Por el centro de Madrid, pillado por @frlorente . Fran Lorente. |
Oímos cada día sus crónicas sobre la capital en la Cadena Ser, medio al
que lleva vinculado desde hace 23 años. Es un tipo tan metódico como
trabajador; tan prudente como observador. En 2010 fue galardonado con el Premio
Pilar Blanco de Comunicación de CCOO de Madrid. Además ostenta la Antena de
Plata de Radio y el Premio Asociación de la Prensa de Madrid 2013 al periodista
especializado en Madrid. Tras leer su
novela, di con él. Incluso hicimos una presentación…
Tras publicar El tamayazo.
Historia de una traición, aseguraste solemnemente que no habría segunda parte,
pero la situación del PP de Madrid parece que la pide a gritos…
Una vez que no prosperó
judicialmente y los actores principales ni siquiera juegan un papel en la
actualidad es complicado dar vida a esa historia. Una confesión es lo único que
podría dar vida al caso. ¿Por qué es importante ahora el tamayazo? Porque aquel golpe lo cambió todo. Los beneficiarios de
aquella trama son los que han estado gobernando en las instituciones
madrileñas. Sin el tamayazo, hoy no
habría Gürtel, Púnica, Lezo… Por tanto,
en el tamayazo está el pecado
original del PP de Madrid. Nunca se dilucidaron las responsabilidades pero
ahora el tiempo ha colocado a cada uno en su sitio: a Esperanza Aguirre fuera
de la política y a Francisco Granados e Ignacio González en la cárcel.
Primero en la Asamblea de Madrid y después en el Ayuntamiento has
seguido muy de cerca la trayectoria de Esperanza Aguirre. ¿Piensa que Aguirre
tiene responsabilidades?
Es imposible que no supiera nada,
la corrupción deja huellas y ella lo controlaba todo con mano de hierro.
Necesariamente tenía que saber algo.
Nada más poner el punto y final a ese gran reportaje de investigación
se adentra por primera vez en la novela con La
flor del Magnolio que acaba de publicar. Una novela con muchos elementos de
la novela negra…
Yo no la considero una novela
negra, primero, porque ese género me merece mucho respeto y no soy experto en
él. En realidad…, soy daltónico para los géneros literarios. Creo que se trata
de literatura con sentimientos en la que también tiene un papel relevante el
amor.
El grueso de la historia transcurre en durante la Transición española,
que ahora está siendo revisada por quienes no la vivieron. ¿Qué opina de la
llamada Transición?
Sin duda es una época esencial de
la democracia en España. Sí considero que tiene contradicciones. Por una parte,
fue un banco de pruebas de la política de mesa camilla que ha tenido efectos
perversos posteriormente. Por otra parte, frente a la ruptura radical, la
Transición funcionó muy bien, incluso de forma envidiable. Aquel proceso evitó
el enfrentamiento fratricida, por lo que este país tiene una deuda con los
partidos políticos de izquierdas y los sindicatos, que mostraron una gran
altura de miras.
La novela social prácticamente ha muerto. En La flor del magnolio, aparte de una forma bastante clásica tanto en
retratos psicológicos de personajes como en descripción de lugares y situaciones
sí se atisba un corazón de novela social.
En estos tiempos, el refugio de
la novela social está siendo la novela negra y a pesar de mi daltonismo sobre
los géneros sí hay una descripción crítica de la sociedad en La flor del Magnolio. Hay terratenientes,
burguesía tardofranquista; hay delincuentes de alto nivel y drogadictos; centro
de Madrid y San Blas con lo que se llamaba Guarrerías
Preciados. Hay violencia machista
sufrida por mujeres con recursos económicos y en su expresión más trágica: la
prostitución. De hecho, es una novela en la que los personajes femeninos son
muy potentes. Con hombres malvados y mujeres víctimas. Además, nada de lo que
sucede en el relato es ajeno a la actualidad de aquellos días.
Con la lectura del libro es inevitable no recordar el Caso El Nani, calificado como “el primer
desaparecido de la democracia”…
El caso es que inicialmente la
idea que manejaba era profundizar más en la trama de corrupción policial, pero
el grado de documentación era excesivo y las malas artes de algún mando
policial tenía mucha fuerza, pero podía quitarle potencia a la idea nuclear.
Mencionaba antes que se trata de una historia de sentimientos. Es
evidente que aparece un amor obsesivo.
Posiblemente lo sea, pero la
novela la escriben los personajes y son ellos los responsables de sus actos con
independencia del autor. Los personajes escriben su propio rumbo. Aunque las
descripciones son del autor, he aprendido que los personajes tienen vida propia
y son ellos los que deciden por dónde hay que ir. Si hay algo que no es de
agrado del lector, soy inimputable.
Pero sí está claro que la historia rezuma experiencias personales como
antiguo camarero del Ritz, periodista con amplia experiencia, amante de Madrid…
La ficción se basa en la
experiencia y lo que se lleva en la mochila de la vida termina apareciendo. Lo
que no sabía es que en la novela había tanto de mí; hostelería, periodismo, La
Mancha, ese Madrid tan bucólico… Si en vez de periodista fuera médico, seguro
que aparecerían quirófanos en la novela.
Pillada de @frlorente, comentando algún momento de la novela. Claro. |
ALAZÁN, CLUB DE ALTERNE
“Madrid. Amberes. Un club de
alterne. Un cadáver emparedado. Una piedra preciosa maldita. Un amor a
destiempo…” La historia que nos relata Serrano tiene una protagonista que nos
persigue durante todo el relato: la sala de fiestas Alazán , “un refinado
cabaré donde acudía mucha gente de postín”. Cerró por un incendio en 1976 y fue
reabierto como club de alterne, además de ser tapadera de otros oscuros
negocios. Felipe Serrano nos sorprende con una elocuente novela, su primera
incursión en la ficción pero su tercer libro después de Hotel Ritz. Un siglo en la historia de Madrid, donde rinde homenaje
al hotel en el que trabajó como camarero en su juventud. En 2013 publicó un
intenso libro que hoy cobra actualidad, El
tamayazo. Crónica de una traición. La flor del magnolio está coeditada con
la Editorial Ákaba, bajo la batuta de Lorenzo Silva y Noemi Trujillo.
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