Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

sábado, 28 de diciembre de 2013

Cincuenta años de Charada


Coincidiendo con las navidades de hace cincuenta años, se estrenó Charada. Un 5 de diciembre en Estados Unidos y un 20 de diciembre en aquella España que también en ese año inauguraba el sistema de los dos rombos en la televisión. Para quien tuviera televisión, claro. Cincuenta años después los dos rombos son algo prehistórico (que no descarto retornen viendo como van las cosas); sin embargo, Charada sigue viva. Sigue siendo una película de suspense, intriga, humor, romántica…, una entretenida película de enredos.  De esas que al final nos deja una sonrisa dibujada en la cara.

A mediados de 1962, Betsy Drake, la tercera esposa de Cary Grant, después de doce años de matrimonio pide el divorcio a su marido. Muerta la supuesta pasión, les unirá una gran amistad que nunca se desvanecerá. A pesar de que Grant parece que era un tipo bastante insoportable en su vida privada, el matrimonio se disolvió apaciblemente. A Grant, aunque era gay, todavía le quedaban dos matrimonios más: “Cuando estoy casado quiero estar soltero y cuando estoy soltero quiero estar casado”, aseguraba con ironía. En un contexto emocional exultante de estabilidad, relajado y tranquilo inicia el rodaje de Charada, que fue su última película de rotundo éxito.

Aún recuerdo yo en mi infancia ver charadas en la sección de pasatiempos de los periódicos. La Academia de la Lengua nos recuerda qué es una charada: “Acertijo en que se trata de adivinar una palabra, haciendo una indicación sobre su significado y el de las palabras que resultan tomando una o varias sílabas de aquella.” La palabra viene del francés charade, por lo que la traducción del título al castellano, por una vez y sin que sirva de precedente, es bastante ajustada.

Charada es una peli de mentiras y mentiras. De trepidante intriga pero muy fácil de seguir si no te levantas a hacer pis o a abrir una Coca-Cola. Es decir, es recomendable sentarse a verla con todas las necesidades cubiertas.

El argumento está basado en un libro de Peter Stone, The unsuspecting wife. Ahora bien, el guión final también tiene bastante de enredo. Resulta que el autor lo llevó de estudio en estudio y nadie le hizo ni caso. El tipo no se rindió y novelizó el guión. La novela tuvo éxito y los estudios consideraron, ahora sí, que era una novela guionizable para hacer de ella una película. Así se escribe la historia.

Genial pregunta: "¿Cómo haces para afeitarte ahí?"
La peli es tanto una homenaje al maestro Hitchcock como una fina parodia de su genial  suspense. Quizá por eso también hay aparición de director (Donen) y guionista (Stone). Cuando Reggie (Audrey Hepburn) se dirige a la Embajada de Estados Unidos para encontrarse con Bartholomew (Walter Matthau), dos hombres entran en el ascensor cuando ella sale. El hombre que cuenta una historia sobre una partida de póker es Stone, curiosamente doblado (en inglés) por Donen. La voz del marine que vigila la Embajada al final de la película vuelve a ser Donen.

El inicio es contundente: Un hombre muere asesinado y arrojado de un tren. Después vendrán los psicodélicos créditos. Y después aparece Reggie, el personaje de Audrey Hepburn comiendo en una terracita de Los Alpes. Dicen que aparece comiendo muchas veces para quitar esa imagen de anoréxica que no era. Y comienzan los preámbulos del enredo conociendo a un elegante y maduro Peter Joshua, interpretado por Cary Grant. Bueno, en esta escena es Joshua aunque también será Adam Canfield, Alexander Dyle, y Brian Cruikshank… Éste tipo ayudará  a nuestra adorable protagonista a investigar las casusas de la misteriosa muerte de su marido y de 250.000 dólares. Evidentemente, al marido no será ella la única que le busque…, que hasta la CIA aparece en este peligroso enredo.

Las escenas se suceden trepidantes de acción y humor, incluido ese humor negro del que se hace gala en el velatorio del marido muerto. Un velatorio por el que van desfilando unos tipos tan extraños como peligrosos.

Entre mentiras, medias verdades y desconfianzas surge el amor, también envuelto en humor:

- Te quiero, Adam...
- Ya lo sé. Ya me lo dijiste.
- No. La última vez dije: “Te quiero, Alex”.

El rodaje de exteriores se hizo íntegramente en París (hay guiño a Un americano en París, al igual que lo hay hacia los hermanos Marx) y parece que hubo un gran ambiente en todo el equipo, incluidos Hepburn y Grant. Se dijo que la película fue un intento de unir a ambas estrellas en la pantalla. Pero ante la posibilidad de que Cary Grant no aceptara finalmente el papel, pues era muy reticente a hacerlo debido a la diferencia de edad entre ambos (25 años) y que ya había rechazado trabajar junto a Audrey en Vacaciones en Roma, se barajaron otros candidatos para el papel. Parece que tenían en la recámara nombres como Robert Redford, Paul Newman o Warren Beatty. A mí me suena raro pero Grant, aceptó poniendo como condición que el personaje de Hepburn debía ser el más fuerte de la relación. Vamos, al revés que la movida de Vacaciones en Roma.

De cualquier forma, la anécdota que se destaca por todas partes es que cuando Peter y Reggie llegan por primera vez a la habitación del hotel donde ella se hospeda, Reggie le pregunta que dónde están, y Peter le responde “En la calle en la que tú vives” (On the street where you live)", que es el título de una canción del musical My Fair Lady, en cuya versión cinematográfica Audrey Hepburn haría el papel de Eliza Doolittle el año siguiente.

Mi amada Audrey, evidentemente, está maravillosa. A veces inocentona, a veces muy lista, con perfil cómico, enamorada sin miramientos a la hora de decirlo, y elegante. Dicen que es su segundo mejor vestuario tras Vacaciones en Roma. Y…, ¡ves! Me enrollo. Mañana os pongo el poema preferido de Audrey. Un poema que leyó en su funeral su íntimo amigo y compañero Gregory Peck.




Dirección: Stanley Donen
Intérpretes: Cary Grant, Audrey Hepburn, Walter Matthau, James Coburn, George Kennedy.
Guión: Peter Stone
Música: Henry Mancini
Nacionalidad: Estados Unidos


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