A pesar de los 120 años del Primero de Mayo, en nuestro país, manifestarse para celebrar esta histórica fecha no ha sido legal ni en cuarenta ocasiones, lo que dice mucho de los gobiernos que ha tenido este país. Sólo durante la II República y desde 1978 ha sido posible manifestarse sin restricciones. Pero el Primero de Mayo es un triunfo internacional de la clase trabajadora que atemorizó, y atemoriza, a los poderosos.
La consecución de la jornada de ocho horas fue la pelea de las organizaciones obreras en las postrmerías del siglo XIX. El detonante de la celebración de esta fecha, los violentos sucesos de Chicago de 1886, que concluyó con la farsa de juicio que llevó a la horca a cinco anarquistas: Spies, Parsons, Fischer, Engel y Linng.
El 1 de mayo de aquel 1886 debería haber entrado en vigor la jornada de 8 horas en Estados Unidos. En muchas ciudades del país, durante el mes de abril se accedió a esta reivindicación, pero en Chicago la patronal se opuso frontalmente.
La herramienta de la clase trabajadora: la huelga. A principios de mayo en Chicago, más de 40.000 personas no acuden a sus puestos de trabajo. En ese ambiente, los anarquisas convocan un mitin, el 4 de mayo por la tarde en la plaza de Haymarket. Cera de 15.000 personas acuden a la plaza para escuchar a los líderes anarquistas August Spies, Albert Parsons y Samuel Fielden.
Al finalizar el acto, la policía carga contra los asistentes. Entonces, alguien lanza una bomba contra las fuerzas policiales. Estos reclaman refuerzos y se inicia un tiroteo indiscriminado contra los trabajadores.
Tres años después, el Congreso Internacional Obrero Socialista, al que acudió Pablo Iglesias en representación de los socialistas españoles, aprueba una resolución por la que se decide celebrar una manifestación internacional el Primero de Mayo, a partir de 1890, para reivindicar la jornada laboral de 8 horas. Con esa fecha se conmemoraba la tragedia ocurrida en Chicago tres años antes.
En España, aquella manifestación de 1890, promovida por los socialistas fue un clamoroso éxito en muchas ciudades, como Madrid o Barcelona. El año siguiente, el Gobierno conservador de Cánovas prohíbe las manifestaciones, permitiendo sólo mítines en locales cerrados. Hasta 1931 habrá años más o menos permisivos, dependiendo también de los gobernadores de las ciudades.
En aquel 1931 el Primero de Mayo se convierte en una prolongación del 14 de abril. Las calles se desbordan de gentes, de alegría, de libertad. El propio presidente de la República de España, don Niceto Alcalá Zamora, se dirigió a los manifestantes desde el balcón presidencial (ver el video del final).
Pero la alegría y la libertad duró poco, el Golpe de Estado de Franco las asesina. El Primero de Mayo vuelve a ser prohibido, pero los españoles siguen manifestándose en el exilio y la clandestinidad. La fuerza de la fecha hace que los poderes fácticos, la Iglesia de Pío XII y la dictadura franquista, tengan que inventarse una celebración en 1956 (pincha aquí): San José Artesano, pero esa cosa impuesta no cuaja. No se pueden poner puertas al campo.
Los años finales del franquismo y la transición son duros, mu duros. La represión policial fue tremenda en 1976 y 1977. En este último año, los sindicatos son legalizados el 29 de abril, pero prohibida la manifestación. Habrá que esperar un año para que las calles vuelvan a desbordarse reivindicando y festejando. En 1978 vuelve el color, la alegría y la libertad. Vuelve la primavera de los trabajadores. Y los poderosos siguen preocupados por esta fecha repleta de fuerza internacional.
Aquí os pongo unas imágenes casi inéditas. Son las únicas de aquel histórico 1 de mayo de 1931 en Madrid:
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