Hay cajas de zapatos cuyo destino es guardar zapatos un ratito para luego dedicarla a otros menesteres. Hay cajas de zapatos que sirven de solución habitacional a gusanos de seda durante unas semanas primaverales. Pero hay cajas de zapatos que, inasequibles al desaliento guardan papeles durante años, durante lustros. Estos días tocó remover legajos en casa y apareció una caja de zapatos, quizá de unas zapatillas de gamuza azul. Una caja completamente descolorida y descabalada, pero repleta de papelitos. Y ahí apareció un carné de CCOO, con ese logo que parecía un pulpo, y con validez para tres años: 1985, 1986 y 1987 y un sello que se mantenía pegado a duras penas en el mes de diciembre de 1987.
A pesar de ser aún buen mozo llevo más de media vida afiliado a las Comisiones Obreras, anecdótico si lo comparamos con lo que pueden llevar afiliadas tantas y tantas personas anónimas que durante el franquismo y la llamada Transición se dejaban la vida en la lucha por unos derechos laborales que hoy parece que nos quieren arrebatar.
Veo que en face book, esa red social, globalizado patio de vecindad, ha reunido en poco tiempo a cientos de personas afiliadas a las Comisiones Obreras (mil no sé cuantas). Y que se sienten orgullosas de ello. Sin nostalgias, viviendo el presente para ganar el futuro.
Comisiones Obreras nunca me ha dejado en la estacada. A veces no he compartido decisiones. A veces me he enfadado. Pero son las únicas siglas leales, independientes en la defensa de los intereses de los más desfavorecidos, con las que me he topado. Mi padre, afiliado y buen mozo de ochenta años, ya me lo advirtió: "hazte de Comisiones, pero de otras cosas…, piénsatelo muy bien".
Las críticas más suaves dicen que los sindicatos de clase (aquí incluyo a UGT, el síndicato al que perteneció Marcelino Camacho en la juventud) tienen que renovarse. No digo yo que no, pero por favor, más renovación, mucha más, necesitan otros.
A pesar de ser aún buen mozo llevo más de media vida afiliado a las Comisiones Obreras, anecdótico si lo comparamos con lo que pueden llevar afiliadas tantas y tantas personas anónimas que durante el franquismo y la llamada Transición se dejaban la vida en la lucha por unos derechos laborales que hoy parece que nos quieren arrebatar.
Veo que en face book, esa red social, globalizado patio de vecindad, ha reunido en poco tiempo a cientos de personas afiliadas a las Comisiones Obreras (mil no sé cuantas). Y que se sienten orgullosas de ello. Sin nostalgias, viviendo el presente para ganar el futuro.
Comisiones Obreras nunca me ha dejado en la estacada. A veces no he compartido decisiones. A veces me he enfadado. Pero son las únicas siglas leales, independientes en la defensa de los intereses de los más desfavorecidos, con las que me he topado. Mi padre, afiliado y buen mozo de ochenta años, ya me lo advirtió: "hazte de Comisiones, pero de otras cosas…, piénsatelo muy bien".
Las críticas más suaves dicen que los sindicatos de clase (aquí incluyo a UGT, el síndicato al que perteneció Marcelino Camacho en la juventud) tienen que renovarse. No digo yo que no, pero por favor, más renovación, mucha más, necesitan otros.
