Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

martes, 30 de enero de 2018

La llamada de "los Javis"

Dos chavalinas “en plan” muy modernas y electrolatinas de pro se encuentran en unas colonias veraniegas bajo la vigilancia de unas monjas. Y así, sin avisar, a una que se le aparece Dios cantando por Whitney Huston. Monja joven; monja madura; chavalillas “o sea, tía”; Dios; La Huston; Henry Méndez, electrolatino y un gran tema de Leiva se convierten en un coktel tan desternillante como emotivo; tan sencillo como trabajadamente espontáneo.




Confieso que la vi el pasado otoño, cuando la estrenaron, en este periodo de lago silencioso. Por otras vías animé al colegueo a verla.

No sé si la seguirán proyectando en salas, pero si mañana es miércoles es una opción, más aún tras hacerse el otro día con dos premios Feroz ( a la mejor comedia y al mejor trailer) y tener cinco nominaciones a los Goya, que ya están aquí: dirección novel, guión adaptado, canción original y a las dos actrices de reparto (Anna Castillo y Belén Cuesta).

Hacer esta peli vino a cuento después de que en el madrileño Teatro Lara lleve casi cinco años representándose el musical, un musical pequeño y underground, que ya te digo yo que todavía tiene cuerda para rato.

La peli ha vuelto a saltar a la palestra, además, gracias a que en la entrega del premio a la mejor comedia en los Feroz, Javi Calvo diera un viral discursito de agradecimiento muy emotivo: “la llamada habla del valor de ser tú mismo. Encontrar tu camino y, pese a quien le pese, ser quien tú quieres ser…”, comenzó y, tras un silencio y un tartamudeo: “yo, soy gay...” Bueno, aquí están los dos minutos completos de Los Javis, ahora también en la palestra por Operación Triunfo.

La peli es, pues, de relaciones humanas y divinas en la que todas las actrices hacen un trabajo magínifico, absolutamente verosímil a pesar del alma surrealista. ¡Ah. Recomendable para las gentes de Iglesia católica!

País: España
Dirección: Javier Ambrossi, Javier Calvo
Guion: Javier Ambrossi, Javier Calvo
Reparto: Macarena García, Anna Castillo, Belén Cuesta, Gracia Olayo, Richard Collins-Moore, María Isabel Díaz, Secun De La Rosa, Esti Quesada

Ahí va el premiado trailer:







domingo, 21 de enero de 2018

Los archivos del Pentágono (The Post)

¡Una peli de periodistas en la que salen bien parados los periodistas! Ha tenido que llegar el director de ET para enfrentarse claramente al catecismo Donald Trump en su increíble y cruenta guerra contra el oficio. 

Las personas más jóvenes que vean la peli se darán cuenta de que antes de Snowden, WikiLeaks y todas esas hiperfiltraciones del big data, el personal ya filtraba secretos de estado con medios técnicos bastante más rudimentarios. Eso sí. Creo que se puede concluir que actualmente vivimos desinformados por exceso de filtraciones cuyo impacto duran un par de días. Pero parece ser que es lo que toca.

También las personas más jóvenes pueden ver en esta peli, con olor a papel y tinta, que no hace tanto tiempo había máquinas de escribir, linotipias, linotipistas, tubos, rotativas que rugían en los sótanos de las redacciones. Había un sacrosanto planillo que, como los planos secretos de un arquitecto, incluían el dibujo de todo el periódico.

Había camiones, cientos de camiones que distribuían miles de periódicos de noche. Cada jornada, ocurriera lo que ocurriera. Y había imprescindibles jóvenes “meritorios” empapándose de experiencia y experiencias que incluso bordean la legalidad; adultos redactores y maduros directores que conocían todo el proceso. 

En el Post, hubo incluso una mujer a quien las circunstancias llevaron a ser dueña del periódico: Katherine Graham, interpretada por Meryl Streep. Una mujer que se lo juega todo, como Bradley, el director, interpretado por Tom Hanks.

Los papeles del Pentágono, protagonistas y verídicos de la historia, son documentos, miles de folios, que demostraban que los estadounidenses desconocían la verdad sobre la Guerra de Vietnam. Esa guerra eterna que estaba acabando con toda una generación de jóvenes. 

