Una magnífica ilustración de Kalvellido, nos adentra en una novela imprescindible para conocer esa memoria de nuestro país que se quiere ocultar.
En los primeros compases del libro, Enriqueta de la Cruz nos cuenta una historia terrible, dura, de perdedores, o mejor, de perdedoras. Una historia que con un lenguaje muy periodístico, lleno de elocuencia y dinamismo, hace que devoremos los capítulos en busca de verdades, desgranando tantas historias, tantos miedos y locura, tanta maldad, tanta humillación, como personajes desfilan por sus páginas.
La historia está basada en hechos reales y puede ser una de tantas que han padecido miles de familias españolas. Ésta se desarrolla en tierras de Extremadura, lugar históricamente olvidado en nuestro país y al que, de alguna manera se rinde homenaje. De la Cruz nos regala con vocablos muy presentes en Extremadura, ese lenguaje que sigue con vida en las familias.
Así, podemos descubrir, por ejemplo, que una "piompa" es una derechosa, una fascista. O ese listado de la página 359: Expelechado, Chobo, arrecolgarse, arreate, arrepío, besera, cagueta, chiquino, picón, chupe, jediondo, jeringo, haragán, moniato, mordicá, calabaso...
El lenguaje es instrumento pero también lo carga el diablo, es manipulador de conciencias, como el ejemplo que aparece en la página 33 de la novela: "En el Congreso de los diputados se desplegó por aquellos días una bandera republicana durante un acto de homenaje a supervivientes de las cárceles franquistas, aunque no se les llama así, desde luego, se les llama expresos..."
Y es a través de un cuidado lenguaje como la novela hace un repaso a lo que supuso el golpe de Estado de Franco. Un golpe que se ha perpetuado. "Son los mismo, los mismos", repite una de las protagonistas en sus últimos días.
Novelas de este tipo hacen falta muchas, porque, como explica la autora en el epílogo, "durante la investigación puede comprobar la falta de respeto que aún se tiene para con los republicanos y la paciencia y entereza de los pocos supervivientes del terror franquista". Y todo ello, desde la intriga. Una invitación a escarbar en nuestro pasado. En el de nuestras familias.
Espero poder charlar con la autora sobre la novela y la investigación que ha llevado a cabo.
Memoria vigilada está editada por la Editorial Silente.
Os vuelvo a poner un video que colgué en abril. La letra es una carta de un padre a su hija:
La letra:
Cuando esta carta llegue a ti, ya no existiré. Y aunque mamá te explicará porqué no estoy, debes de saber, que he vivido hasta el último instante de mi vida con mucha honra y mucho orgullo, y siempre fiel a mi ideal. No fui un cobarde, no robé a nadie, luché sin tregua hasta el final. Y he muerto dando la cara al enemigo.
Si cien vidas tuviese, las cien daría por defender a la República.No creo que el Fascismo consiga vencer. Pero si la maldad de los falangistas pudiera más que la razón, no ayudes nunca a mis asesinos, no hay que tener consideración, que hoy no la tienen hacia nosotros. En algún momento podrás saber de todas las atrocidades que han cometido.
Solo te pido que cuides a mamá, a tus tíos y a tus abuelos. Y mira bien por tu hermano, no os peleéis y trata de ayudarle, y que él te ayude siempre.
Salud y felicidad, mi último pensamiento será para vosotros"
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