Que se renueven esos empresarios que buscan el esclavismo como base de las relaciones laborales; que se renueven los partidos políticos, en la cresta de la ola del descrédito por la ausencia de democracia interna; que se renueven las religiones: la católica, que vuelve a los oscuros tiempos anteriores a Juan XXIII, permitiendo la expansión del SIDA por evitar condones; el islamismo, con una mayoría de seguidores instalados en la Edad Media con su Guerra Santa y la humillación, hasta la muerte, de las mujeres; la judía, religión de Estado a cañonazos y sangre bíblica…; que se renueve la Justicia, incapaz de condenar crímenes del franquismo, incapaz de condenar la corrupción política; que se renueven las empresas petrolíferas, incapaces de ofrecer energía alternativa con la fuerza del Sol, el viento, los mares…, una energía limpia y que genere nuevos puestos de trabajo; que se renueven los bancos, auténticos ladrones de guante blanco, más poderosos que los gobiernos, creadores de una crisis que tenemos que pagar todos; que se renueven los medios de comunicación: negocios empresariales obsoletos, faltos de imaginación en prensa, dedicados a regalar cualquier cosa menos información contrastada; coro de tertulianos incultos y gritones en radio y televisión; libelos antedemocráticos por satélite o por cable…
Que se renueve el sistema, para que podamos trabajar para vivir y no vivir para trabajar, como defienden los sindicatos de clase, como defiende el Estado de bienestar que en estos tiempos nos quieren arrebatar. Que resurja la ilusión, que resurja la democracia como algo más que votar cada cuatro años, participando, manifestándonos de una u otra manera. Que sepan que estamos aquí.
Ahora, la campaña antisindical quiere enviarnos, como mínimo, a las catacumbas. Por eso, ahora más que nunca, me apetece proclamar mi orgullo de pertenecer a las Comisiones Obreras, como mi padre octogenario. Como aquellos asesinados en la calle Atocha o como aquellos encarcelados en el Proceso 1001. Y somos multitud, que junto a UGT no nos queremos resignar, ni padecer esa amnesia que nos quieren introducir en vena. Sólo hace falta una chispa: el 29S.
¿Que qué hacen los sindicatos por nosotros? Ahí os pongo una parodia basada en la genial Vida de Brian:
Que se renueve el sistema, para que podamos trabajar para vivir y no vivir para trabajar, como defienden los sindicatos de clase, como defiende el Estado de bienestar que en estos tiempos nos quieren arrebatar. Que resurja la ilusión, que resurja la democracia como algo más que votar cada cuatro años, participando, manifestándonos de una u otra manera. Que sepan que estamos aquí.
Ahora, la campaña antisindical quiere enviarnos, como mínimo, a las catacumbas. Por eso, ahora más que nunca, me apetece proclamar mi orgullo de pertenecer a las Comisiones Obreras, como mi padre octogenario. Como aquellos asesinados en la calle Atocha o como aquellos encarcelados en el Proceso 1001. Y somos multitud, que junto a UGT no nos queremos resignar, ni padecer esa amnesia que nos quieren introducir en vena. Sólo hace falta una chispa: el 29S.
¿Que qué hacen los sindicatos por nosotros? Ahí os pongo una parodia basada en la genial Vida de Brian:
Estoy en parte de acuerdo y en parte en desacuerdo con las cosas que enumeras y que deben de ir renovándose; imagino que como debe ser, ya que de estar de acuerdo contigo al 100% seríamos casi clónicos, y no es bueno que dos personas sean completamente iguales ;-)
ResponderEliminarDicho esto yo también renovaría un sinfín de cosas, pero cuidado!... probablemente no generalizaría ya que por ejemplo, no todos los empresarios buscan esclavizar a nadie. Posiblemente se trata –como su nombre indica- de personas emprendedoras con ideas nuevas, con auténtica fe en sus proyectos y con verdaderas ganas de crear empleos dignos. Te puedo asegurar que haberlos haylos, del mismo modo que hay un buen montón de empleados vagos que buscan tan solo vivir de subsidios, y que mientras los esperan... no dan un palo al agua en sus puestos de trabajo.
Pero, no sé por qué te cuento eso... seguro que tú ya lo sabes.
Un abrazo boy.
Sergi (El Kioskero del antifaz)
Que por cierto... tu jodido blog no me deja publicar comentarios con mi perfil de Google desde ace unos días, así que lo hago como anónimo.
Se puede saber que coño le he hecho a tu blog? ;-)
¡ El video buenisimo como La vida de Brian ! Asi que amigo será mejor no perder la fé...>Pero sin duda ni todo es blanco ni absolutamente negro hay muchos matices, vamos a quedarnos con el gris..
ResponderEliminarTe leo con mucho interés eso sí.;-))
Amigo Alfonso y ('comentaristas' varios). Es sin duda importante que la gente se comprometa se sienta orgullosa con lo que hace. Más cuando se hace de esa forma durante muchos años. Incluso durante toda la vida. A mi me da cierta envidia.
