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martes, 29 de marzo de 2011

Gabriel Celaya, poeta y esposo de Amparitxu




“Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse”


Del mismo modo que muchos pensaban que Antonio Machado y Miguel Hernández eran los letristas de Serrat, muchos creían que Celaya lo era de Paco Ibáñez. El legendario recital de 1969 que ofreció el cantautor en el parisino teatro Olimpia, cuando España era una lúgubre y miserable cárcel, tuvo un largo recorrido y sirvió para que muchas personas tomaran contacto con poetas cuya arma era la poesía, “un arma cargada de futuro”, como apuntaba el poema de Celaya.

Los amigos de las efemérides sabrán que este año es de récord en lo que respecta a Celaya, que el poeta nació un 18 de marzo de 1911 y murió un 18 de abril de 1991, cien años de su nacimiento y veinte de su muerte.

Su verdadero nombre, Rafael Múgica Celaya, tuvo que esconderlo a sus padres cuando empezó a publicar poesía, por lo que adoptó el seudónimo de Gabriel Celaya. Rafael se vino a Madrid desde su Euzkadi natal para estudiar ingeniería industrial y vivió, como no, en ese centro de agitación cultural que fue la Residencia de Estudiantes, por donde pasaron Lorca, Buñuel, Dalí… "Era un sitio fabuloso. Todos éramos libres, pero nos imponíamos un orden. Era un sitio fantástico encontrarte en los jardines con Juan Ramón o Unamuno. Es lo que más agradezco a mi padre, que me hubiera llevado a la Residencia de Estudiantes", explicaba el poeta en una entrevista.

En el año de la tragedia hispana, 1936, combatirá el golpe de Estado como voluntario en el ejército republicano, siendo capitán de gudaris en Bizkaia, por lo que fue detenido en 1937, con la caída de Bilbao. Más tarde ingresaría, de la mano de Semprún, en el PCE, donde estuvo hasta su muerte. Pero Celaya no es sólo él y así lo contó: “todo lo que soy como poeta y como persona se lo debo a mí mujer”, Amparo Gastón, Amparitxu.

La poesía de Celaya se movió con los tiempos, pero nos quedó muy claro para qué era su poesía:

“Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica”.


Sobre Celaya, pincha AQUÍ.

Y ahí va ese video de Paco Ibañez con La poesía es un arma cargada de futuro, pero algo actualizada. El poema original un poco más abajo.





LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.

2 comentarios:

  1. Querida persona anónima, Supongo que su comentario se refiere hacia mi persona, por ello le agradezco que la considere "única".
    Si se refiriera a mí como varón, evidentemente no sería "único", sino uno de tantos.
    Saludos al viento del anonimato.

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