Sauquillo en su despacho, fotografiada por @frlorente |
“Intento que la Memoria Histórica no sea un arma arrojadiza”
Es uno de esos extraños
casos de madrileña por los cuatro costados, además con fuertes vínculos en
Fuenlabrada. Su vida ha sido, es, y todo apunta que seguirá siendo un no parar.
Camino de los 73 años vive con intensidad y mantiene la pasión aquella rebelde
estudiante de Derecho antifranquista. Manuela Carmena le ha encargado una
“patata caliente”: ordenar la memoria histórica de la ciudad. Además, continúa
peleando y concienciando a favor de los más desfavorecidos del mundo.
P. Manuela
Carmena, la alcaldesa de Madrid, le ha pedido que se ocupe de poner orden en el
callejero, placas, rótulos, símbolos, estatuas de la ciudad…, en relación con
la memoria histórica de la capital. Una labor intensa…
R.
Me parece que es una patata caliente aunque
no debería ser así. En otros países dan mucha importancia a la memoria
histórica porque si desconoces la historia de tu ciudad, la democracia no está
completa. La gente debe saber qué ha pasado y por qué. No consiste en juzgar
hechos históricos, sino en recuperar la memoria. En Europa y Latinoamérica esto
se hace bien, pero en España es un arma arrojadiza entre izquierda y derecha,
especialmente en la Comunidad de Madrid.
P.
De cualquier forma, hay una “ley de Memoria Histórica”. ¿Cree que es una ley
que no funciona?
R.
Creo que es una buena ley, moderada, pero se ha interpretado mal. Tiene un
preámbulo muy bonito en el que se aboga por la concordia, el acuerdo, el
reconocimiento para que reconozcamos o cerremos de forma efectiva un capítulo
de la historia. Luego está el artículo 15, que es lo que se ha interpretado
erróneamente. Este artículo afirma de manera muy clara que los símbolos y los
rótulos de las calles que signifiquen el ensalzamiento de la sublevación y la
violencia tienen que ser cambiados porque hieren a muchas personas. Por otra
parte, hay que recuperar a personas e instituciones que jugaron un papel muy
importante.
P.
¿Por ejemplo?
R.
Por ejemplo, la Institución Libre de Enseñanza y otras más desconocidas como el
Liceo de Mujeres que jugó un papel muy importante y estuvo ubicado en el actual
Ministerio de Cultura. Ahí debería haber una placa. También debería recordarse
que en la actual Presidencia de la Comunidad de Madrid, en la Puerta del Sol,
estuvo la Dirección General de Seguridad, que jugó un papel de represión. Habrá
que hacer un vestigio de qué fue y lo que fue y…, no pasa nada. Lo mismo con la
demolida cárcel de Carabanchel y la cárcel de Ventas.
P.
Entonces ¿su objetivo con “la patata caliente”?
R.
Intento que la memoria histórica no sea un arma arrojadiza, sino un
reconocimiento de personas que faltan y personas invisibles como son la mayoría
de mujeres que han sido sacadas de la historia. Mi opinión es quitar lo menos y
poner lo más. Para ello he dicho a la alcaldesa que quiero crear un comisionado
de personas de reconocido prestigio: cronistas, archiveros, historiadores,
bibliotecarios. Una comisión consensuada de personas independientes que también
incluyera un urbanista arquitecto y que creara un museo de la historia de
Madrid.
P.
La Transición está muy ligada con la memoria histórica…
R.
Mi generación hizo la Transición pero no vivió la guerra, vivió la dictadura de
Franco. La guerra finalizó hace más de setenta años, pero la dictadura hace
cuarenta. Ciertamente no fuimos capaces de cerrar la Transición recuperando la
memoria histórica porque en su momento no era una reivindicación de la
sociedad. El eslogan del momento era “libertad, amnistía y estatuto de
autonomía”. Curiosamente, a la memoria empezó a dársele importancia a partir
del año 2000. La relevancia se la dieron en primer lugar nuestros hijos y
nuestros nietos y luego nosotros mismos, que vimos que países como Francia,
Alemania, Argentina…, empezaban a recuperar su memoria y no pasaba nada.
P.
La Transición parece que se pone en entredicho por algunos sectores. ¿Cómo
definiría ese momento histórico?
R.
Visto cuarenta años después se puede pensar que deberíamos haber hecho más,
incluso que no se hizo bien, pero había que haber estado ahí en ese momento. En
mi caso, por ejemplo, defendí las últimas ejecuciones de pena de muerte. Un
juicio sumarísimo que se ventiló en veinticuatro horas. Hay que recordar que
hasta 1978 existía la pena de muerte en nuestro país. Me parece bien que se
revise la historia, pero los que la vivimos, o al menos yo, pienso que no
podíamos llegar a más en ese momento, porque lo que teníamos era ansia de
libertad y democracia. Creíamos también que con la libertad y la democracia
íbamos a conseguir la mejora de las condiciones de nuestro país, como
efectivamente se consiguieron. De hecho, la Transición española se ha puesto de
modelo en todos los países del mundo.
R.
En aquel momento yo había fundado la Organización Revolucionaria de
Trabajadores, la ORT, y apostábamos por la ruptura con el franquismo, pero
efectivamente nuestro objetivo era la libertad y la democracia. La Transición
empezó en la década de los setenta como un movimiento organizado. Previamente,
en la década de los sesenta surgen las Comisiones Obreras, las comisiones de
los barrios, las asociaciones de vecinos y los movimientos profesionales de
gente que estábamos contra la dictadura, a favor de la democracia, de las
libertades y de que España fuese un país democrático dentro de Europa. Por una
parte, estaban los inmovilistas del régimen y por otra, grupos que querían
hacer cambios violentamente, fundamentalmente ETA. España no podía seguir así,
así que apostamos por la organización de las masas y comenzamos a rebelarnos
pacíficamente. De quienes vivimos la Transición habrá muy pocos que renieguen
de ella. Quienes la están revisando no la vivieron o, efectivamente, no estaban
por una transición.
Vergüenza
Sauquillo,
presidenta del Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad es abanderada de
la justicia social, “creo que las ONG tenemos que defender la justicia social y
no la beneficencia que es lo que desde el Gobierno del PP quieren que se
implante”, asegura. Y en ese contexto, insiste en que las ONG, igual que otras
organizaciones como los sindicatos, “tenemos que repensar cuál es nuestro
papel”.
Pero
si por algo está escandalizada Sauquillo es por la tragedia de los refugiados,
también porque “la situación que vivimos con los refugiados pone en cuestión la
Europa solidaria”. Con una sola palabra califica lo que está ocurriendo con las
personas que huyen de los conflictos, fundamentalmente de Siria: “vergüenza”.
Tiene
claro que no hay voluntad política por parte del Gobierno, “el Gobierno no ha
jugado ningún papel. Tenía que haber llegado al Consejo Europeo y decir España,
que se hacía cargo de los 16.000
refugiados, que no son tantos. Y recuerda cómo en una situación peor de crisis
e infraestructuras, este país se hizo cargo en los años 90 de 5.000 bosnios,
croatas y serbios perseguidos.
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