A medio camino entre
una de Agatha Christie y la política española, incluso catalana, se mueve la
última película de Quentin Tarantino, Los
odiosos ocho. Mentiras, alianzas, traiciones, fidelidades, deslealtades con
la exquisita condimentación de Tarantino: un excelente guión, vísceras, sesos y
sangre con música de balas como fondo y del eterno Ennio Morricone
Efectivamente,
lo primero que hice al llegar a casa fue ducharme porque me senté, en un alarde
de valentía, en la fila 3 de la sala 1 de los Renoir Retiro. Esto es, llevaba
enredado en el pelo trozos de tripas y de cerebro humanos.
Debe
ser muy difícil conseguir que las dos horas y cuarenta minutos que dura la
película vuelen. Más aún si, salvo un par de flashbacks y ese principio nevado de Wyoming, la acción se
desarrolla en el interior de una cabaña. El exterior es una inhumana ventisca.
Los
hechos suceden poco después del final de la Guerra Civil norteamericana. El
destino jugará con un grupo de personas que bien pueden representar la nación
que estaba naciendo entre rifles y revólveres: rebeldes, confederados, negros,
mejicanos, incluso algún inglés y alguna australiana. Las mujeres que aparecen también
son…, de armas tomar.
Sé
que hay muchas personas que no disfrutan con las películas de Tarantino, pero
yo disfruté. Pasé un par de horas y pico, bestiales. Me sonreí y me sorprendí
con tanto canalla. Evidentemente Los odiosos
ocho no son Los siete magníficos,
pero si nos ponemos a apurar mucho, tienen elementos comunes, más allá de los
orígenes de los Estados Unidos.
País:
Estados Unidos.
Director:
Quentin Tarantino.
Guión:
Quentin Tarantino.
Música:
Ennio Morricone.
Reparto: Samuel L. Jackson, Kurt Russell, Jennifer Jason
Leigh, Demian Bichir, Walton Goggins, Tim Roth, Bruce Dern, Michael Madsen,
James Parks, Dana Gourrier, Zoë Bell, Channing Tatum, Lee Horsley, Gene Jones,
Keith Jefferson, Craig Stark, Belinda Owino.
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