Soledad vio la luz, la luz del Mediterráneo en el barrio obrero barcelonés de La Barceloneta, hija de un trabajador de La Maquinista y de una bordadora. La escasez hizo que tuviera que ponerse a trabajar con 7 años. Desde la infancia, Dolores convivió con la injusticia, con la miseria de su barrio.
La esperanza le llegó una primavera, como a tantos, apenas con 14 años, cuando la República llenó a toda España de alegría. En ese tiempo, Soledad se afilia a la Juventud Socialista Unificada; pero la bocanda de aire puro moriría bajo la bota fascista de Franco seis años después, al tiempo que Soledad se casaba y enviudaba. Y, otra vez como tantos, huye a Francia de donde es expulsada.
En la clandestinidad de una España enferma, intentando organizar el Partido Comunista, Soledad es detenida y empieza su largo peregrinar de 16 años por las prisiones fraquistas. Allí intentaba estudiar y, al tiempo enseñaba a leer y a escribir a otras compañeras. Mientras, "las sacas", el terror, el hambre, las enfermedades y los piojos acababan con aquellas presas. En Madrid, en la carcel de Ventas es condenada a 30 años.
Y fueron 16 años. En 1957 consigue la libertad condicional, pero es desterrada de Barcelona, por lo que se instala en Madrid con su hombre, con Paco Rebato, con quien había tenido una larga relación epistolar en la carcel. Al año de casados, Paco es detenido por cuatro años. Soledad pasa de ser presa a convertirse en mujer de preso.
A mediados de los sesenta comienza su lucha vecinal: contra la carestía de la vida, la falta de colegios, de guarderías. Coincidiendo con la llegada de la democracia y la legalización del PCE, Soledad crea la Asociación de Mujeres del Lucero, una asociación que hoy perdura llena de vida y que rindió hace una semana un sentido homenaje a su fundadora (en la foto de abajo). Allí las mujeres recordaban como "entre puntada y puntada, en el taller de costura, nos metía toda la doctrina que podía".
Luego llegaron los sinsabores generados por las cúpulas del comunismo, la escisión. Soledad marcha al PCPE, algo que tampoco funcionó, lo que la llevó al movimiento feminista, habitual de la madrileña Librería de Mujeres, llegando a ser candidata del Partido Feminista en 1999. Los últimos días de Sole fueron en una residencia en Barcelona, donde contactó con la Fundació Pere Ardiaca, su última compañía.
Ahora, esta fundación ha editado, bajo el título genérico Las ventanas de Soledad Real, un libro, un DVD y una exposición sobre Soledad, en el que participan multitud de amigas y amigos de Soledad, estudiosos, sindicalistas, políticos, feministas…, Especial mención merece el trabajo de Fernando Hernández, que fuera comisario de la exposición Las presas de Franco y que llegó a la problemática de las mujeres encarceladas en el franquismo gracias a Soledad Real, feminista y comunista sin partido.
Os pongo este video repleto de mujeres en aquellos días de lucha:
(Si estás en face book, pincha aquí al lado, en "ver publicación original"
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Y si quieres sebaer más sobre Soledad Real pincha aquí. Sí aquí.
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