En nuestros estereotipos mentales figura
que los Estados Unidos es gran país de la libertad de expresión y de la
libertad de prensa. Gracias al cine sabemos que en muchas ocasiones esto no es
así y que este país es maestro también en acallar voces directamente o con
subterfugios. De puntillas pasó recientemente por las salas La verdad, por ejemplo, protagonizada
por Robert Redford abordaba esa forma de acallar voces con subterfugios. La
historia (conocida como Rathergate)
transcurre en la víspera de las elecciones presidenciales estadounidenses de
2004.
Sin
duda, nada como la caza de brujas del macartismo,
para comprender que a veces en EEUU se calla la libertad de expresión por la
bravas. La caza de brujas fue uno de
los episodios más negros de la reciente historia de los Estados Unidos,
padecido por periodistas (imprescindible Buenas noches y buena suerte),
cineastas e intelectuales, fundamentalmente.
Trumbo
relata el padecimiento del que fuera el guionista mejor pagado de Hollywood
entre 1947 y 1970, Donald Trumbo, por pertenecer al Partido Comunista. En aquella locura anticomunista, antisindical e
incluso antiroosveltiana; el Comité de
Actividades Norteamericanas (HUAC) obligaba a testificar a profesionales
del cine. Lo
s actores, guionistas, directores que no denunciaban a sus
compañeros de izquierdas eran condenados a prisión.
Trumbo,
con otros nueve guionistas, se negó a testificar invocando la Primera enmienda
y, claro, acabó con sus huesos en la cárcel y la posterior imposibilidad de
trabajar, al menos de firmar guiones…
Porque trabajar, trabajó como un poseso. Paradojas de la vida, le salvó
una productora de espantosas películas para la que hacía guiones como churros.
Productora a la que, a la postre, no se amedrenta ante las amenazas de los patrioteros porque su público “ni
siquiera lee los periódicos y no sabe lo qué es ser un rojo”.
Pero nuestro guionista se las pudo componer para escribir
clandestinamente oscarizados guiones como Vacaciones en Roma o Espartaco.
En el primer caso, el guión lo firmó William Wyller, que confesó la verdad y en
el segundo la firma fue un seudónimo. Con el tiempo la verdad de la autoría
salió a la luz y una generación de escritores perseguidos fue resarcida.
La película es imprescindible, recuerdo que empieza la fiesta
del cine. Se trata de algo más que cine político en estos tiempos que corren de
democracias amordazadas porque al final, como el propio Trumbo explica en un
discurso, todos somos víctimas del terror cuando se ataca la libertad de
expresión.
País: Estados
Unidos.
Director: Jay
Roach.
Guión: John
McNamara.
Reparto: Bryan
Cranston, Diane Lane, Helen Mirren, John Goodman, Elle Fanning, Louis C.K.,
Michael Stuhlbarg, David James Elliott, Roger Bart, J.D. Evermore, Mark
Harelik, Peter Mackenzie, Toby Nichols, Becca Nicole Preston, Elijah Miskowski.
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