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jueves, 11 de noviembre de 2010

La tele a las cinco de la tarde

Mi amiga Toñi es muy pesada, con razón, sobre la indefensión de la infancia frente al televisor, frente a internet, frente al cine. No en vano participa en el OCTA (Observatorio de Contenidos Audiovisuales) y me ha pasado este video que hay que ver y escuchar con los altavoces encendidos. Es una especie de popurrí de lo que se puede ver en horario de superprotección infantil.

Estos son los valores que están inculcando en los cerebros de los más pequeños. A la hora de la merienda, después del cole. Sin ningún pudor:


2 comentarios:

  1. pues no descubre nada nuevo este observatorio, la novedad es que sirviera para algo resumir todo esto en un video. Don dinero manda... (un abrazo)

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  2. Hay un par de afirmaciones en esta entrada... digamos que curiosas.

    La primera: “Estos son los valores que están inculcando en los cerebros de los más pequeños. A la hora de la merienda, después del cole. Sin ningún pudor”

    La segunda: “Qué ven los menores en horario de superprotección?” Y esta última, es el título del video.

    En ambos casos se afirma categóricamente que eso es lo que ven los menores en ese horario, y me pregunto yo...

    ... Los padres responsables de esos menores saben que toda televisión viene provista de un mando? Dicho mando sirve para cambiar el canal y ver los documentales de la 2 (esos que en realidad...no ve nadie), o sirve también para darle al “OFF” y tema resuelto.

    Somos los mayores (padres) los que debemos inculcar valores en los cerebros de los más pequeños.

    Somos los mayores (padres)los que debemos llenar ese horario de superprotección con experiencias enriquecedoras para los menores.

    Pero... echarle la culpa a la tele, es más fácil. Siempre es más cómodo que algo, o alguien tenga la culpa antes que cargar nosotros con ella.

    El hecho de tenerle “miedo” a internet por “qué será lo que vayan a ver nuestros hijos”, o de no saber utilizar un mando a distancia; ambos... los objetos más democráticos de este mundo, es una prueba evidente de que de democracia, y de cómo usarla... no tenemos puta idea.

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