Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

viernes, 21 de octubre de 2016

Genovés: “Si pudiera explicarlo todo con palabras, no sería pintor”

Genovés fotografiado por @frlorente.
Nos citamos antes del verano, en el estudio de su casa. Un lugar de trabajo perfectamente ordenado, con cuadros por terminar, que se expondrán en otoño en la prestigiosa galería neoyorkina Marlborugh, su galería desde 1966.

P. Tu vida, tu obra están marcadas por la Guerra Civil y el miedo…
R. Cuando empezó la guerra tenía seis años, cuando acabó tenía nueve. Recuerdo que a mis padres les preguntaba: “¿cuándo no hay guerra la gente va al cine?” Yo no me imaginaba la vida sin guerra, porque tres años en la memoria de un chaval es todo un mundo. Yo nací con ese miedo. Dicen que los niños no se enteran de nada… ¡No poco! El miedo que había entonces era de aúpa y me acuerdo muy bien de aquel miedo. Como cuando bombardearon todo alrededor de mi casa porque vivía junto a la Estación del Norte en Valencia.

P. En alguna ocasión has comentado que hay asuntos que no se pueden expresar con palabras
R. Si pudiera expresarlo todo con palabras no sería pintor. Mi pintura es un leguaje mudo, que dice cosas que no se pueden decir con la literatura. Para mí, la pintura es el arte más libre para quien la contempla. En el cine, la literatura o la música, el espectador es el dueño. En la pintura puedes ver lo que hay y lo que no hay. La pintura es el único arte en que manda el espectador.

P. Con esto que dices, ¿qué opinas de los críticos?
R. Los críticos cambian la pintura por la literatura y eso es algo bastante absurdo. Si todavía fueran poetas…, podrían comentar la pintura con poesía, que puede tener sentido, pero escribir sobre lo que le parece una pintura, siempre me ha parecido una tontería. La labor de un crítico debería enseñar a ver la pintura, pero les molesta entrar en el modelo didáctico. En el fondo un crítico siempre quiere estar por encima del pintor. Es absurdo.

P. Hablas de poetas… Neruda se consideraba un panadero, un trabajador, un obrero de la poesía… ¿te considera un obrero de la pintura?
R. Claro que sí. Con 86 años trabajo 8 horas al día. Esa es mi suerte. Trabajo en lo que me gusta y todos los días descubro cosas nuevas porque en la pintura se está aprendiendo siempre.

P. Eres un pintor contemporáneo muy relevante. Tu galería es Marlbourgh y ya en los años sesenta podrías haber optado por quedarte a vivir en Nueva York, sin embargo decides volver a Madrid…
R. Cuando hice mi primera exposición en Nueva York me propusieron quedarme. Pero aquí estábamos en plena resistencia y no podía abandonar a mis compañeros y de exponer en la mejor galería de Nueva York pasé a pintar en las chabolas, haciendo murales y huyendo de los grises.

P. ¿Cómo los grafiteros?
R. No. Yo veo el grafiti como una cosa de señoritos. A mí lo que me gustaría es que se pusiera de moda el pensar. Estamos en una época en la que parece que se está poniendo de moda el no pensar. Yo si pinto es para que la gente que se ponga delante de un cuadro tenga la ocasión de pensar, y quizá le vengan a la cabeza cosas que no hubiese imaginado. Estoy esperando que se ponga de moda el pensar, quizá estaríamos todos mejor si nos dedicáramos a pensar.

P. ¿Pero no eres optimista?
R. Soy optimista y un poco ingenuo porque en este país todo el mundo es muy listo, ¿no? Muchas personas dicen “qué listo es ese tío!” refiriéndose a timadores o tiparracos. Luego están los listos que hablan de lo que no saben. Ya lo dijo Machado: “Si todos los españoles, de pronto, hablaran de lo que verdaderamente saben, habría un silencio absoluto en España. Aquí todo el mundo habla y todo el mundo es muy listo y yo soy muy ingenuo. Y estoy orgulloso de ello.

P. Antes hablabas del miedo infantil de la guerra, pero luego volvió el miedo adulto al franquismo.
R. En mis cuadros he intentado crear el espacio del miedo. Mis multitudes… Yo nunca he pintado un mogollón de gente junta. Pinto a cada persona porque creo cada persona hacemos una multitud. Nunca hay dos figuras iguales.