ResponderEliminarTambién me hace reflexionar sobre las implicaciones del compromiso y la lealtad a las ideas de uno mismo, durante 'toda una vida'. Como te conozco de largo, no tengo niguna duda de que tu planteamiento sea abierto, generoso y siempre dispuesto a escuchar y aceptar otros puntos de vista y extraer lo que te pueda servir para mejorar tus propias ideas. Tal vez mi comentario me aplica más a mi, pro que me conozco (creo) aún un poco mejor.
Aunque no es nada malo cumpliar años en la vida y en los sitios, a nuestra edad, llevamos demasiado tiempo agarrados a algunas cosas y, a veces, somos incapaces de ver (o, más bien, reconcoer) que las cosas se pueden hacer de otra manera. A mi me pasa. Buscar perspectivas diferentes, autocriticarnos y reconocer errores es dificil cuando, con los años, la piel y los tejidos (también los del cerebro) no son tan flexibles como eran cuando eramos chavales.
El aprendizaje y la renovación construyen el progreso. A todos nos hace falta seguir aprendiendo y renovarnos. Por supuesto que también a todas las institiuciones que nos rodean.
Aunque me cueste aceptarlo, a veces pienso que una idea no es más que una camisa, y si nos cambiamos de camisa todos los días, proque no vamos a poder cambair de forma de pensar. No obstante, renovación no significa abandono ni deslealtad, sino todo lo contrario. Significa compromiso con el presente y con un futuro, que, sin duda, requiere, formulas e ideas diferentes.
Cambiar, evolucionar nos cuesta mucho, sobretodo por que es más incómodo y significa remar contra corriente y abrir nuevos frentes. Aunque les pese a los 'ortodoxos', pensar desde fuera ('out of the box' - como dicen los anglosajones) es productivo y NO hace que perdamos las referencias y la noción, ni de lo que uno es, ni de lo que no piensa.
No se quien lo dijo, ni cuando, pero no creo que tuviera tanto sentido como en el contexto actual.
Renovarse o morir
Un abrazo
Ramón
Mi querido Sergi, desconozco los motivos por los que mi Vida desde el lago, no te permite publicar comentarios con tu perfil, ¿accedes desde una cuenta de google? Debe ser cosa del Matrix.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo en que no hay que generalizar. Sobre empresarios, claro que los hay emprendedores con el objetivo de que ganen todos (la sociedad y, por ende, ellos). Me tenía que haber referido a aquellos que los representan (Díaz Ferrán a la cabeza) y a los que sólo buscan hincharse a ganar pasta para esconderla en los paraísos fiscales con el beneplácito de bancos y gobiernos. Y naturalmente que hay vagos y maleantes, que, como los empresarios vagos y maleantes, sólo buscan el subsidio municipal, regional, estatal o europeo. A ver si al final, vamos a ser clones. Que no hombre que yo soy usuario de bici urbana..., ;-)
Claro que hay grises, Abril en PAris, pero como esos labios rojos pasión que a veces pintas, la vida, a veces es rojo pasión, que si no desaparecemos en un mundo en blanco y negro.
Estoy también de acuerdo con Ramón en que toca renovarse o morir. La cuestión es que como dijo Cristo en Jesucristo Superestar: "Siempre habrá pobre y habrá pobreza", que está relacionado con lo de la lucha de clases de Marx. Siempre habrá trabajadores que. Y aunque soy más libertario que otra cosa, estoy viendo que Marx no andaba descaminado sobre la autodestrucción del capitalismo. Inocente de mí, me creía lo de Zapatero y Obama y el G-20 de hace un par de años: que aprovechando esta crisis generada por el capitalismo enfermo había que refundar el capitalismo (lo de renovarse o morir, vamos. Renovado el sistema, es más fácil que las instituciones y las normas que la conforman también se renueven). De cualquier forma, voy a abrirme ahora mismo la orejeras y darle un lavadito a mis ideas, izquierdosas a fuer de libertarias.