La historia empieza en un caserío guipuzcoano y un chaval al que reclutan para la primera guerra carlista, una guerra que no debemos olvidar y que a veces parece que no ha finalizado. En la más profunda tradición rural, yo creo que como en todas las ruralidades mundiales, el padre (pater familias en la antigua Roma) elige cuál de los mozos machos va al frente y cuál se queda a trabajar en el caserío.
A la vuelta de la guerra, el hermano que se quedó en el caserío ha crecido mucho, mucho, pero mucho. Que no es que de un estirón, no. Es que se ha convertido en un gigante. La peli, que pude ver en octubre, durante la sequía de este lago, es magnífica y basada en hechos reales. En el Festival de San Sebastián logró el Premio Especial del Jurado y resulta que a los Goya va con ¡13 nominaciones! Y es que Aitor Arregi y Jon Garaño (sí, los de Loreak) han firmado una cinta extremadamente cuidada en cada detalle.
Es recomendable verla en euskera, porque aunque resulte paradójico, algunos detalles (como el viaje a Madrid) resultan más redondos con las dos lenguas. Y oigan, esa riqueza que tiene la península ibérica con sus lenguas.
En Handia hay muchos elementos contrapuestos: pobreza, fortuna; tradición, modernidad; el mundo rural del caserío y el urbano de Madrid, Bilbao, Londres…; pero también el amor-odio de relaciones fraternales y freudianas paternas.
No sé en otros lugares, pero en Madrid, aún se proyecta en alguna sala, quizá tras los Goya sufra la alegría de las reposiciones.
País: España.
Dirección: Jon Garaño, Aitor Arregi.
Guion: José Mari Goenaga.
Reparto: Joseba Usabiaga, Eneko Sagardoy, Ramón Agirre, Iñigo Aranburu, Aia Kruse, Iñigo Azpitarte.
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