P. Tus multitudes y espacios parecen crear un mundo de inquietante silencio, un silencio atronador.
R. A veces estoy pintando y hasta que no oigo la voz de la multitud no estoy contento. Hay un momento en que estoy metido y necesito oír, imaginarme un sonido y en ese momento pienso: “esto va bien”.

Durante la charla pillado por Francisco Naranjo.
P. ¿Lo del compromiso político te viene de familia?
R. Mi padre, por miedo, siempre mantuvo silencio y me decía que no me significara. Hasta los cuarenta años no supe que mi abuelo fue sindicalista, fundador de UGT en Valencia. Incluso Pablo Iglesias, el de verdad, dormía en su casa, en lo que era el barrio obrero. Cuando me metí en política mi padre me llamaba loco por comunista. Yo le decía que soy demasiado anarquista para ser comunista y demasiado anarquista para ser comunista. Es una frase que siempre me ha gustado.

P. Cuando te detienen, Franco había muerto. Pero el franquismo pervivía…
R. Si me apura, la situación era más peligrosa porque no sabíamos qué iba a suceder.
P. Algunos sectores ponen en entredicho aquel tiempo de transición. ¿Cuál es tu opinión?
R. Hay gente pá tó. A mí me ha dicho un pintor muy joven que con Ana Botella era peor “que cuando vosotros…” Tuve que decirle, “para tío”. Hasta ahí podíamos llegar. Recuerdo un día que no estaba yo en casa y la policía fue a buscarme y terminaron encañonando a mi hijo que tenía 14 años porque no les abría la puerta.

El Abrazo

P. ¿Cómo se gestó ese símbolo de la Transición que es El Abrazo?
R. En este mismo estudio de mi casa se reunió la Junta Democrática. Hacíamos muchas reuniones clandestinas porque hay dos puertas… La Junta decidió hacer urgentemente un cartel para pedir la amnistía de los presos políticos, y ya que estaban en mi estudio… Claro. Lo querían para el día siguiente y eso era imposible, así que elegimos uno que estaba hecho. Fue José Sandoval quien primero lo vio y, efectivamente “lo tuvimos para mañana” gracias a una organización impresionante.

P. Fue el causante del tu detención…

R. La policía intentó humillarme. Cuando me llevaron a la DGS, me bajaron en la calle Preciados para que recorriera esposado toda la Puerta del Sol flanqueado por dos guardias. Lo divertido de la historia es que un policía me confundió con el pintor del siglo XVI Veronés.





martes, 27 de septiembre de 2016

Florence Foster Jenkins, te tienes que reir

Ya en este mes de septiembre vi en el plasma Madame Marguerite, una película francesa estrenada en abril de este año y ambientada en el París de los años 20. Una de estas cintas que se hace complicado ver en las salas porque se exhiben poco o no se exhiben. En Madame Marguerite se hace una adaptación muy libre de la historia de Florence Foster Jenkins (1868- 1944), una mujer real, excéntrica millonaria, “soprano”, que amaba profundamente la música pero que se salía del pentagrama por toda la rosa de los vientos. Pocos meses después, se ha estrenado la película británica protagonizada por Meryl Streep y Hugh Grant. Su título: Florence Foster Jenkins.

Meryl Streep es una Florence que me recuerda a aquella cocinera, Julia Child, que tantas visitas haregalado a este blog desde el año 2009. Es Florence una mujer que alcanza su sueño de cantar incluso en el prestigioso local neoyorkino Carnegie Hall. La cuestión es que lucha por su sueño, vale, pero lo alcanza gracias al dinero y a una gran mentira que lo envuelve todo.

Detrás de la gestión de esa gran mentira está su marido, Clair Bayfield (Hugh Grant), un hombre que adora a su esposa y hace todo lo posible y lo imposible para que sea feliz con la música e interpretando arias. La quiere, sí, aunque vive con otra mujer en lo que viene a ser un trío, cuanto menos, curioso. La magnífica pareja tiene otra pata. Se trata del pianista que acompaña a Florence en sus incursiones musicales, Cosme McMoon, interpretado por Simon Herlberg (sí, el astronauta de la serie Big Bang).

