¿Cómo es posible que la Iglesia, inventora de la Inquisición, celebre que tres magos fueron a adorar al niño Jesús? Joé, pero si a los magos y a las brujas hay que quemarlos. Vamos, que a los magos y a las brujas los quemaban, sin embargo, estos tres, anduvieron por Belén con patente de corso.
Y es que, más allá de que los reyes magos existan y vengan esta noche a las casas a dejarnos regalos o carbón, lo de estos tres es de traca, de trío la la la, de tres eran tres… Andaba yo ayer por la calle Mayor y me metí en una librería muy de asuntos madrileños. Con la excusa de mirar libros pues estuve guareciéndome de la lluvia un buen rato. Allí vi algunos ejemplares sobre la celebración de la Navidad en Madrid desde tiempos remotos y sobre curiosidades de estas fechas. Luego me picó la curiosidad y ya me pasé horas de un libro a otro indagando sobre los tres magos, que además eran reyes y que compiten en España con Papá Noel.
El único que cita a los reyes magos en los evangelios fue Mateo, y apenas dejó pistas. Es más, en ningún momento dice que fueran reyes, ni que fueran tres. Lo que dijo está escrito en Mateo 2, 1-12. Pincha aquí y lo lees. Verás que habla, simplemente, de "unos magos". Con estas pistas, ni el CSI. En los primeros siglos de cristiandad siempre se hablaba de un número indeterminado de magos. En las primeras representaciones (de esto tiene que saber Iconos Medievales) se pintaban dos, cuatro, media docena…Para la Iglesia Siria y Armenia eran 12, como los apóstoles o como simbolismo de las 12 tribus de Israel. Pero agarrate, que para la Iglesia copta eran setenta, de los que tenía a bastantes lo suficientemente ubicados como para darles nombre.
Y como en estas cosas de la Iglesia suele ocurrir, en el siglo III, un teólogo cristiano con el curioso nombre de Orígenes se empecinó en que, por sus santos hábitos, los magos (ojo, que todavía no eran reyes) eran tres. Y punto. Y a partir del siglo IV la cosa cuajó.
También a mediados del siglo III surgió la segunda ocurrencia. Fue cosa de un abogado y teólogo cartagines: don Quinto Septimio Florencio Tertuliano. Esta ocurrencia calma mi ansiedad, surgida por la cosa de que tres magos, en vez de condenados, fueran protagonistas principales en el nacimiento de Jesús. La cosa evidentementeno cuadraba. Tres magos…, no podía ser. No se puede poner al zorro a guardar las gallinas. En realidad cuando hablamos de magos nos referimos a astrólogos, que mogu en persa significa astrólogo. Pero para el caso era lo mismo, que la Iglesia también quemaba astrólogos, y astrónomos y lo que se le puesiese (o ponga) por delante.
Tan astrólogos eran los magos que al principio se les representaba con el gorro frigio típico de los sacerdotes-astrólogos del dios persa Mitra. Posteriormente este gorro ha sido símbolo de la libertad, de la república francesa (y de la española), de la masonería incluso. La ilustración que pongo es un mosaico de San Apollinaire (Ravena), del siglo VI. Como vemos, los reyes magos conservan aún en ese siglo su ropaje persa y los gorros frigios.
Pero volvamos a Tertuliano. Que lo de este hombre fue de Pedro J. Un día, de buenas primeras, se le ocurrió decir solemnemente: "Nam et Magos reges habuit fore Oriens". Y como no tengo a mano a la sita Esperanza (mi profa de latín de hace unos lustros), pues me copio. Tertuliano se inventó una exclusiva de primera página de periódico amarillo: "Se ha sostenido que los Magos eran reyes de Oriente". El único argumento para sostener esto no era ni el Titadine ni la Orquesta Mondragón, sino un Salmo sacado de contexto a modo de profecía en el que se mencionaba a los reyes de Tarsis y los soberanos de Seba y Saba. Esto de aquí. Total que coló lo de los reyes y empezaron a pintarles la coronita.
Lo de los nombres es otra movida.En el siglo IX en el Liber Pontificalis de Ravena se menciona a Bithisarea, Melichior y Gathaspa, aunque tres siglos antes, en el mosaico de los gorros frigios de arriba ya aparecen los nombres de Baltasar, Melchior y Gaspar (en la parte de arriba, que está cortada la imagen). Tres nombres que cuajaron más que otros que también se les daba como: Apellicon, Amerim y Serakin, entre los griegos; Kagpha, Badadilma y Badadakharida, en Siria; Ator, Sater y Paratoras en Etiopía…
Y otra cosa. Si nos fijamos en el mosaico… ¡Aagggh! ¡No hay rey negro! Y es que hasta el siglo XVI no se decidió que Baltasar fuera negro. En aquella centuria, a la Iglesia católica en otro alarde manipulador, pues le interesó que hubiera un negro para identificar a los tres magos, bueno ya sí reyes magos, con los tres hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet, representantes de las tres partes del mundo y las tres razas humanas que lo poblaban en aquellos días. Así, Melchor = Jafet = europeos; Gaspar = Sem = semitas de Asia; Baltasar = Cam = africanos. Esto viene muy bien para los crucigramas.
Pero ¡Aaaaagh! Se acababa de descubrir América y la Iglesia se plantea representar a los habitantes de la nueva tierra. Pero un hubo forma. ¡Ahora iban a poner un cuarto rey! ¡Ahora iba a tener que tener un cuarto hijo Noé! Ni de coña. Se intentó acabar con Baltasar y poner un indio y así se hizo en algún cuadro (Retablo del Altar de los Reyes Magos de la catedral de Hale, de Hangs Baldung), pero no tuvo éxito el invento, no.
Luego la cosa se lió y la mezcla de católico y español hizo que a mediados del XIX (con la incipiente industrialización) los tres reyes magos de oriente empezaran a dejar regalos en casas de los niños y las niñas españolas. Fundamentalmente por competir contra alguien, que la bronca es extrema contra Papá Noel, en realidad otro otro cristiano: San Nicolás también reconvertido de tradiciones paganas. Eso sí, de la Iglesia de Oriente. El rollo es que sales de España y, salvo algún país latinoamericano, los reyes magos no suelen parar. Pero bueno, la tradición de hacer regalos en invierno, costumbre ancestral previa al cristianismo la cumplimos de una forma u otra. Quizá con exceso consumista, pero esa es otra historia.
Lo que espero es que no tuvieran razón los coptos, porque como tengan que pasar por casa setenta magos, lo llevamos chungo. Aunque, quien más quien menos se sabe la verdad de los reyes magos. Si dudas lo puedes ver aquí. No te traumatices, por favor.
Además de recomendaros la entrada de mi amigo Crespo que puedes leer aquí, os invito a ver cómo realmente debió ser la cosa de la llegada de los magos. Merece la pena:
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Ante semejante erudicción me quedo sin palabras.
ResponderEliminarDe todas formas ¿ por qué no me extraña nada ?..
Perderse en una libreria es uno de los placeres que uno debe permitirse, sea por la lluvia o por
los libros en si mismos. Nunca sabes que puedes
encontrar..
Abrazos.
P.D. Si te pasas por El Apartamento en Paris verás
ResponderEliminaralgo que de alguna forma tu sugeriste.
Saludos afectuosos.