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A veces tenemos delante de nosotros grandes cardados o rizos que nos impiden ver más allá. A veces nos toca un cuerpo extremadamente alto que nos impide ver más allá. No es extraño que, a veces, cuando tenemos que estar atentos a una exposición surja alguna mosca que nos lleva de acá para allá. Moscas machadianas que se posan en los más insospechados lugares.
Pero el no va más es cuando delante tenemos a alguien de altura y que porta en su extremo norte un helipuerto de moscas, como el señor de la fotografía.
Es un helipuerto perfecto, brillante, simétrico. El tiempo puede transcurrir despacio pero sin pausa mientras buscamos reflejos diversos, brillos originales; mientras esperamos, como si de una patrulla se tratara, la llegada de una mosca que aterrice en tan perfecto helipuerto...
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