La otra noche, en la 2 de Televisión Española repusieron el primer
largometraje de José Luis Garci, Asignatura
pendiente, una cinta repleta de actualidad en aquel 1977 de Transición; aquel 1977 de miedo, de lucha y
sangre. En la película aparece en varios planos, en la casa del abogado
laboralista, una reproducción de El
Abrazo, ese cuadro símbolo de reencuentro, de consenso, tolerancia y pluralidad.
Símbolo también de las Comisiones Obreras. Ahora, El Abrazo, ha sido liberado y podrá ser contemplado.
En las izquierdas somos muy
torpes a la hora de asentar símbolos. El
Abrazo es muestra de ello. Como El
Guernika de Picasso es un símbolo por la paz en momentos especiales de la
historia. Fue esta obra creada por el valenciano Juan Genovés en 1976 y reproducida
en cartel para Amnistía Internacional durante la transición española. Más tarde
se convertiría en la escultura El Abrazo,
como homenaje a los abogados comunistas y de CCOO muertos en su despacho de la
calle Atocha. Será también símbolo de las Comisiones Obreras de Madrid desde el
25 aniversario de la creación de éstas (más allá de la dificultad para poner
una fecha concreta al nacimiento o nacimientos del sindicato).
La escultura que inunda la plaza
de Antón Martín de Madrid fue promovida por las Comisiones Obreras de Madrid e
inaugurada, cosas del destino, el mismo día en que se perpetraba el tamayazo, aquel golpe de estado que
padeció la Comunidad de Madrid y que tan bien nos narró Felipe Serrano.
Gracias a este símbolo tan
madrileño también, la nueva alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, otrora
abogada laboralista, se refiere con frecuencia a Madrid como “la ciudad del abrazo”.
El cuadro malvive en los
almacenes del Museo Reina Sofía a pesar de que desde las Comisiones Obreras se
viene insistiendo desde hace ya muchos años para que sea liberado y pueda ser disfrutado. Otra forma, además, de no
perder la memoria, que hasta en las propias Comisiones Obreras, con las peleas diarias, parece que se olvidan los orígenes a
pesar de la juventud de la organización.
El Abrazo, como el Gernika,
no dormía en casa. Hasta 1980 estaba expuesto permanente en la galería
neoyorkina Marlborough, fecha en la que fue adquirida por el Ministerio de
Cultura para que fuera visitada en el Museo de Arte Contemporáneo para, con el
tiempo, acabar en la oscuridad de un almacén. No quiero yo contribuir a esa
oscuridad, por eso pienso que habría estado mejor en Nueva York si el objetivo
era despreciarla a pesar de su gran contenido simbólico. Un contenido simbólico
que no alienta violencia, sino todo lo contrario.
Ahora, gracias a una iniciativa
del Grupo Parlamentario de Izquierda Unida, el cuadro se va a poder ver en las
paredes del Congreso de los diputados. No entiendo por qué no se puede ver en
las paredes del propio museo Reina Sofía. Doctores tiene la Santa Madre Iglesia
en todos los ámbitos.
Para saber más:
Reportaje de Rodolfo Serrano en El País, en enero de 2001 aquí.
La información en El Diario.es, aquí.
Y una entrevista con Genovés sobre el asunto, en este video:
Muy gua Alfon. Un abrazo, este mio no de Juan Genovés, je je
ResponderEliminarGracias a ti, maestro y promotor de abrazos.
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