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martes, 2 de febrero de 2010

La rehabilitación. Gracias España

Cuando cayó enfermo mi ordenador hice lo que cualquier español en un caso similar. Esto es, repasar la lista de amigos, amigas y amiguetes que podían sacar del marrón.

Primero llamé a Carlos, que recientemente ha sido padre por tercera vez. Carlos fue quien me colocó al chaval hace ya más de tres años por su directa relación con Hache Pe. Me empezó a decir cosas raras hasta que le paré, y decidimos que, o venía a casa entre pañales, baberos y tareas infantiles o que me echara al chaval en brazos y lo llevara a una tienda especializada.

Con esto telefoneé a Raúl, que pilota de antivirus y tal. Me dijo un par de cosas que ya había yo hecho y otro par de cosas que era imposible hacer porque las constantes vitales del enfermo estaban bajo mínimos. Al día siguiente tenía en mi poder, vía mensajero, un antivirus que detecta hasta las pelotillas del ombligo del ordenador. Pero como el PC no funcionaba, (no confundir con PCE, que hay gente pa tó) no podía pasar el magnífico antivirus ni desinstalar el maldito traidor del Norton (ya he puesto el nombre). El Norton es incapaz de detectar un desembarco de la Sexta Flota.

Así las cosas telefoneé a Germán, El Neutrino, el doctor en Ciencias Físicas. Pero no le llamé por su doctorado, sino porque me sonaba que uno de sus hermanos (son un porrón) trabajaba en asuntos de estos, de ordenadores enfermos y medio muertos. Raudo me dio las coordenadas para localizarle por si la cosa se ponía fea. Finalmente no fue necesario.

Y aquella mañana en que todo era oscuridad en mi alma ante el estado de mi C.P.U., Javi me dio ánimos en el ascensor, ofreciéndose como sólo la juventud se ofrece ante una situación que para los mayores de 40 parece insalvable. Gracias a los mencionados y a:

- el otro Raúl que se interesó cuando el asunto empezó a oler mal con la aparición de los dos acentos misteriosos,

- Javier (no confundir con Javi), el hijo del marido de una hermana mía, que me hizo unas recomendaciones que me sirvieron para prolongar unos días la agonía,

También, como no, a amigos y amigas de face book que colaboraron intensamente cuando surgió el asunto de los acentos dobles, con comentarios como:

- Ana Manzano Peral: Antivirus.
- Germán Temprano: No poner acentos.
- Antonio García Cordero: Revisar el teclado, o está estropeado o mal configurado.
- Emiliano Rosenborg: escribir una vocal después del acento.
- Carmen Salamanca Casero: Ordenador jodido.... lo siento. No pongas acentos. No tengo ni idea.

También agradezco a mis diversos superiores en el mundo laboral que se hayan preocupado por la situación de mi computadora, a pesar de que mi PC nada tiene que ver con mi trabajo. ¿O sí?

Y a compañeros como Mariano Asenjo, el autor del libro de Malagón, el falsificador del PCE (no del PC), que ha escrito en su casa cosas que debía haber escrito yo. O a mi otra hermana, que me ha pasado un portátil, El metadona le llamo yo, que es una monada y me ha ayudado a superar los monos insoportables. Determinadas páginas web pierden mucho en una pantalla de 13 pulgadas. Todo hay que decirlo.

Por su puesto, agradezco a Yolanda y Sara haber sabido comprender los difíciles momentos vividos, aunque en el fondo han agradecido mis prolongadas ausencias y el evitar esas llamadas del tipo: “dejaaaaaaaaaaa ya el ordenador y vamos a cenar”. O preguntas del tipo: “¿Otra vez al ordenadoooor?”, después de cenar.

En fin, agradezco a España haberme enseñado que los amigos están para esto. El ordenador está en rehabilitación, que ha perdido mucha sangre. No sé si volverá a ser el mismo, pero bueno, he saludado a gente que hacía mucho que no veía… Y además tuve que coger un par de taxis para el traslado. Pero eso es otra historia.

Y este video, pues para todos los amigos y amigas:


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