Lo que está claro que no tiene Florence es talento para la música. No me queda claro si es lo suficientemente trabajadora y disciplinada, pero sí queda claro que alcanza la fama por su ausencia de talento, directamente proporcional al tamaño de sus cuentas. A simple vista es entrañable por su mecenazgo a favor de la música en la ciudad de Nueva York (crea el Club Verdi); por otra parte es egocéntrica y vanidosa. Quizá despierte nuestra sensibilidad el saberla enferma. Quizá el ver que no tiene amigos, sino gentes, hasta el propio Toscanini, que la sablean para poder sacar adelante proyectos.


Es una película con un pastiche de sentimientos: amor, cariño, sueños, humor, tristeza, sinceridad... Es un bioopic que no está claro si cede a la comedia o al drama con una pregunta que no hago más que darle vueltas: ¿Era consciente de cómo cantaba?

(P.S. Recomendable verla en versión original).

País: Reino Unido Reino Unido.
Dirección: Stephen Frears.
Guión: Nicholas Martin.
Reparto: Meryl Streep, Hugh Grant, Simon Helberg, Nina Arianda, Rebecca Ferguson, Neve Gachev, Dilyana Bouklieva, John Kavanagh, Jorge Leon Martinez, Danny Mahoney, Paola Dionisotti, David Menkin, Tony Paul West, Philip Rosch, Sid Phoenix.




jueves, 22 de septiembre de 2016

Tarde para disfrutar con “Tarde para la ira”

La otra tarde no sólo vi llover, sino que disfruté con una película española que además es la primera cinta dirigida por el actor Raúl Arévalo. Tarde para la ira es un thriller con ritmo con una sólida estructura que nos va sorprendiendo poco a poco. Empapando. Es la historia de una venganza, ese plato que se sirve frío.

Si este guión lo coge Tarantino seguro que se crece y nos llena la sala oscura de tripas, sangre y entrañas, pero no es el caso. En Tarde para la ira las entrañas son más al modo Clint Eastwood con un magnífico Antonio de la Torre (José) que está entre eso: Clint Eastwood y…, Dustin Hoffman. Un Antonio de la Torre, que vuelve a oler a Goya, pero que ya debería dejarse seducir por sus otrora comedias.

A de la Torre le acompañan en un magnífico trío protagonista Luis Callejo (Curro) y Ruth Díaz y el añadido fundamental de Miguel Poveda en la banda sonora. La sinopsis de la película confiesa que en agosto de 2007, Curro entra en prisión tras participar en el atraco de una joyería. Ocho años después sale con ganas de emprender una nueva vida junto a su familia, pero se encontrará con una situación inesperada y a un desconocido José que le llevará a emprender un extraño viaje donde juntos se enfrentarán a fantasmas del pasado…

Personalmente creo que José es un genio que prepara, con tiempo eso sí, una partida de ajedrez de bella factura; más allá del uso de la violencia, claro. Una partida que nos trasladará a bares de cortezas y refritos, a carreteras inquietantes, pueblos de la España profunda y desfavorecidos barrios urbanitas madrileño (juraría que veo Usera en algunos planos).

Raúl Arévalo sabe del terreno en el que se mueven nuestros protagonistas y todos estos escenarios se llenan de venganza, violencia, ira… De delincuencia, matonismo, incultura… Y un par de preguntas que me desbordan: ¿es posible la rehabilitación?, ¿qué habría hecho yo?

País: España.
Dirección: Raúl Arévalo.
Guión: Raúl Arévalo, David Pulido.

Reparto: Antonio de la Torre, Luis Callejo, Ruth Díaz, Manolo Solo, Alicia Rubio, Raúl Jiménez, Font García.


sábado, 17 de septiembre de 2016

Madrid: frontera


Cuando Javier Manzano te dice que leas un libro, pues hay que hacerle caso. Y eso ocurrió con Madrid : frontera (editorial Arevés). Un fin de semana del pasado mes de julio abrí la novela de David Llorente y no la devoré en una jornada para dejar reposar lo que estaba leyendo. Me encontré con una narración nada habitual, escrita en segunda persona, repleta de acción, ironía, crítica…, una novela que destila deshumanización en un escenario apocalíptico con Madrid, el foro, como decorado.

