La foto se puede disfrutar pinchando AQUÍ.
En Madrid las esquinas del centro están repletas de mendicidad. No es extraño que en esos cruces de camino se detenga una superlimusina como la de la fotografía. No es extraño que en la ciudad de la contaminación por diesel los ciclistas tengan que abrirse paso entre tubos de escape envenenados. No es extraño que en la capital del atasco el personal use el coche hasta para cruzar de acera, cuando no monstruos como el de la foto.
Nada es extraño en el transporte en Madrid, ni siquiera que el consejero del ramo no sepa que existe un billete llamado Metrobus, cuya tarifa aplica inmisericorde.
Es Madrid, ciudad y región de contrastes.
Como es ciudad y región de contrastes sabemos que no es oro todo lo que reluce.
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