Las cosas de este cibermundo, de este lío de la web 2.0 y de los blogs hizo que recalara en la entrada (post que dicen los que saben) de una joven pero vieja y admirada amiga. En él relata acerca de "las maneras de ver" las creaciones artísticas. Finaliza sugiriendo "una lectura, un cine, una conversación, una melodía, aquello que más nos apetezca. Sólo por el hecho de hacerlo, sin ningún otro fin, con los cinco sentidos".
Dicho esto, el otro día estuve en el Apolo escuchando, viendo, sintiendo Glow. Un espectáculo que deja boquiabiertos a mayores y a peques. Los decibelios se introducen por los poros de la piel, la cuarta pared se convierte en quinta, que en el teatro se dan cita el cine, los comics y el propio musical. Todo ello rebosante de efectos especiales. Los cinco sentidos se confunden, que no sabes si estás viendo una peli en 3-D, un cómic hecho teatro y unas onomatopeyas silenciosas aunque estallen en el cerebro al leerlas sorpresivamente.
Glow es estética nueva para la escena y para ello, su director (no había programas a pesar del euro que le di al acomodador y no me apetece mirar en Internet el nombre del señor israelí que manda en el asunto), su director, digo, es evidente que toma dos referentes cinematográficos: La Máscara para la estética y Matrix para la secuencias, con una escena basada en este filme, realmente espectacular. Y todo ello, sin olvidar algún clásico musical como Money, Money de la inolvidable y sofisticada Minelli de Cabaret (¿hará algo sobre ella el apartamento en París?).
Y como vi el espectáculo con cinco o más sentidos, la parte negativa llega después. Cuando reposas el espectáculo, cuando macera en el cerebro llegas a otras conclusiones. Visual y estéticamente es sorprendente, pero…, la historia no me dijo nada. Es más, la veo repleta de estereotipos: un chico bobo (con cierto aire al Jerry Lewis en la caracterización); una chica; un jefe malo. Y el amor romántico que vence al poderoso. ¿Por qué después del alarde imaginativo que supone la puesta en escena, con diez actores invisibles perdidos en el foro negro, no se esfuerzan más en el contenido? Glow es como unos magníficos fuegos artificiales para deleite de los sentidos que más se sorprenden, pero tiene poco alma.
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Dicho esto, el otro día estuve en el Apolo escuchando, viendo, sintiendo Glow. Un espectáculo que deja boquiabiertos a mayores y a peques. Los decibelios se introducen por los poros de la piel, la cuarta pared se convierte en quinta, que en el teatro se dan cita el cine, los comics y el propio musical. Todo ello rebosante de efectos especiales. Los cinco sentidos se confunden, que no sabes si estás viendo una peli en 3-D, un cómic hecho teatro y unas onomatopeyas silenciosas aunque estallen en el cerebro al leerlas sorpresivamente.
Glow es estética nueva para la escena y para ello, su director (no había programas a pesar del euro que le di al acomodador y no me apetece mirar en Internet el nombre del señor israelí que manda en el asunto), su director, digo, es evidente que toma dos referentes cinematográficos: La Máscara para la estética y Matrix para la secuencias, con una escena basada en este filme, realmente espectacular. Y todo ello, sin olvidar algún clásico musical como Money, Money de la inolvidable y sofisticada Minelli de Cabaret (¿hará algo sobre ella el apartamento en París?).
Y como vi el espectáculo con cinco o más sentidos, la parte negativa llega después. Cuando reposas el espectáculo, cuando macera en el cerebro llegas a otras conclusiones. Visual y estéticamente es sorprendente, pero…, la historia no me dijo nada. Es más, la veo repleta de estereotipos: un chico bobo (con cierto aire al Jerry Lewis en la caracterización); una chica; un jefe malo. Y el amor romántico que vence al poderoso. ¿Por qué después del alarde imaginativo que supone la puesta en escena, con diez actores invisibles perdidos en el foro negro, no se esfuerzan más en el contenido? Glow es como unos magníficos fuegos artificiales para deleite de los sentidos que más se sorprenden, pero tiene poco alma.
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Hay que reconocer que la puesta en escena es original aunque la historia se quede en la epidermis y no traspase.. más allá del puro
ResponderEliminarespectáculo. Es dificil cuando todo
está " inventado" yá.. A mi continuamente todo me recuerda a todo..pero será la forma de contarlo
o nuestra disposición lo que marque la diferencia..
Y he tomado nota Sr. Alfon..su propuesta es una
de mis asignaturas pendientes. Aqui sí, eso
son palabras mayores. ( Se me amontonan los temas ) pero es un gusto saber que estamos en
el dial !
Un abrazo.