En la novela podemos ver otro 15-M, con policías, desahuciados, suicidios. Vemos la ley mordaza, prostitución, persecución de inmigrantes. Rechazamos los uniformes, los curas, viajamos a un mundo con aborto ilegal. Viajamos entre cunetas y entre teatros convertidos en bancos. Reconocemos la Puerta del Sol, la Avenida del Mediterráneo, Gran Vía…

En Madrid: frontera, asistimos a un cercano futuro sin asignaturas de filosofía y literatura en las aulas. Es nuestro mañana, un estado policial en el que el más fuerte devora al más débil. Un mundo en que las personas pierden su identidad, “la madre de todas las desgracias”.

Madrid: frontera es una novela que pasa revista a mil historias a través de un buen número de personajes. Imprescindible se vives Madrid, aunque no vivas en Madrid; y si has perdido tu identidad, como esta ciudad. Pero también puedes leer
una trepidante historia, salpimentada con novela negra, la única forma que existe hoy día de tratar asuntos sociales desde la literatura.

Madrid: frontera me evoca pelis como Fahrenheit 451 y, por supuesto Cuando el destino nos alcance (Soylent Green)… Preguntaré a Javier Manzano, un tipo muy del foro, si sabe algo del autor, David Llorente.








martes, 13 de septiembre de 2016

Gernika, de símbolo antifascista a propaganda anticomunista

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Cuando no me gusta una peli no suelo hablar de ella, salvo que me indigne. Con Gernika, simplemente, hago una advertencia a tantas gentes de por aquí y de por allá que piensan que versa del bombardeo de Gernika, el pueblo vizcaíno mundialmente conocido por tratarse de un símbolo antifascista. Picasso tuvo mucho que ver en universalizar el nombre de Gernika y su símbolo. Nunca sabremos, salvo que en el Ministerio del tiempo le echen imaginación, que habría opinado el pintor malagueño horrorizado tras leer las crónicas de corresponsales como G.L. Steer.

También advierto que si alguien piensa que va a ver una película inspirada en este corresponsal, puede ahorrarse el tiempo y el dinero.

Si alguien cree que va a ver una película con una gran documentación histórica o militar de los sucesos de Gernika, también puede ahorrárselo. Es más, veo cierto tufillo Pío Moa y sus Mitos de la Guerra Civil en algún comentario del teniente coronel von Richthofen sobre la relevancia táctica del pueblo y ese tono despectivo hacia las tropas de Mola. Al fin y al cabo sus aliados.

En la película pintan una oficina de propaganda, con sede en Bilbao, parecida quizá a la que había en Madrid. Desconozco si en Bilbao hubo una oficina de propaganda bajo la supervisión directa de un señor soviético y estalinista con bilbaínos y bilbaínas bajo sus órdenes. Así, a bote pronto, se me ocurre que en Euskadi acababa de conformarse el Gobierno de Aguirre, compuesto por cinco nacionalistas, tres socialistas, dos republicanos y un comunista. Mucho poder veo yo cediendo al estalinismo todo lo relacionado con propaganda y censura...

También aparece una checa soviética en pleno Gernika. Claro, el asunto de las checas es muy sensible y para tratarlo, aun de pasada, hay que conocerlo bien. 

Pero bueno, que en aras de la libertad, uno se puede inventar lo que le dé la gana y explicar que son licencias cinematográficas o literarias. El problema es cuando conviertes un símbolo antifascista en propaganda anticomunista. La peli pierde la perspectiva y se desenfoca de tal manera que Gernika desaparece y se convierte en una historia anticomunista (vale, la cosa va contra Stalin) sin venir a cuento.

Perfecto criticar a Stalin, perfecta la trama de El elegido, que narra el asesinato de Trostky, pero Gernika… flaco favor a la historia.

Sí. El nombre de Gernika está a años luz de esta película a pesar de que cuente con la participación ETB, el Ayuntamiento de Bilbao (bonitos planos, eso sí; igual que del Arriaga), la diputación foral de Vizcaya, Ayuntamientos de Gernika, de Lekeitio, de Barakaldo, de Atxondo… Y no sé si por influencia de Ocho apellidos vascos, Canal Sur y Gobierno de Aragón.

¡Ah! si alguien piensa que va a ver una peli de amor, que se olvide. Este es un amor de sota, caballo y rey que, además, como podemos pensar que ahí está el corresponsal G.L. Steer, pues suena todo a falso, a no creíble. Demasiado estereotipo periodístico. Eso sí. A ver si algún día se hacen pelis de corresponsales al estilo Manu Leguineche.

