Muchos derechos han costado lo indecible
ser conquistardos. Pelear incluso hasta la muerte. Y esa amnesia tan colectiva como
selectiva que todo lo envuelve hace que desconozcamos, cuando no, despreciemos,
el sacrificio, los sacrificios de nuestros padres, abuelos, bisabuelos. Bueno,
en el caso de las sufragistas no cabe el genérico: nuestras madres, abuelas,
bisabuelas… El 4 de junio de 1913, en el hipódromo de Epson moría, pisoteada
por un caballo, Emily Wilding Davison, afiliada a la Women´s Social and Political
Union (Unión Social y Política de las mujeres). En esos días se desarrolla la
tremenda historia que nos cuentan en Sufragistas
(Suffragette).
En
la lápida de Emily puede leerse el lema de su organización: “Hechos, no
palabras”; una organización creada por EmmelinePankhurst, una de las mujeres más importantes del último siglo para la
causa del feminismo y por tanto para la causa de la humanidad. Pankhurst está
interpretada en Sufragistas por Meryl Streep, en un papel tan breve
como contundente.
Resulta
llamativo que un país como Gran Bretaña, con gran tradición democrática (al
menos eso nos vienen diciendo como un mantra), tuviera hace menos de un siglo
gobiernos tan cerriles e intolerantes como para que el movimiento sufragista
tuviera que ser especialmente contundente en sus acciones. Quizá tenga algo que
ver que se trate de un país con gran tradición capitalista en el que también
los derechos laborales tuvieron que pelearse muy duro.
Relacionado
con ello, en Sufragistas vamos a ver
una vertiente distinta del incipiente movimiento feminista. Veremos, entre
realidad y ficción, como fueron mujeres trabajadoras las que empujaron la
posibilidad de conseguir el derecho a votar. Un derecho que tardó mucho en
llegar y que aún es un imposible en muchos países.
Pero
hay más. Veremos a unas mujeres combativas, casi guerrilleras, en una historia
que nos impacta porque nos indigna; que nos sorprende porque nos conmueve. Son
mujeres que sobreviven en el escalón más bajo, no son nadie, no son nada…,
hasta que se unen, se organizan y luchan. Eran mujeres que ni siquiera tenían
potestad sobre sus hijos o hijas. Los padres, en masculino que no en genérico,
eran auténticos propietarios de la prole, que podían vender… De esto no hace ni
siquiera un siglo en la más occidental de las democracias.
Se
trata por tanto de una cinta imprescindible para no olvidar. Para que esas
niñas, esas adolescentes de hoy sepan que no pueden bajar la guardia…
(*) La muerte de Emily Wilding quedó grabada, AQUÍ.
Dirección: Sarah Gavron.
Guión: Abi Morgan.
Intérpretes: Carey Mulligan, Helena Bonham-Carter,
Brendan Gleeson, Meryl Streep, Anne-Marie Duff, Ben Whishaw, Grace Stottor,
Geoff Bell, Amanda Lawrence, Shelley Longworth, Asam Michael Dodd.
País: Reino Unido.
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