Es una historía de responsabilidad e integridad periodística, de unidad en el oficio para enfrentarse al poder político. Es una historia tan trepidante como la confección de un periódico diario, “¡oh Dios, cómo me gusta esto!”, exclama el personaje de Tom Hanks. O sea, cómo le gusta el lío, lo imprevisible, el crear algo diferente cada día sobre un proceso que debe funcionar al milímetro. Un proceso encorsetado por el tiempo -esa periodicidad que también ha desaparecido y es otro elemento que nos desinforma-; y el espacio, unas páginas -que también han desaparecido en el infinito mundo de internet- y que es otro elemento que nos desinforma paradójicamente con sobreinformación.

Sin hacer spoiler copio una frase fundamental dictada por el Tribunal Supremos de EEUU: “la prensa debe servir a los gobernados, no a los gobernantes”. Si ya has visto, Tres anuncios a las afueras, esta peli es una opción. Recuerda que en muchas salas, los miércoles son el día del espectador (y la espectadora).


País: Estados Unidos
Dirección: Steven Spielberg
Guion: Liz Hannah, Josh Singer
Reparto: Tom Hanks, Meryl Streep, Jesse Plemons, Bob Odenkirk, Matthew Rhys, Michael Stuhlbarg, Sarah Paulson, Alison Brie, Carrie Coon, David Cross, Bruce Greenwood, Tracy Letts, Bradley Whitford, Zack Woods


viernes, 19 de enero de 2018

España 2030: Gobernar el futuro, de José Moisés Martín Carretero

El otro día me encontré con la primera edición de un libro datado hace exactamente dos años. Su título, España 2030: gobernar el futuro. Estrategias a largo plazo para una política de progreso. Su autor, José Moisés Martín Carretero. “Caray”, pensé (quizá fue otro término menos correcto políticamente el que me vino a la cabeza, pero a efectos prácticos da lo mismo), “si este es Mac”. Claro, a Mac, que hoy es joven tirando a crianza, le conocí hace cosa de veinte años, cuando era tan tan joven como que andaba por el área de Internacional del Consejo de la Juventud de España (CJE). Ahora veo que, además de pertenecer a Economistas frente a la crisis, es director general de Red2Red.

Es cierto que, además, últimamente me lo encuentro cada miércoles en la boca del metro cuando me hago con un ejemplar de 20 minutos. Es la cita semanal en un actual y pedagógico artículo de opinión. Ilustrando el artículo una foto suya que bien podría ser de  Adrien Brody, el joven actor, tirando a crianza, que todos conocemos por El pianista. Pero es que el otro día anduvo en la Ser, y el otro en La Sexta y el otro seguro que en otro sitio porque sabe de lo que habla. Y detrás de una de sus frases hay muchos informes leídos y realizados. Es decir, lo contrario de lo habitual.

Total, que me hice con España 2030 y, al leer la solapilla, uno, que se conoce mejor las fechas de actores y actrices que de los economistas se da cuenta que tanto Brody como Martín Carretero son cosecha de 1973. Lo que en las primeras páginas del libro es considerada “generación X” por Mac.

Veo que el libro es de Ediciones Deusto, del Grupo Planeta. "Un libro que no ha hecho ruido”, pensé. Me llamó la atención. Esto es buena señal, que los libros de jóvenes y jóvenes crianza que hacen ruido han dejado de interesarme.

Y no estaba equivocado. En un lenguaje sencillo, José Moisés Martín con argumentos contundentes con profundo olor a progresismo de nuevo cuño explica que el mundo tiene solución si optamos por la estrategia y abandonamos las prisas. 

España 2030: Gobernar el futuro es un canto al consenso, al pacto, al acuerdo. Incluye casi más preguntas que respuestas al tiempo que hace un diagnóstico global y de España. Y entre las medidas evidentes y sencillas, con el consenso por bandera, es que este país se ponga las pilas con la educación, con el aprendizaje como medida indispensable para cambiar el modelo productivo de este país. 

Estamos a tiempo. Los datos y las reflexiones que aporta deberían estar en la mesilla de noche de cualquier político: global, europeo, nacional, regional, municipal. Incluso si antepone independentismos a cualquier otro asunto más racional.

Es un libro recomendable para estudiantes de economía, que seguro son capaces de hacer lecturas más críticas. Es más, en algún momento adopta la forma didáctica de manual de economía para primerizos.


En fin, me están entrando ganas de buscarle a ver si termina de aclararme algunos asuntos. Vamos viendo…



domingo, 14 de enero de 2018

Tres anuncios en las afueras (de Ebbing, Missouri)

Hay que ver la que lían tres vallas publicitarias de las de toda la vida, en plena efervescencia de internet y redes sociales, situadas en una carretera por la que no pasa nadie desde que se construyera una autovía. Las vallas se encuentran a las afueras de un pueblo llamado Ebbing (Missouri) y Mildred (Frances McDormand) decide alquilarlas después de que nadie lo hiciera desde los años ochenta.