Sobre Gernika y Steer, puedes leer aquí.


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Dirección: Koldo Serra.
Guión: José Alba, Carlos Clavijo Cobos, Barney Cohen.
Reparto: María Valverde, James D'Arcy, Jack Davenport, Burn Gorman, Irene Escolar, Ingrid García Jonsson, Julián Villagrán, Álex García, Joachim Paul Assböck, Bárbara Goenaga, Víctor Clavijo, Natalia Alvarez-Bilbao.
País: España


Dicho lo dicho, el tráiler es engañoso.



 

miércoles, 7 de septiembre de 2016

El elegido: hoces, martillos y un piolet

Los años inmediatamente anteriores a la Segunda Guerra Mundial fueron tan trágicos como repletos de esperanzas. La Guerra Civil española fue el centro mundial de esa tragedia y esas esperanzas. Tal como se relata en El Elegido, el asesinato de Trotsky a manos de Ramón Mercader acontece en ese tiempo; en un escenario ocupado por espías, engaños, mentiras y fanatismos.

Sin duda, El Elegido es una película para ver sin peligro de spoilear, porque es sabido que Trotsky, visceral enemigo de Stalin y viceversa, acabó con un piolet en la cabeza. Con todo, estamos ante un thriller político que abarca aproximadamente tres años: desde que Ramón Mercader es captado por el Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos de la Unión Soviética, el NKVD, o el GPU, o el OGPU… en definitiva, una sección del KGB; hasta el asesinato de Trotsky el 21 de agosto de 1940.

En ese tiempo asistimos al entrenamiento deshumanizador a que es sometido Mercader; a su cambio de identidad por la de Jacques Mornard; a su relación sentimental con Silvia Ageloff, secretaria de Trotsky a quien acompaña hasta México… Y sobrevolando siempre, Caridad del Río, la madre de Mercader. Por lo tanto, dos mujeres marcan esos años del protagonista: una madre stalinista que promueve a su hijo para ser un héroe y una novia trotskista, quizá extremadamente ingenua, a la que utiliza durante años para cumplir su “misión”.

Más allá de esos personajes principales, en la película aparece un secundario con un pequeño pero decisivo papel, el capitán comunista Carles Vidal (Roger Casamayor), a quien Mercader salva la vida en el frente español. Un personaje que desconozco si es histórico o de ficción, pero que quizá aporta humanidad o, mejor, humanismo, en un mundo de sectarismo y tropelías.

Thriller político

El elegido es trepidante, intrigante, elocuente. Además evidencia un importante trabajo de documentación en el que se intuye Asaltar los cielos (1996), imprescindible documental de Javier Rioyo, que profundiza en la vida de Mercader. La famosa y actualizada frase de Marx, que da título a este documental, venía a cuento por el peculiar asalto a los cielos que los protagonistas emprenden, más allá de la democracia y las urnas.

Cuenta El elegido un momento crucial de la historia contemporánea, quizá no suficientemente tenido en cuenta, pues, como asegura su director, Antonio Chavarrías, Trotsky “era el único hombre que tenía suficiente autoridad y prestigio para enfrentarse a Stalin. Esa muerte cerró la posibilidad a cualquier cambio de rumbo en la Unión Soviética”. Todo ello, eso sí, a punto de comenzar la guerra que enfrentó al mundo.
Recomendable, además, disfrutarla en versión original para comprobar la torre de Babel que era aquello y corroborar que Mercader nunca habló español una vez cambiada su identidad. Bueno…, en un momento dado, una frase se le escapa.

Dirección: Antonio Chavarrías.
Reparto: Alfonso Herrera, Hannah Murray, Julian Sands, Elvira Mínguez, Frances Barber, Henry Goodman, Gustavo Sánchez Parra, Emilio Echevarría, Javier Godino, Luis Rosales, Brontis Jodorowsky, Alejandro Calva.

País: España.

