Hace ya 20 años que los que trabajábamos en Mundo Obrero echamos muchas horas en estos días. El muro de Berlín se había caído. Bueno, lo derrumbaron. Y, al poco, un mito viviente del comunismo abandonaba este mundo. Pasionaria , Dolores Ibarruri moría a punto de cumplir los 94 años.
Efectivamente. Se derribaba un muro bajo la estupefacción generalizada. Caía el muro de Berlín en la ciudad con más espías por metro cuadrado, sin que ninguno se hubiera enterado. Y es que, en realidad fue un "error". Aquel miembro del politburó de la DDR convocó una rueda de prensa sin haberse leído una nota que dejaba claro lo que había decidido el Partido (con mayúsculas). El hombre no había estado en la reunión y se largó un discurso con retórica comunista que no entendía ni un solo corresponsal extranjero.
Durante toda la jornada había corrido el rumor de que se iba a hacer pública una gran noticia, consistente en que se iba a abrir la mano para que los alemanes del Este pudieran viajar, pudieran salir de las fronteras que les encarcelaba.
Aquel miembro del Politburó no había estado en la reunión y le dieron un papel para que leyera. Se le olvido leerlo. Un corresponsal extranjero al finalizar la insípida rueda de prensa le preguntó por los rumores. El burócrata se acordó del papel, lo recuperó y lo medio leyó. Los corresponsales alucinaron: "los alemanes del Este podrían salir del país". La pregunta fue evidente: "¿Desde cuándo?" La respuesta se improvisó sin antender a las consecuencias, y sin haber leído el papel como Dios manda (nunca mejor dicho): "desde ya", espetó el jefe del aparato.
Los corresponsales salieron escopetados para dar la primicia. El representante del periódico de la Alemania occidental Bild, un medio con recursos, intentaba telefonear desde su movil prehistórico. Pero no había cobertura. Las agencias fueron más rápidas con los medios tradicionales. La noticia estalló. Los alemanes fueron acercándose a los puntos fronterizos. Los guardianes no sabían que hacer. Los del Este preguntaban que si podían volver en caso de salir. El embajador de España acompañaba a un equipo de Informe Semanal que hacía un reportaje y se encontró con el notición. Y el lío que se montó. En la orilla del Este corría el vodka. En la del Oeste, la cerveza.
Los más listos empezaron a alquilar picos para derribar el muro. La gente pagaba para guardarse el souvenir. El muro cayó, pero hoy sigue habiendo mucho muros. Siguen naciendo muros por todas partes…
A los pocos días moría "la flor del siglo XX", Pasionaria. Por la capilla instalada en la vieja sede del PCE de la calle Santísima Trinidad, la Trini, desfilaron miles de personas para despedir a la que fuera presidenta del Partido Comunista de España. El entierro fue un mar de hombres y mujeres de toda clase y condición que desbordaba la Plaza de Colón. La voz de Ana Belén retumbaba igual que en el 77, cuando Dolores regresó a su tierra tras el largo exilio.
La memoria de Pasionaria, más allá de mitomanías, debe sobrevivir en el colectivo. Fue una mujer adelantada a su tiempo. Y como mujer padeció también padeció el machismo de sus camaradas. A pesar de ello, Dolores llevó la disciplina ferrea hasta las últimas consecuencias. Una mujer, comunista y española fue recibida durante el franquismo por las más altas instituciones mundiales.
Dolores vive y es un orgullo para las mujeres españolas. Veinte años después.
Este discurso histórico es evidencia de lo que fue Pasionaria, rodeada de hombres:
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Efectivamente. Se derribaba un muro bajo la estupefacción generalizada. Caía el muro de Berlín en la ciudad con más espías por metro cuadrado, sin que ninguno se hubiera enterado. Y es que, en realidad fue un "error". Aquel miembro del politburó de la DDR convocó una rueda de prensa sin haberse leído una nota que dejaba claro lo que había decidido el Partido (con mayúsculas). El hombre no había estado en la reunión y se largó un discurso con retórica comunista que no entendía ni un solo corresponsal extranjero.
Durante toda la jornada había corrido el rumor de que se iba a hacer pública una gran noticia, consistente en que se iba a abrir la mano para que los alemanes del Este pudieran viajar, pudieran salir de las fronteras que les encarcelaba.
Aquel miembro del Politburó no había estado en la reunión y le dieron un papel para que leyera. Se le olvido leerlo. Un corresponsal extranjero al finalizar la insípida rueda de prensa le preguntó por los rumores. El burócrata se acordó del papel, lo recuperó y lo medio leyó. Los corresponsales alucinaron: "los alemanes del Este podrían salir del país". La pregunta fue evidente: "¿Desde cuándo?" La respuesta se improvisó sin antender a las consecuencias, y sin haber leído el papel como Dios manda (nunca mejor dicho): "desde ya", espetó el jefe del aparato.
Los corresponsales salieron escopetados para dar la primicia. El representante del periódico de la Alemania occidental Bild, un medio con recursos, intentaba telefonear desde su movil prehistórico. Pero no había cobertura. Las agencias fueron más rápidas con los medios tradicionales. La noticia estalló. Los alemanes fueron acercándose a los puntos fronterizos. Los guardianes no sabían que hacer. Los del Este preguntaban que si podían volver en caso de salir. El embajador de España acompañaba a un equipo de Informe Semanal que hacía un reportaje y se encontró con el notición. Y el lío que se montó. En la orilla del Este corría el vodka. En la del Oeste, la cerveza.
Los más listos empezaron a alquilar picos para derribar el muro. La gente pagaba para guardarse el souvenir. El muro cayó, pero hoy sigue habiendo mucho muros. Siguen naciendo muros por todas partes…
A los pocos días moría "la flor del siglo XX", Pasionaria. Por la capilla instalada en la vieja sede del PCE de la calle Santísima Trinidad, la Trini, desfilaron miles de personas para despedir a la que fuera presidenta del Partido Comunista de España. El entierro fue un mar de hombres y mujeres de toda clase y condición que desbordaba la Plaza de Colón. La voz de Ana Belén retumbaba igual que en el 77, cuando Dolores regresó a su tierra tras el largo exilio.
La memoria de Pasionaria, más allá de mitomanías, debe sobrevivir en el colectivo. Fue una mujer adelantada a su tiempo. Y como mujer padeció también padeció el machismo de sus camaradas. A pesar de ello, Dolores llevó la disciplina ferrea hasta las últimas consecuencias. Una mujer, comunista y española fue recibida durante el franquismo por las más altas instituciones mundiales.
Dolores vive y es un orgullo para las mujeres españolas. Veinte años después.
Este discurso histórico es evidencia de lo que fue Pasionaria, rodeada de hombres:
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