¿Para qué las alquila Mildred? Pues para colocar tres polémicos anuncios publicitarios dirigidos al jefe de la policía del pueblo, Bill Willoughby (Woody Harrelson, sí, el de Cheers) porque varios meses después de que la hija de Mildred fuera brutalmente violada y asesinada las investigaciones no han avanzado nada. No existe ni una sola pista y…, hasta ahí puedo comentar sobre la trama de Tres anuncios en las afueras, la galardonada película de los Globos de Oro, y que no defrauda en absoluto.

Y no defrauda porque retrata esa sociedad votante de Donald Trump en los EEUU profundos. Esos Estados Unidos rurales, violentos en los que a nivel fílmico, la actriz Frances McDormand es el nexo con Fargo, más de veinte años después . Su personaje, Mildred, es una madre coraje que, como si se tratara de Sola ante el peligro, se enfrenta a prácticamente toda la comunidad de Ebbing, empezando por el cura, al que hace un magistral repaso; y terminando con el segundo de la policía, un enmadrado poli, famoso por su violencia racista. 

Pero en la peli también se critica la violencia machista (“aquel día conduje borracha por la paliza que me había dado vuestro padre”). Y es que la violencia, la ira y la venganza están presentes en en la peli igual que en los tuits de Donald Trump.

La sordidez del ambiente y la dureza de los asuntos quedan equilibrados con un permanente e ingenioso humor, muchas veces bastante negro, más propio de un gran guión que de unos paletos yanquis. Pero al fin y al cabo es una peli, también con olor a cine independiente. Y esa ira que engendra ira, pues… No sé si hay esperanza. 

Como podéis comprobar por lo dicho, se puede parecer al mediático caso real español que hoy protagoniza El Chicle. Incluso por los giros inesperados que van sucediéndose.

Si hoy es domingo, el miércoles puede ser un plan, que es día del espectador (y la espectadora) en muchas salas. Y si no, te puedes buscar descuentos que los hay por todas partes. Y si no, pues son casi dos horas bien invertidas.

País: EEUU, Reino Unido.
Director: Martin McDonagh.
Guión: Martin McDonagh.

Reparto: Frances McDormand, Woody Harrelson, Sam Rockwell, Lucas Hedges, Peter Dinklage, John Hawkes, Abbie Cornish, Caleb Landry Jones, Brendan Sexton III, Samara Weaving, Kerry Condon, Nick Searcy, Michael Aaron Milligan, Lawrence Turner, Amanda Warren, William J. Harrison, Sandy Martin, Christopher Berry, Zeljko Ivanek.

martes, 9 de enero de 2018

Una vida a lo grande (Downsizing)

Están las cosas como para no fantasear con distopías, o sea, con utopías pero en chungo. Tanto que vuelven a las listas de éxitos obras como 1984, Rebelión en la granja, Un mundo feliz, El cuento de la criada (también exitosa serie televisiva), etcétera. A nadie se le escapa que este mundo se enfrenta a una crisis de superpoblación  y a una catástrofe, cuanto menos, ambiental.

¿Cuál puede ser la solución a tanta basura, tanto CO2 y tanta precariedad económica? La solución que nos ofrece Una vida a lo grande es decrecer, dejar de crecer. Pero literalmente, que los seres humanos reduzcan su tamaño a unos trece centímetros (menos de la mitad de un geyper-man, un poquito menos que un madelman para quien jugara con ellos).

Como mañana es miércoles (día del espectador y la espectadora) puedes aprovechar para ver esta peli que va bastante más lejos a Cariño, he encogido a los niños. No, no, no, no, no. Esto tiene su carga de crítica y su mar de fondo para que pensemos un poquito en la humanidad. 

La cuestión clave es hacerse pequeñito (de manera irreversible) para salvar el planeta porque somos muy solidarios y tal. La cuestión es si el personal empieza a hacerse pequeñito para esto o para vivir a todo trenza que el dinero da mucho más de sí en un mundo a escala reducida. 

La tentación está ahí y es difícil no sucumbir, pero ¿es el ser humano tan buena gente? Enseguida aparecen subtramas y geniales personajes secundarios: desde una disidente vietnamita a playboy que va sembrando corrupción por donde pasa. Si yo fuera un crítico con sinceridad diría que la peli tiene algunos altibajos narrativos, pero que se superan con el trasfondo de la trama y el conocimiento del ser humano, que vaya a donde vaya termina liándolo todo y…, vale me callo.

