Siempre cuesta creer que los medios alternativos ofrezcan informaciones veraces. Por ejemplo, informaciones sobre cómo nos engañan los grandes laboratorios farmacéuticos. Pero hoy lo he oído en Radio Nacional de España: la malaria, que produce dos millones de muertes al año, se puede curar con unas infusiones de Artemisa, una planta que crece rapidísimamente. Un remedio natural y gratuito. Una ONG está empezando a cultivarla en Gambia gracias a Josep Pàmies que cultiva esta planta en su invernadero de Balaguer.
La ONU, en vez de articular una fórmula para que los ciudadanos obtengan artemisa, plantea que se posibiliten grandes plantaciones que favorezcan a los laboratorios…
Y me parece un hecho el paralelismo con el lío que hay montado a cuento de la Gripe A. Agustín Reoyo, un médico de CCOO, recomienda a quien quiera escucharle algo tan simple para hacer frente a la gripe A como "sentido común". Curiosamente, de eso mismo hace bandera una monja que está convirtiéndose en vanguardia a la hora de desmontar la alarma en torno a la gripe A.
El nombre de la monja benedictina es Teresa Forcades. Es médica, doctora en Salud Pública y feminista. Para los ultras, "mimada por el régimen chavista". Y no tiene pelos en la lengua ni al criticar a las grandes compañías farmaceúticas , ni al opinar sobre el aborto o la píldora postcoital.
Toda la argumentación de Teresa Forcades, basada en fuentes prestigiosas que se pueden comprobar, concluye en que no sea obligatorio vacunarse de la gripe A y que las compañías farmaceúticas asuman la responsabilidad que se puedan derivar de los efectos secundarios de las vacunas.
Forcades explica cómo en febrero, el laboratorio Baxter estuvo a punto de distribuir una vacuna muy letal en la que convivían virus vivos de la gripe aviar y la estacional. En pocos meses sucedió este hecho y el resto se fue sucediendo: la OMS (Organización Mundial de la Salud) cambia la definición de pandemia (ahora importa la cantidad de infectados, no la gravedad), surge la gripe A, se pasa de un nivel 5 a pandemia en mes y medio; los medios de comunicación generan alarma social con una enfermedad que reviste menos gravedad y menos mortandad que la gripe estacional; la ciudadanía empieza a reclamar vacunas sin conocerse los efectos secundarios de ésta (contiene un coadyuvante que puede provocar paralisis según denuncia el sindicato de enfermeras de Francia); al tiempo, los medios también generan alarma ante la posible mutación del virus, algo que puede ocurrir ahora, podía haber ocurrido en los últimos setenta años y puede ocurrir en los próximos setenta años.
Todo esto, y más, comienza a contarlo en este video Teresa Forcades:
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Pero si quieres escucharlo completo pincha en este enlace. Salvo los últimos minutos, que son opiniones de ella, todo lo demás son datos comprobables que se resumen en voluntariedad ante la vacuna y responsabilidad de las farmaceúticas ante los posibles efectos secundarios.
La ONU, en vez de articular una fórmula para que los ciudadanos obtengan artemisa, plantea que se posibiliten grandes plantaciones que favorezcan a los laboratorios…
Y me parece un hecho el paralelismo con el lío que hay montado a cuento de la Gripe A. Agustín Reoyo, un médico de CCOO, recomienda a quien quiera escucharle algo tan simple para hacer frente a la gripe A como "sentido común". Curiosamente, de eso mismo hace bandera una monja que está convirtiéndose en vanguardia a la hora de desmontar la alarma en torno a la gripe A.
El nombre de la monja benedictina es Teresa Forcades. Es médica, doctora en Salud Pública y feminista. Para los ultras, "mimada por el régimen chavista". Y no tiene pelos en la lengua ni al criticar a las grandes compañías farmaceúticas , ni al opinar sobre el aborto o la píldora postcoital.
Toda la argumentación de Teresa Forcades, basada en fuentes prestigiosas que se pueden comprobar, concluye en que no sea obligatorio vacunarse de la gripe A y que las compañías farmaceúticas asuman la responsabilidad que se puedan derivar de los efectos secundarios de las vacunas.
Forcades explica cómo en febrero, el laboratorio Baxter estuvo a punto de distribuir una vacuna muy letal en la que convivían virus vivos de la gripe aviar y la estacional. En pocos meses sucedió este hecho y el resto se fue sucediendo: la OMS (Organización Mundial de la Salud) cambia la definición de pandemia (ahora importa la cantidad de infectados, no la gravedad), surge la gripe A, se pasa de un nivel 5 a pandemia en mes y medio; los medios de comunicación generan alarma social con una enfermedad que reviste menos gravedad y menos mortandad que la gripe estacional; la ciudadanía empieza a reclamar vacunas sin conocerse los efectos secundarios de ésta (contiene un coadyuvante que puede provocar paralisis según denuncia el sindicato de enfermeras de Francia); al tiempo, los medios también generan alarma ante la posible mutación del virus, algo que puede ocurrir ahora, podía haber ocurrido en los últimos setenta años y puede ocurrir en los próximos setenta años.
Todo esto, y más, comienza a contarlo en este video Teresa Forcades:
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Pero si quieres escucharlo completo pincha en este enlace. Salvo los últimos minutos, que son opiniones de ella, todo lo demás son datos comprobables que se resumen en voluntariedad ante la vacuna y responsabilidad de las farmaceúticas ante los posibles efectos secundarios.
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