La noche en blanco (en Pepiño, que dicen los sociatas más pelotas del vicesecretario general del PSOE), tiene sus pros y sus contras. Este año, sin blanca, dicen los de los bares. Sin duda, Madrid, yo diría que esa mayoría silenciosa que cambia gobiernos, se echa a la calle, nos echamos a la calle, por el simple placer de andar a nuestras anchas (es un decir). La noche en blanco cuesta un pastizal, pero menos de lo que le costó a Espe la escandalosa inauguración, un ratín, del Teatro del Canal. La noche en blanco madrileña tiene su cosa, que entre zanjas, montículos y escombros, la chiruca se hace imprescindible, cuando no los arneses. Aquí, más abajo podéis ver un video de la noche en blanco que no nos ha enseñado…
En la noche en blanco es complicado disfrutar con relativa tranquilidad de actuaciones. Pero este año tuve, tuvimos, la suerte de disfrutar de una muy interesante puesta en escena en el Museo Arqueológico Nacional. Cuatro mujeres, Vado permanente, en las escaleras del vestíbulo del Museo nos trasladaron El lenguaje de la danza. Una pieza artística que revisaba el mito de Dionisio, dios de la fertilidad y la embriaguez, cuyo culto era celebrado por mujeres poseidas por la locura sagrada: las ménades. Treinta segundos de arte en estado puro los vemos en este video (el arte es la danza, no el video, que la cámara no da para más):
Pero lo que no hemos visto y no nos enseñan es esto, que tiene su gracia.
Y tiene que terminar así:
Con todo, pienso yo que la noche en blanco tiene cierto encanto madrileño. Casi puedes besar a Cibeles con testigos en pantalla gigante:
En la noche en blanco es complicado disfrutar con relativa tranquilidad de actuaciones. Pero este año tuve, tuvimos, la suerte de disfrutar de una muy interesante puesta en escena en el Museo Arqueológico Nacional. Cuatro mujeres, Vado permanente, en las escaleras del vestíbulo del Museo nos trasladaron El lenguaje de la danza. Una pieza artística que revisaba el mito de Dionisio, dios de la fertilidad y la embriaguez, cuyo culto era celebrado por mujeres poseidas por la locura sagrada: las ménades. Treinta segundos de arte en estado puro los vemos en este video (el arte es la danza, no el video, que la cámara no da para más):
Pero lo que no hemos visto y no nos enseñan es esto, que tiene su gracia.
Y tiene que terminar así:
Con todo, pienso yo que la noche en blanco tiene cierto encanto madrileño. Casi puedes besar a Cibeles con testigos en pantalla gigante:
Puedes ver y oir a los fantasmas del Palacio de Linares:
Encontrarte con una de capa y espada en la Biblioteca Nacional:
Hay que reconocerlo: Gallardón es el único tipo que ha conseguido que me tire media hora esperando, y a las 12 de la noche, a que me regalen un globo. Y es que la Plaza Mayor se llenó de ellos, que parecía que las estrellas descendieron del cielo para darse cita frente a la Casa de la Panadería:
En definitiva. Un mogollón de paseantes, en blanco y sin blanca:
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