País:  Estados Unidos.
Dirección: Alexander Payne.
Guión: Alexander Payne, Jim Taylor.
Reparto: Matt Damon, Christoph Waltz, Hong Chau, Kristen Wiig, Jason Sudeikis, Udo Kier, Neil Patrick Harris, Laura Dern, Margo Martindale, Kerri Kenney, Maribeth Monroe, Niecy Nash, Donna Lynne Champlin, Joaquim de Almeida, Rolf Lassgård, Ingjerd Egeberg, Søren Pilmark, Jayne Houdyshell, James Van Der Beek, Patrick Gallagher, Kevin Kunkel, Kristen Thomson, Brendan Beiser, Don Lake, Mary Kay Place, Juan Carlos Velis, Veena Sood, Jeff Clarke, Pepe Serna.


miércoles, 3 de enero de 2018

Clavícula, de Marta Sanz

Si se ronda la cincuentena, Clavícula tiene una perspectiva de lectura añadida. Si además ingieres lorazepam (sí, el genérico del Orfidal) con moderada frecuencia, añades otra perspectiva. Y si eres mujer, sumas otra. Evidentemente nada de ello es obligatorio, pero quizá sí surja con más intensidad la sonrisa cómplice que nos provoca en tantas página el último libro de Marta Sanz. 
(Nota: Efectivamente, superé la cincuentena hace un par de años y de vez en cuando una pastillita, arregla el cuerpo).

A juicio de Babelia, Clavícula (Mi clavícula y otro inmensos desajustes), está entre los diez mejores libros del año que acaba de concluir, sólo detrás de Berta Isla, según dictaminan medio centenar de críticos y escritores.

La autora autodefine su libro en el propio libro, a la manera de una ópera verista, como un “proceso”. Es un proceso, un viaje en el que le acompaña “el mal” que se adueña de su cuerpo como una garrapata, el lorazepam, multitud de síntomas sospechosos; un pelotón de médicos, médicas y enfermeras de la sanidad pública; la familia, las amistades, las lecturas, el cine… 

En este proceso que es Clavícula, Marta Sanz, con la menopausia como bandera (esto queda raro, pero me hace gracia) reflexiona tan breve como profundamente sobre el deseo, el dolor, la literatura, internet, la mendicidad, la fragilidad, la vejez, el colesterol… y, evidentemente sobre ser mujer. Las mujeres, “sin darnos cuenta, nos resistimos al neoliberalismo somatizándolo” (pag.135).

Por su puesto es una obra crítica con este neoliberalismo de cuño español, “nos hemos hecho viejos antes de tiempo por culpa de la reforma laboral” (pag.197), que nos está llevando a un permanente estrés basado en mirar los ingresos y gastos domésticos, al pánico al paro o al terror al futuro. Y luego lo arreglas con lorazepam. 

No es Clavícula una confesión, es un desnudarse en público. Sin pudor. O no. Es simplemente, pero nada más y nada menos, un compendio de asuntos para hacernos pensar, algo que no está muy de moda.

Evidentemente no es una sucesión de ocurrencias de Marta Sanz. Son ideas a veces adornadas con personajes muy atractivos (en esta categoría no incluimos a Nietzsche, ni Tagore, ni Lobsang Rampa, ni Bertin Osborne). El libro arranca con una referencia a Lillian Hellman, la escritora izquierdista autora de La calumnia, La loba o Julia. También hay cameos de Elvira Navarro, Philippe Forest, James M. Cain, Harper Lee, Jessica Lange, Fabian Casas, Henry Marsh o David Foster Wallace.

¿Qué algunos no sabéis quién son o no lo recordáis? Pues hacéis como yo y metéis los nombres en Google. Merece la pena. Claro, hay en Clavícula algún guiño a Black, black, black y algún personaje menopáusico que hace que resurja la figura de Simone Signoret. 

Si en un par de días vienen los reyes magos, estamos a tiempo de remitirles una carta, un telegrama, un correo electrónico, un guasap o lo que sea para que nos dejen Clavícula, un libro para saborear.


Lo que sí me gustaría sería encontrarme con Marta Sanz para comentar algunos asuntos de los que trata y/o no trata. Evidentemente, intentaré no preguntarle: “¿qué te mueve a escribir?” Eso sí, os dejo esta escena de El paciente inglés, que guarda relación directa con la historia: