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martes, 17 de noviembre de 2009

Partir, deseo, pasión y la Cenicienta que no quería comer perdices

El problema es que he ido a ver Partir, el mismo día en que leía, ya en papel, que está en las librerías, el magnífico cuento La Cenicienta que no quería comer perdices de Nunila López y Myriam Cameros. Como dicta la tradición cuentista, al príncipe de esta Cenicienta le encantaban las perdices, mientras que ella era vegatariana (vegetariana que quiere ser vagana)…La solución era más sencilla de lo que parecer: decir "Basta".

Partir, la película de la directora Catherine Corsini, es una tragedia cuya cuarentona protagonista Suzane (interpretada por una magnífiva Kristin Scott, también dice "¡Basta!", y lo dice a las bravas, en el primer minuto de la cinta, que la película comienza por el final.

Suzane es una burguesa casada con un médico prestigiosillo con mucho poder en su ciudad, que medio anda metido en política. El matrimonio tiene un hijo y una hija adolescentes. Suzane abandonó su profesión, fisioterapeuta, para dedicarse a la familia y ahora va a retomarla montando una consulta propia. Para ello necesita emprender una reforma, y ahí es donde aparece Iván, un obrero de la construcción catalán, interpretado por Sergi López, (vaya racha que lleva después del Mapa de los Sonidos de Tokio...)

El deseo y la pasión surge y revienta, y Suzane decide divorciarse. La violencia de género toma posiciones. Primero físicamente y después por la vía del ahogo económico y el chantaje. La obsesión del marido es cuántas veces se ha acostado con el obrero su mujer y que ésta vuelva a casa. Es interesante la reacción de la hija, que rechaza a la madre, y del hijo, que se alía con ella.

La directora considera que la película es feminista porque es la historia de una mujer capaz de abandonar un medio social, de emanciparse al precio que sea. En mí opinión la peli refleja la lucha de esa mujer por acabar con sus sentimientos de culpa y por liberarse de la cárcel de marfil en que vive. Pero no me queda tan claro que se libere completamente. Al fin y al cabo dice ¡Basta! a su príncipe azul, pero por la pasión y el amor romántico, finalmente trágico hacia otro hombre.

Casi hubiera preferido que esa mujer rompiera, pero no por otro hombre, sino por ella, como la Cenicienta que no quería comer perdices.

Dicho esto, Partir merece la pena. Mantiene la tensión a pesar de que nos sepamos el final desde el principio. Odiamos a ese marido que viola en todos los sentidos a Suzane y al final, al encender las luces, la sala mantiene un sepulcral silencio.

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2 comentarios:

  1. pero bueno capullín! Tú qué?... Te pasas todo el día en el cine?

    Joder... yo de mayor quiero ser periodista. Esta visto que esto de mi trabajo no me deja tiempo para nada.

    Menos mal que de las pelis... me entero por tu blog ;-)

    Un abrazo Alfonsete.

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