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martes, 6 de marzo de 2018

Ante el 8 de marzo: Laura Moreno, joven, trabajadora y feminista

El otro día tuve la fortuna de conocer a Laura. 
Remirando un dato en pillada de @frlorente 
Laura, como su amiga y compañera Miriam, que es quien me la presentó, son la personificación de que hay esperanza en el futuro y de que ese futuro ya está moldeándose con rostro de mujer. No para, Responsable del grupo de Mujeres Jóvenes de CCOO de Madrid. Además es la responsable de Feminismos y Diversidades del renacido, no sin esfuerzos, Consejo de la Juventud de la Comunidad de Madrid.
Laura es educadora social y conoce muy de cerca el problema de la violencia machista ya que trabaja desde hace dos años en la red de atención a mujeres víctimas de violencia de género de la Comunidad de Madrid. Leganense de 26 años decidió organizarse en las Comisiones Obreras junto a otras compañeras para denunciar su situación de precariedad en su anterior trabajo, en una ludoteca.
A primera hora de la mañana, en una cafetería del castizo barrio de Las Letras ella saborea un Cola-Cao y yo, cosas de la edad, ingiero un té verde casi a modo medicinal. Entre sorbo y sorbo charlamos a cuenta de la huelga y movilizaciones del 8 de marzo, jornada que este año tiene pinta de convertirse en hito histórico.

 “La brecha salarial es otra forma de violencia machista”


P. Mujer y joven… ¿es realmente un coctel explosivo para introducirse en el mercado laboral?
R. Aunque los varones jóvenes también tienen complicado el acceso al mercado laboral, nosotras sí padecemos una doble discriminación. En sectores feminizados, como el sociosanitario y los relacionados con los cuidados, se da la paradoja de que se nos exige una experiencia que lógicamente no tenemos y…, si no se nos contrata, nunca tendremos la experiencia.
P. ¿Crees que entre la juventud y la adolescencia estamos viviendo un repunte del machismo?
R. La solución del machismo debería encontrarse en la educación. Hasta que no se modifique el sistema educativo poco se podrá avanzar. Los datos son aterradores. En 2017 hubo 356 adolescentes detenidos por violencia machista, una cifra que se ha triplicado en los últimos diez años. Además, un 27 por ciento de jóvenes ven normal la violencia de género y una de cada tres mujeres jóvenes ven normal los controles de sus parejas, por ejemplo en el móvil. También aquí se da otra paradoja. Vivimos en un momento en que el debate del feminismo está en la sociedad, pero los datos nos dicen lo contrario.
P. Mencionas el móvil, ¿las redes sociales son un peligro?
R. Al igual que me refiero a la importancia de la educación, otra cara de la misma moneda son las redes sociales, pero también los medios de comunicación, el cine, las series, la publicidad… ¿qué valores estamos enseñando con películas tan taquilleras como Crepúsculo, Tengo ganas de ti o Tres metros sobre el cielo?
P. Las movilizaciones mundiales del 8 de marzo tienen dos pilares básicos: la violencia machista y la brecha salarial...
R. En realidad la brecha salarial es otra forma de violencia machista. Lo que está claro es que nos tenemos que movilizar ahora, con contundencia y también de la mano de pensionistas, porque los salarios de hoy son las pensiones del mañana. A día de hoy la brecha de pensiones es de 450 a favor de los varones, precisamente porque las mujeres abandonan el mercado laboral en su primer embarazo y luego es complicado reinsertarse; pero también por la precariedad, temporalidad y la poca calidad de los empleos de las mujeres.
P. ¿Piensas que se está generando enfrentamiento entre sexos?
R. A todos los gobiernos les va bien el “divide y vencerás”. Siempre se promueve el enfrentamiento, en este caso se pone el acento en la idea falsa de que machismo es lo contrario de feminismo y no es cierto. Tenemos que ir en unión. Es imposible lograr la igualdad por separado. Creo que las movilizaciones feministas deben tener mujeres en la vanguardia, pero tampoco se puede invisibilizar a los hombres, que también son la mitad de la humanidad. Hay que trabajar por la complicidad.
P. ¿Y la situación en la Comunidad de Madrid?

Por una cuestión ideológica no existe un compromiso. Igual que se quiere acabar con los servicios públicos, se quiere acabar con las políticas de igualdad. La situación en la red de atención a mujeres víctimas de violencia de género de la Comunidad de Madrid es caótica: crecen los recortes, se reduce el personal, se externalizan los servicios en beneficio de empresas multiservicios que no son especializadas… es una cuestión de ideología, igual que lo es la ausencia de un Plan de Igualdad desde 2005.



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