"Asaltar los cielos" está en Youtube, aquí.





viernes, 8 de julio de 2016

Acción y crítica con Money Monster

Juan Diego rememoraba en La lengua madre “la rebequita” que en Navacerrada había que ponerse en los atardeceres veraniegos por recomendación maternal. En Madrid capital, la única forma de ponerse una rebequita, e incluso una funda nórdica, calcetines de lana y botas de pre ski es ir al cine. Enfundado en mi funda he pasado un buen rato con la recién estrenada Money Monster, con trío de ases: George Clooney, Julia Roberts y dirección de Jodie Foster.

No. Si al cine sigo yendo con extrema frecuencia, pero en ocasiones me he echado largas siestas a pesar de pelis majas como Esperando al rey y, oiga, quizá he andado desganado a la hora de hablar de pelis. Money Monster me ha sacado del letargo porque es poliédrica sin ser una obra de arte
.
El tema que centra la historia nos resulta cercano. Un pseudoperiodista (Lee Gates, interpretado por Clooney), es el showman de un programa sensacionalista de entretenimiento con gran audiencia. Patty Fenn (Julia Roberts) es la productora que ya está saturada de no hacer periodismo en beneficio de un show sobre… ¡¡economía!! Se trata de un circo televisivo que populariza la Bolsa, el mundo de las acciones y Wall Street hasta el infinito. Eso sí, indicando a espectadores-accionistas en qué invertir

El problema surge cuando una de esas inversiones recomendadas se hunde. 800 millones de dólares se volatilizan y un espectador-inversor, armado hasta los dientes, entra en el plató y secuestra en directo a Lee Gates. A partir de ese momento se desencadena la acción y la película transcurre en tiempo real.

El joven secuestrador en realidad sólo quiere una respuesta a la pregunta: ¿dónde están los 800 millones? Acción, humor, crítica a esa corrupción financiera de Wall Street que tan bien y también conocemos en este país. Y bueno, alguna pincelada a la desmedida ambición humana.

Interesante la evolución del personaje interpretado por Clooney, así como las relaciones entre secuestrador-secuestrado y…, secuestrado-productora. Claro. Hasta ahí puedo leer. Bueno, también puedo decir que el trío de ases se ha mostrado contundente contra la candidatura de Donald Trump…

País: Estados Unidos.
Directora: Jodie Foster.
Guión: Alan DiFiore, Jim Kouf, Jamie Linden (Historia: Alan DiFiore, Jim Kouf).
Reparto: George Clooney, Julia Roberts, Jack O'Connell, Caitriona Balfe, Dominic West, Giancarlo Esposito, Dennis Boutsikaris, Darri Ingolfsson, Christopher Denham, Anthony DeSando, Jennifer Dong, Ivan Martin, Cliff Moylan, Vernon Campbell, Joseph Oliveira.


jueves, 30 de junio de 2016

Contra la homofobia... Por un beso

#PorUnBeso es el título del cortometraje dirigido por David Velduque para el MADO Madrid Orgullo 2016, una edición teñida de dolor por la reciente masacre ocurrida en Orlando.
El cortometraje forma parte de una iniciativa del director con la colaboración de la revista Shangay. Una historia protagonizada por Pelayo Rocal junto a Fernando Hevia y producida por la productora audiovisual Neurads.

El proyecto nace en un contexto en el que estamos asistiendo a un alarmante aumento de las agresiones al colectivo LGTB que, solamente en la Comunidad de Madrid, se ha cobrado ya en lo que lleva de año 98 agresiones.
David Velduque, director de la pieza, afirma que “ahora más que nunca son necesarios proyectos que defiendan que el amor pueda ser expresado con total libertad y sin miedos”.

Movimiento #PorUnBeso

La iniciativa anima también a todo el mundo a formar parte de este movimiento a través del hashtag #PorUnBeso, subiendo fotos de sus besos para llenar así las redes de amor LGTBI.

El estreno del cortometraje tuvo lugar el miércoles 29 de Junio en la Plaza de Pedro Zerolo, junto al acto de homenaje a las víctimas de Orlando. Simultáneamente, se colgó en Shangay.com para todos aquellos que no pudieron asistir al estreno.

El corto lo puedes ver pinchando aquí 

Y aquí el "teaser": 

viernes, 17 de junio de 2016

Somos Coca Cola en lucha. El libro

Somos Coca Cola en lucha es algo más que el relato verídico de la lucha mantenida por los trescientos espartanos y espartanas de la fábrica que el refresco posee en Fuenlabrada. Pero es algo más, es la evidencia de que la lucha de clases existe y de que es imprescindible la organización sindical por la base para hacer frente a los poderes. El último capítulo de esta historia aún está por escribir, pero como asegura Juan Carlos Asenjo, líder y portavoz del comité de empresa, “esta lucha ya la hemos ganado moralmente”.

