribuir a acabar con ese horizonte. Cuento las claves para
comprender el dominio del mundo. Es decir, cómo pagan los poderes para hacerse
con el control de nuestras vidas.
P. ¿Está hablando de una conspiración internacional?
R. No. Las ideas
dominantes son de las élites que dominan. Se trata de desarticular ese
entramado a través del saber. No existe una conspiración pero estamos mal
acostumbrados. No hay soluciones sencillas a problemas complejos que requieren
de muchas variables. Hay que poner el conocimiento al servicio de las personas
y hablar de los temas que no se habla nunca.
P. ¿Y cómo cree que está el mundo?
R. No sé cómo está,
pero sí cómo va a estar. Se ve venir. Vamos a tener que salir al espacio. La
cantidad de armas nucleares es tan siniestramente grande que es muy probable
que esto estalle en veinte años por mera estadística de accidentes. Además hay
que revertir la contaminación de la biosfera para poder respirar y acabar con
las desforestaciones salvajes. En estos seminarios intento chequear
información, cruzarla y pergeñar el horizonte. Se trata de alertar a la gente.
P. Le veo un poquito apocalíptico…
R. No soy apocalíptico,
me considero más heterodoxo que apocalíptico. Pero la cuestión es que se ha
multiplicado por diez mil el poder destructor de la bomba de Nagasaki. Ni
siquiera hablo de una guerra nuclear, me refiero a la posibilidad de accidentes
con ese tremendo arsenal, tal como ocurrió con Chernobil. La situación es muy
compleja y la complejidad se combate con complejidad. Lo positivo es que se
está creando conciencia de que no se puede machacar el medio ambiente, lo cual
también debe suponer que la riqueza tiene que ser repartida de otra manera
porque este planeta tiene muchas posibilidades para alimentar a todo el mundo.
P. ¿Todo eso es geostrategia?
R. El asunto consiste
en contar las arbitrariedades y evitarlas. En el mundo actual no hay capacidad
de empatizar, por ejemplo, con aquellos países gobernados por personas que no
saben discernir entre estado y religión. Occidente se ha buscado la situación
en que está, porque si aniquilas un estado necesitas tener alternativas. Eso es
geoestrategia.
Junto al Museo del Prado, momento espontaneo captado por @frlorente. |
P. ¿No ha funcionado la globalización?
R. Sólo se puede
globalizar lo virtual, por ejemplo, el mundo financiero que es el que ha
impuesto un mensaje ultraliberal y desigualitario. Sin embargo, los derechos
humanos y la solidaridad no se han podido globalizar. Hay que arrebatar el
mundo tecnológico y ponerlo al servicio de las mayorías.
P. ¿Y cómo ve la situación en España con la aparición de los llamados partidos emergentes?
R. Cuando problemas y
soluciones pasan por el mismo sitio, ese sitio determina un lugar de poder. En
ese sitio tratan de situarse los partidos emergentes. Mientras, la izquierda y
la derecha son distintas caras de una misma moneda: la derecha concibe este
país con visceralidad y la izquierda aporta racionalidad y sensatez.
Madrid, los
sentidos
Es difícil
encontrar personas que amen a Madrid, pero Fraguas es una de ellas. En su
último libro sobre el foro, Madrid, los
sentidos, invita a recorrer la ciudad con la mirada alzada y los sentidos a
flor de piel. Explica que le gustaría que vieran a Madrid “más vinculada a la
delectación de los sentidos y la luz”. Está convencido Fraguas de que lo mejor
de Madrid, “una ciudad más importante de lo que creemos”, es su gente. Pero también
es la ciudad de historias ocultas y clandestinas, de los viajes de agua, las
fuentes, los cementerios, la arquitectura… “Una ciudad víctima de una historia
muy impuesta”. Madrid, los sentidos
está editado por Tirant lo Blanch.
La fresca brisa de la gente normal
El curso pasado,
142 personas vivieron expectantes, semana a semana, el seminario impartido por
Rafael Fraguas en la Fundación Sindical Ateneo Primero de Mayo sobre Análisis político. Afirma sentirse “muy
contento por contribuir a democratizar una parcela del conocimiento secuestrada
por tertulianos y gente de poder”. Asegura que hay que democratizar esos
escenarios para introducir “la fresca brisa de la gente normal y buena para
humanizar la política. Es como sacar la ópera del Teatro Real”.
Rafael Fraguas
nació en 1949 en Madrid. Bajo el franquismo, militó en la clandestinidad en el
Partido Comunista de España, de cuyo diario, Mundo Obrero, fue redactor de Política Internacional. Fue miembro
de la plantilla fundacional de El País,
medio en que sigue publicando y para el que fue enviado especial al Medio
Oriente, África Negra, el Magreb y Europa Occidental. Es especialista en Islam
chií, en organizaciones de inteligencia y armas nucleares. Obtuvo el premio del
Club Internacional de Prensa a la mejor labor periodística escrita en 2006. Ha
sido galardonado con el premio Francos Rodríguez 2009, que otorga anualmente la
Asociación de la Prensa de Madrid a la mejor labor periodística sobre Madrid.
En la primavera de 2011 obtuvo el Premio Pilar Blanco de Comisiones Obreras al
mejor trabajo periodístico anual de contenido socio-laboral. El pasado año
obtuvo el premio al Compromiso Urbano individual del Club de Debates Urbanos de
Madrid.
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