Momento presentación en Muga. |
Los amigos de la vallecana librería Muga,
lugar de referencia para el barrio y para la vecina Asamblea de Madrid que está
enfrente, organizaron el pasado jueves la presentación del libro de
Ignacio-Sánchez Cuenca editado por Catarata, La desfachatez
intelectual. Escritores e intelectuales
ante la política. Junto al autor estuvo el tipo que más sabe de ETA y
Euskadi, el periodista Luis R. Aizpeolea.
Sánchez-Cuenca, Pacho (no preguntéis por qué pero todo el mundo le llama así), es
profesor colaborador en Infolibre y,
fundamentalmente, profesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de
Madrid.
Sánchez-Cuenca reconocía que
precisamente su condición de profesor universitario es lo que le tiene
“blindado”, lo que le permite escribir un libro en el que cita con nombres y
apellidos a escritores e intelectuales que opinan alegremente sobre asuntos
(casi todos los asuntos) sin tener ni idea de lo que hablan, sin argumentos
sólidos, sin datos, sin profundizar ni un poquito. Es un libro sobre esos
“referentes que ya no son referente de nada”.
En
palabras de Aizpeolea se trata de un
libro valiente, pero también necesario “porque nadie cubre ese vacío. Y ese
vacío lo tiene que cubrir un profesor, ni un periodista. Personalmente estoy radicalmente
de acuerdo. Es un libro de obligada lectura porque es la chispa que puede
despertar muchas conciencias que ya se desperezan.
Ignacio Sánchez-Cuenca. |
La
evidencia de que los opinadores de adjetivo fácil ya no asustan, la tenemos en
la masiva respuesta social tras la declaración de Félix de Azúa, en la que aseguraba que a la alcaldesa de Barcelona,
Ada Colau, debería estar sirviendo
en un puesto de pescado. Félix de Azúa es uno de los personajes más estudiado
en el libro junto a Muñoz Molina, Vargas Llosa o Fernando Savater.
El
libro se devora. El relato es tan ameno como riguroso. La sonrisa es inevitable
cuando la hemeroteca nos demuestra lo patético de tantos artículos e incluso
libros (¿ensayos?). Cuenca nos desgrana la trayectoria en masa de tantos que
han viajado desde la izquierda, la ultraizquierda, ETA o el sindicalismo a la
derecha más conservadora e intolerante. Sorprendentes conversos como Savater, José María Fidalgo, Juan
Juaristi, Muñoz Molina… Escritores,
intelectuales, activistas que desgrana en el primer capítulo: “la maldición del
escritor”.
El
segundo capítulo, “la obsesión nacional”, se centra en el nexo común que une a
este ejercito de opinadores: su obsesión por el nacionalismo vasco y catalán y
su ataque desmedido al proceso de paz que llevó a la desaparición de ETA.
Luis R. Aizpeolea. |
Un
ataque en el que se ha maltratado hasta lo inhumano al que fuera presidente del
Partido Socialista de Euskadi, Jesús
Egiguren. Egiguren fue denostado prácticamente al unísono por Jorge Martínez Reverte en El
País; por Santiago González
en El
Mundo; por Fernando Savater
en la presentación de un documental sobre el final del terrorismo, por Félix de Azúa…
La
última pata del libro es la crisis económica, ámbito en el que también “domina
una cierta impunidad a la hora de opinar, sin que los razonamientos más
superficiales que circulan por la esfera pública generen una reacción crítica”,
como señala el propio autor.
En
definitiva, un libro muy recomendable que es de esperar abra una vía para que
otros profesores, más expertos y más “blindados” que los periodistas, se
atrevan a criticar con tanto rigor como mesura a quienes critican sin rigor y
sin mesura.
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