Están en el madrileño Nuevo Apolo, o sea que dentro de un contexto geográfico: Allá donde ya huele a Lavapies. Uno, que no es mucho de musicales con este se lo pasó muy bien. Claro, es irreverente, golfo, incorrecto, algo canalla…, calificativos que se adaptan a los temas que van saliendo: racismo, sexo, homosexualidad, sexo, drogas, porno en Internet, solidaridad, sexo, hipocresía, sexo, incluso creo que al final menciona alguien a ZP. No sé si a modo de morcilla o siguiendo el guión. Aunque creo que ya no existen morcillas en la escena.
Las tablas son compartidas por actores y muñecos. Bueno, no muñecos cualquiera, muñecos manipulados por esos actores que mayoritariamente son trasuntos de nuestro viejo Barrio Sésamo. Avenue Q es una especie de Barrio Sésamo. A mí, la verdad, lo de Barrrio Sésamo me pilló un poco mayor como para engancharme, pero lo vi, alguno vi.
Y en Avenue Q nos encontramos con unos Epi y Blas de mayores: Nicky y Rod. Por fin, descubrimos algo que siempre sospechamos de esta curiosa pareja…; el Monstruo de las Galletas, se llama aquí Trekkie, y también descubrimos su parte oculta. Su máxima no está falta de razón: “a pesar de la crisis, la única inversión estable es la pornografía”.
El musical, que no cuenta con grandes despliegues (o sea trescientos bailarines en escena, artificios de luz y sonidó, etcétera) si conecta con un público de 40 años para abajo. Eso sí, hasta los 13, que hay “desnudos completos de marionetas” y escenas de sexo entre muñecos. El leit motiv bien puede ser la pereza que da hacerse mayor y tener que vivir, o mejor sobrevivir en este mundo en que una licenciatura no sirve para nada; en que los sueños son complicados de alcanzar. Y, como no podía ser de otra manera, el amor y los problemas que éste genera también están muy presentes.
Avenue Q fue estrenado en 2003 en Broadway ya ha recorrido las grandes capitales del mundo, que lo han visto cinco millones de espectadores. Además ha cosechado tres premios Tony. Vamos que para tener ese punto irreverente, la cosa no va mal. Os dejo el video de uno de los números del principio, lleno de humor y autoestima por los suelos. Y me voy a lo mío. Que como dice el monstruo esto del Internet está pa lo que está.
Las tablas son compartidas por actores y muñecos. Bueno, no muñecos cualquiera, muñecos manipulados por esos actores que mayoritariamente son trasuntos de nuestro viejo Barrio Sésamo. Avenue Q es una especie de Barrio Sésamo. A mí, la verdad, lo de Barrrio Sésamo me pilló un poco mayor como para engancharme, pero lo vi, alguno vi.
Y en Avenue Q nos encontramos con unos Epi y Blas de mayores: Nicky y Rod. Por fin, descubrimos algo que siempre sospechamos de esta curiosa pareja…; el Monstruo de las Galletas, se llama aquí Trekkie, y también descubrimos su parte oculta. Su máxima no está falta de razón: “a pesar de la crisis, la única inversión estable es la pornografía”.
El musical, que no cuenta con grandes despliegues (o sea trescientos bailarines en escena, artificios de luz y sonidó, etcétera) si conecta con un público de 40 años para abajo. Eso sí, hasta los 13, que hay “desnudos completos de marionetas” y escenas de sexo entre muñecos. El leit motiv bien puede ser la pereza que da hacerse mayor y tener que vivir, o mejor sobrevivir en este mundo en que una licenciatura no sirve para nada; en que los sueños son complicados de alcanzar. Y, como no podía ser de otra manera, el amor y los problemas que éste genera también están muy presentes.
Avenue Q fue estrenado en 2003 en Broadway ya ha recorrido las grandes capitales del mundo, que lo han visto cinco millones de espectadores. Además ha cosechado tres premios Tony. Vamos que para tener ese punto irreverente, la cosa no va mal. Os dejo el video de uno de los números del principio, lleno de humor y autoestima por los suelos. Y me voy a lo mío. Que como dice el monstruo esto del Internet está pa lo que está.
vamos, que no te pierdes una... senderismo, teatro, no paras! Buenísimo tu homenaje particular a Marcelino, me he partido de risa. Lástima, querido Alfonso, que ande ultimamente tan atacada de los nervios por falta de tiempo porque cuando me paso por aquí me lo paso realmente bien. Me tomo buena nota de tus recomendaciones culturales (como siempre). Muchos besos
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