El pasado 11 de septiembre aproveché que era la Diada para ver una película en versión original en catalán, El mapa de los sonidos de Tokio. La última de Isabel Coixet está grabada en catalán. Realmente en catalán sólo hay unas frases, que prácticamente todo está en japonés, y otro poco en inglés.
Aunque no me gusta leer críticas antes de ver películas, mucha gente me había hablado mal de ella. Y mucha gente me había contado que algunos críticos la habían puesto mal y otros la salvaban por los pelos de la estética. Así que después de un maratón veraniego de películas infantiles entré en la sala a ver una peli en japonés, inglés y catalán y que se desarrolla en Tokio, fundamentalmene en la noche de Tokio, un lugar tan sórdido como atractivo.
Quizá influido por la lectura reciente de Haruki Murakami y, quizá, por la sobredosis de cine infantil, debo reconocer que la película me gustó más de lo que pensaba y más que a la señora de la butaca de mi izquierda, que sufrió de mis codazos para que despertara, o al menos dejara aparcados los ronquidos.
La película es intimista, en ella hay amor, sexo, crímenes, venganza, odio, pero todo ello sin persecuciones, ni gritos, ni esos disparos gratuitos a los que nos tiene acostumbrados el cine norteamericano. Salvando las distancias, tiene elememtos en común con El último tango en París y El imperio de los sentidos. Y se evidencia la influencia de las novelas de Haruki Murakami en la estética, los fondos musicales -sin banda original-, la noche de Tokio, la intimidad de los personajes, los locales: restaurantes, love hoteles, las calles, la gastronomía japonesa. ¡Caray!, que no sé yo si no se le ha ido de mano lo de la influencia, que hasta, creo que llega a destacar un personaje las 4 cuatro de la madrugada, como en la novela del autor nipón, Alter Dark.
Además, la historia la relata un narrador que no es una voz en off, sino un ingeniero de sonido, testigo de los hechos, sin implicarse en ellos hasta el fondo, a fuer de la última escena. Un tipo curioso.
Si a la Coixet le gusta lo oriental y lo japonés, ha hecho bien con esta peli, que el próximo año tendremos del reiterado Murakami, Tokio Blues en el cine y…, La elegancia del erizo, que también tiene su cosa oriental.
No aburro desgranando el tema, pongo el trailer que es, incluso, excesivamente explícito:
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Aunque no me gusta leer críticas antes de ver películas, mucha gente me había hablado mal de ella. Y mucha gente me había contado que algunos críticos la habían puesto mal y otros la salvaban por los pelos de la estética. Así que después de un maratón veraniego de películas infantiles entré en la sala a ver una peli en japonés, inglés y catalán y que se desarrolla en Tokio, fundamentalmene en la noche de Tokio, un lugar tan sórdido como atractivo.
Quizá influido por la lectura reciente de Haruki Murakami y, quizá, por la sobredosis de cine infantil, debo reconocer que la película me gustó más de lo que pensaba y más que a la señora de la butaca de mi izquierda, que sufrió de mis codazos para que despertara, o al menos dejara aparcados los ronquidos.
La película es intimista, en ella hay amor, sexo, crímenes, venganza, odio, pero todo ello sin persecuciones, ni gritos, ni esos disparos gratuitos a los que nos tiene acostumbrados el cine norteamericano. Salvando las distancias, tiene elememtos en común con El último tango en París y El imperio de los sentidos. Y se evidencia la influencia de las novelas de Haruki Murakami en la estética, los fondos musicales -sin banda original-, la noche de Tokio, la intimidad de los personajes, los locales: restaurantes, love hoteles, las calles, la gastronomía japonesa. ¡Caray!, que no sé yo si no se le ha ido de mano lo de la influencia, que hasta, creo que llega a destacar un personaje las 4 cuatro de la madrugada, como en la novela del autor nipón, Alter Dark.
Además, la historia la relata un narrador que no es una voz en off, sino un ingeniero de sonido, testigo de los hechos, sin implicarse en ellos hasta el fondo, a fuer de la última escena. Un tipo curioso.
Si a la Coixet le gusta lo oriental y lo japonés, ha hecho bien con esta peli, que el próximo año tendremos del reiterado Murakami, Tokio Blues en el cine y…, La elegancia del erizo, que también tiene su cosa oriental.
No aburro desgranando el tema, pongo el trailer que es, incluso, excesivamente explícito:
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