Pillados por @frlorente en la puerta del Palacio Longoria. |
Acaba de ganar el premio del público en el
Festival de Cine de Málaga con una comedia repleta de enredo y sorpresas. Eso
sí, lo primero que se retrata en La noche que mi madre mató a mi padre son las nuevas familias con parejas, ex
parejas, el lío de hijos e hijas que van y vienen y, en segundo lugar, un
asunto latente en toda la cinta: las dificultades para sacar adelante un
proyecto laboral. También en ese arranque está la complicidad con el personaje
interpretado por Belén Rueda a la que un director de cine pedante la fastidia.
Ella es una mujer sometida, que está siendo observada y valorada y a la que el
paso del tiempo y la edad excluye de muchos papeles. Lo que viene después es
humor en estado puro.
P. Su último trabajo antes de esta
comedia fue un documental social, de compromiso, Manzanas, pollos y quimeras, que podremos ver el 21 de mayo en la programación del mes de la cultura y el trabajo organizado por la FundaciónAteneo Cultural Primero de Mayo. Un cambio muy radical, ¿no?
R. Siempre he combinado los dos campos.
Por un lado, el cine que he hecho de ficción siempre son comedias que pretendo
sean lo más graciosas posibles, lo cual no quiere decir que no lleven una carga
de transgresión; que pongan en solfa o en cuestión determinadas realidades y
que ofrezcan también una función alternativa del mundo. Creo que la comedia es
un género transgresor y crítico. Siempre he alternado comedias, quizá más
comerciales, con trabajos de mayor implicación social o compromiso político. En
el caso del documental Manzanas, pollos y
quimeras, lo hice para la Fundación Mujeres por África, con las que
colaboro desde hace bastantes años.
P. Volviendo sobre La noche que mi madre asesinó…
R. Nooooo. La noche que mi madre mató a mi padre.
P. Perdón, es que el titulito se las
trae.
R. El título es enrevesado y también
acabamos jugando con eso. Desde el título hay cierta comedia.
P. La película es como una obra de
teatro.
R. No, no, no. La película es una
película que habla, entre otras cosas, del mundo del teatro. Lo que tiene de
teatral es que ocurre básicamente en una sola localización, pero he evitado que
pareciera una obra de teatro filmada. Tiene un valor cinematográfico por el
tipo de planos, por el tipo de luz o por el montaje. Es una película, película.
P. Bueno, me refería a que se puede
adaptar fácilmente a la teatro…
R. Eso sí. Yo creo que finalmente habrá
habiendo una obra de teatro.
P. Es una comedia que puede recordar a
las obras de Poncela o Mihura…
R. Lo interesante es que se enclava en
esa tradición. Es algo que los críticos han valorado y a mí me pareció muy
interesante. La comedia en España se ha movido en un territorio más cercano al
costumbrismo y ha perdido un cierto hilar fino y un cierto surrealismo que
también eran características de Mihura o Jardiel Poncela. No es que yo haga un
ejercicio erudito ni rinda homenaje a nadie, yo ruedo las películas como veo el
mundo y en ello hay una carga de las cosas que he visto, leído y me han hecho
gracia. Es verdad que el humor que me gusta es el que es creíble y sólido desde
el punto de partida y los personajes, para que después se llegue a situaciones
muy disparatadas, que son las que más gracia me hacen.
P. Porque el humor es la cosa más seria
del mundo, ¿no?
R. Siempre es un género menospreciado,
pero es muy difícil. ¿Cómo hacer que funcione un chiste, un gag, una situación,
un personaje? Todo es un mecanismo muy complicado que casi nunca se valora
suficientemente.
P. ¿Por qué?
R. Porque el humor pertenece al terreno
de lo “popular”, y lo popular en esta cultura jerarquizada está minusvalorado.
P. La película está teniendo éxito,
¿pero hasta cuando aguantará en las salas?
R. Depende del público. Funciona muy
bien en el boca a oreja entre un público muy variopinto de gustos y edades.
Aunque hemos tenido detrás a TVE, ha hecho muy poca promoción. Ojalá hubiéramos
tenido a Mediaset o Atresmedia que sí se implican profundamente en la
producción de sus películas. Seguro que habría sido un éxito de taquilla.
P. La crítica también está siendo
positiva, ¿no?
Sin quitarme la máscara le coloco 50 besos. |
R. Es verdad que hoy día, además de los
grandes medios existe todo un universo de críticas y comentarios en la red que
ha permitido que se abra mucho ese abanico y lo que ocurre es que hay mucha
gente opinando y opinando bien.
P. Por los personajes que aparecen en La noche que mi madre mató a mi padre,
está claro que se ríe de sí misma…
R. Me río de mí misma, me río de la
profesión, me río de los autores… En realidad mi alter ego es el escritor. O sea, es un personaje masculino que observa
la realidad del mundo pero que siempre está ficcionando esa realidad de una
manera notoria y graciosa. Esta es una película en la que se ve que los seres
humanos representamos ante nosotros mismos y ante los demás. Somos seres
enmascarados, pero prefiero que no nos quitemos las máscaras porque debajo de
ella no hay nada.
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