En el Paseo del Prado esquina con Cervantes, en la plaza de Neptuno (Cánovas del Castillo), o sea en tierra de nadie; en frente de un quiosco de prensa cada día menos frecuentado, cada mañana comienzan la jornada, haga el tiempo que haga, el ciego vendedor del cupón y su mejor amigo, su lazarillo.
En la foto están a verlas venir, a la espera de que llegue alguien deseoso de suerte. A veces son impresionantes las muestras de cariño del lazarillo hacia su amigo el ciego. El lazarillo hace compañía, es vigilante, es guardaespaldas, es casi una prolongación del ciego.
Yo no entiendo a uno sin el otro. Pincha AQUI y los ves.
Amigo mío, retrataste lo intangible: una amistad serena y sin aspavientos. Como la de verdad.
ResponderEliminarY tú, Iconos, acabas de definir la amistad. Beso sin aspavientos.
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