Existe una campaña contra Garzón. Y, no nos engañemos, existe otra, o quizá la misma, contra los grandes sindicatos: CCOO y UGT. Yo, por una cuestión de edad, no pude luchar contra el franquismo, como la mayoría de los que habitamos España. Pero aún estoy, aún estamos a tiempo. Que parece que Franco vive. Vive en una Justicia y unos jueces que todavía no han hecho la transición. Vive en los terrenos, en los inmuebles que robaron los franquistas a los perdedores en pueblos y ciudades. Vive en esa Iglesia católica que celebra que en abril “el ejercito rojo quedó cautivo y desarmado” y en noviembre la muerte de Franco. Sí quedó cautivo y desarmado el ejército de la República de España. Y quieren seguir humillando.
Garzón ha tenido la desfachatez de tirar del hilo del caso Gürtel y de investigar los crímenes del franquismo. Unos crímenes intuidos pero desconocidos. Hasta hace muy pocos años no existía conciencia colectiva de los cadáveres que poblaban cunetas, precipicios, bosques…
Garzón, además, se ha metido con el caso de corrupción político más importante de la democracia y, los vasos comunicantes de los suburbios fétidos del fascismo español hacen que el juez que juzga la corrupción y el franquismo sea juzgado por los franquistas y los corruptos (a efectos legales diré que no utilizo el término “presuntos” por estética literaria).
Franco vive porque Falange no sólo no es ilegal, sino que tiene la desfachatez de acusar a sus víctimas. Siguen paseando con sus cinchas negras, a sus anchas, entre nuestros temores. Y nadie se asombra. Parece que no nos asombramos.
¿Pero cómo nos vamos a asombrar si en estos mismos días una diputada del PP, en el Parlamento andaluz, aseguraba que “el campo estaba mejor con Franco”? ¿Cómo nos vamos a asombrar si Esperanza Aguirre llegó a la presidencia de la Comunidad de Madrid tras un seudo golpe de mano a la democracia?¿Cómo nos vamos a asombrar si el PP acusa a la policía de España de inventarse pruebas contra los corruptos de su partido? ¿Cuándo gobiernan ellos la policía se inventa pruebas? ¿Cómo nos vamos a asombrar si Jaume Matas, del PP, evita la cárcel porque paga tres millones de euros de fianza gracias a su mano con determinadas entidades financieras, esas que ahora no nos dejan ni un euro a los mortales? ¿De dónde ha sacado tres millones de euros?¿Cómo nos vamos a asombrar si el tesorero del PP, el tal Bárcenas, rodeado de pruebas sigue siendo senador? ¿Cómo nos vamos a asombrar si el sustituto de Bárcenas como tesorero del PP, Romay Becaría, fue secretario de Estado de Sanidad durante el franquismo, y estrecho colaborador del propio Arias Navarro?
Los interrogantes no se acaban.
Pero hagamos paralelismos. ¿Alguien se imagina que una diputada del Partido Liberal alemán afirmara que “el campo alemán estaba mejor con Hitler? ¿Se imagina alguien que en cualquier país de nuestro entorno alguien accediera al poder tras la evidente compra de dos diputados? Se imagina alguien a Bush denunciando sin pruebas que la policía estadounidense prepara pruebas falsas sobre Guantánamo? ¿Qué político de Europa occidental, más allá del entorno de la mafia, tiene tres millones de euros para evitar la prisión? ¿Qué democracia soporta que un representante esté acusado de corrupción hasta la médula y no dimita? ¿Se imagina alguien que en Rusia el hombre de confianza de Breznev llevara las cuentas del partido de Putin?
Desde muy pequeño he rechazado aquello de Spain is diferent, pero, a veces, doblo.
La transición se hizo como se hizo. No hubo ruptura. No hubo fusilamientos como hicieron los vencedores de la guerra. Ni siquiera hubo cárcel contra criminales y/o simples ladrones. Los españoles no querían más sangre, no querían más violencia. Pero los franquistas de ilustre apellido, incluido el nieto del innombrable que se pasea con pistolas por las calles de España, además se aferraron en pilares del poder. Curiosamente, la transición llegó al ejército pero no ha llegado ni a muchos sectores empresariales, ni a la Justicia.
Mañana es víspera del 14 de abril, aquella jornada de sueños. Aquel día en el que España podía haber arrancado. Este año el 14 de abril está rodeado de miseria. Los vasos comunicantes del franquismo, Falange, sin ningún pudor, funcionando a tope.
Algo hay que hacer. Todavía podemos luchar contra el franquismo. De momento, mañana en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. A partir de las 11,30 horas convocados por CCOO y UGT.
Aquí os pongo un video que recobra actualidad:
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Cuando esta carta llegue a ti, ya no existiré. Y aunque mamá te explicará porqué no estoy, debes de saber, que he vivido hasta el último instante de mi vida con mucha honra y mucho orgullo, y siempre fiel a mi ideal. No fui un cobarde, no robé a nadie, luché sin tregua hasta el final. Y he muerto dando la cara al enemigo.
Si cien vidas tuviese, las cien daría por defender a la República.No creo que el Fascismo consiga vencer. Pero si la maldad de los falangistas pudiera más que la razón, no ayudes nunca a mis asesinos, no hay que tener consideración, que hoy no la tienen hacia nosotros. En algún momento podrás saber de todas las atrocidades que han cometido.
Solo te pido que cuides a mamá, a tus tíos y a tus abuelos. Y mira bien por tu hermano, no os peleéis y trata de ayudarle, y que él te ayude siempre.
Salud y felicidad, mi último pensamiento será para vosotros"
Todo lo que magníficamente comentas Alfonso no ocurriría sí en nuestro país se hubiese producido una revolución al + puro estilo del de la tan querida "Revolución francesa de 1789", gracias a la cual fueron arrancadas esas raíces tan poderosas y dañinas de la Iglesia Católica de la que tanto se habla en estos momentos.
ResponderEliminarSobre los militares y la Falange españoles, te comento que en Larache (Marruecos), donde nací, "únicamente" fueron fusilados en julio del 36´s por los militares rebeldes dos tenientes republicanos que gritaron al caer "Viva La República" (la "L" con mayúscula, p.f.) y el resto de los republicanos (muchos) lo fueron por la Falange. Los sacaban de sus domicilios de madrugada con el "visto bueno" de la Iglesia y los ejecutaban ipso-facto, sin ninguna piedad.
Concluir deseando que pronto podamos disfrutar en la península Ibérica de la III República española.
Romualdo