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domingo, 18 de octubre de 2015

Escándalo televisivo en el debate Podemos/Ciudadanos

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Ahí arriba a la derecha, permanentemente "Coca-Cola".
Han sido días y días hablando del debate entre Pablo Iglesias y Albert Rivera, entre Podemos y Ciudadanos, los partidos emergentes, nuevos, jóvenes, espontáneos en una cadena nueva, joven, espontanea como es la Sexta. Una cadena que al fin y al cabo es una empresa privada…

Quizá la edad y la experiencia me hacen ver cosas… como le ocurría en El Sexto sentido a Bruce Willis. Pero creo que no. Quizá se me acuse de casta, pero la pela es la pela. Se ha criticado estos días la puesta en escena de los debates televisivos clásicos o castosos. Que si se negociaban tiempos, quién empezaba, quién terminaba, la temperatura del estudio…

Plano repetido mil veces con Coca-Cola.
Hoy hemos asistido a algo diferente en cursiva. Nos aseguran que no se ha negociado nada y, venga,  a pesar de ser ateo me lo creo.  Pero… ¿ese decorado repleto de anuncios de Coca-Cola y botellas alcohólicas no estaba negociado? Los responsables de comunicación de Podemos y Ciudadanos no han visto esos cartelazos de Coca-Cola. ¿Estos son los políticos que han estudiado y estudiado y les cuelan una de primero de Periodismo?

No es ya el problema laboral que padece la plantilla de Coca-Cola en (Madrid) y no voy a entrar en los matices políticos de la nueva jefa de Coca-Cola en la península, es que estamos hablando de publicidad estática en un decorado durante un debate político con audiencia millonaria. Eso no es gratis.

¿Jovenes, espontaneidad, pardillos o demasiado listos? Algo no me ha cuadrado. O somos todos tontos, o Coca-Cola es algo espontaneo, o esto es un escándalo televisivo de esos que nadie va a ver. No interesa.

2 comentarios:

  1. Si no se fujan en estos detalles, apaga y vámonos.
    Si estos son los que ha de velar por nuestros derechos hemos de tener claro que van a sucumbir. De uno de ellos te lo puedes esperar, porque va abiertamente a cualquier evento organizado por empresarios de postín.
    Del otro ya no sé que pensar. Es como el Guadiana, cuando aparece lo hace raro, y cuando desaparece resulta extraño.
    En una conversació encendida que mantuve con alguien en quien confío ya sospesé seriamente la opción de votar nulo. No me valen ni los unos ni los otros. De los unos porque soy de izquierdas, y los otros porque sigo siendo de izquierdas.
    No me van ni las oscuridades ni las medias tintas, pero tampoco soy bipolar. Al menos a nivel estatal.

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    1. Los detalles son más que importantes. Y yo, a día de hoy, sinceramente confieso que no tengo ni idea qué hacer el 20-D. Iré a votar porque me niego a no votar, pero el panorama es muy desalentador.

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