La escasa labor de edición de los textos convierte al libro en un relato oral en negro sobre blanco. Es una aventura real de lucha, extremadamente elocuente, en la que vivimos una auténtica montaña rusa de emociones. Las emociones y sentimientos vividos por un grupo de personas normales que de la noche a la mañana ven cómo sus proyectos de vida se derrumban por un ERE que es ilegal. Enfrente está la todopoderosa marca Coca-Cola. Esa marca, maestra en emotivos spots publicitarios que manda sobre gobiernos y hace lobby con los más poderosos bufetes de abogados.

Nunca Coca Cola pensó que unas pocas personas, organizados en las Comisiones Obreras, iban a causarle tantos problemas. Pulido, Teresa, Mercedes, Raúl, Daniel, Juan Carlos, Carmen, Josefa, Aurora, Idoia, Gema…, una larga lista de trabajadores, trabajadoras, sus esposas, sus novios, sus familiares, narran desgarradoramente los dos años de lucha emprendidos desde que el 22 de enero la empresa anunciara un ERE impensable para casi todos. Esa misma mañana se había firmado el convenio colectivo. La empresa acababa de invertir un dineral en modernizar una planta que era “la perla” como la calificaba su exdirectivo, Marcos de Quinto.

Miedos, traiciones, incomprensiones, victorias e insistencia recorren cada página del libro. Son historias y tragedias personales, presiones psicológicas sufridas por unas gentes que, golpe a golpe, se han convertido en una gran familia. Es la historia de un campamento que surgió espontáneamente, frente a la fábrica, con un bidón y unos cartones. Un campamento con la función de “informar” directamente a la plantilla, pero también con el objetivo de hacer “unión, colaboración, de conocer a las parejas, de atención a los medios, visitas, arranque, logística…”

Con Juan Carlos Asenjo y el libro, un sábado de manifa en Sol.
A pesar de las tragedias, Somos Coca Cola en lucha es fundamentalmente un drama, con momentos de exaltación, como cuando el Tribunal Supremo confirma que el ERE es nulo; y momentos duros, como el día de las cargas policiales, con un Ministerio del Interior haciendo el trabajo sucio a una empresa que incumple reiteradamente sentencia tras sentencia.

Pero además, a través de las páginas del libro entendemos entresijos y el tufillo mafioso que rodea a la marca. Si esta historia es la victoria de David sobre Goliat, lo es también gracias a los servicios jurídicos de CCOO, con Enrique Lillo a la cabeza, quien sin pelos en la lengua arremete contra los medios de comunicación comprados a golpe de talonario; contra los despachos de abogados de élite; contra los desorbitados sueldos de directivos “enchufados”; contra juristas que  se han pasado “al lado oscuro”; contra el “Ministerio de Empleo del PP que está al servicio de las multinacionales…, pero al servicio directo”.
Todo ello, sin que Lillo olvide una dosis de autocrítica y crítica a los “movimientos espontáneos”, resaltando que es mentira que “los sindicatos están domesticados” y que lo que “hace falta es una organización sindical y una unidad de los trabajadores, no una ideología barata”.

El conflicto de Coca Cola es, sin duda, de los más relevantes de los últimos tiempos, tanto por la lucha humana y sindical, como por los precedentes que genera, apuntando directamente a la reforma laboral del Partido Popular, redactada por los “lobbies empresariales y despachos de élite que asesoran a grandes empresas”. Sin duda, los trabajadores y trabajadores de este país tenemos una deuda pendiente con los irreductibles de Fuenlabrada.

El libro se puede adquirir, por ejemplo, en CCOO de Madrid. Calle Lope de Vega, 38. planta 5.

PARA SABER MÁS:








lunes, 6 de junio de 2016

Nicolás Sartorius: “Todo lo que sea abstención debilita y deslegitima a la democracia”

Durante la conversación, fotografiado por @frorente.

Cofundador de las Comisiones Obreras. 

Vicepresidente ejecutivo de la Fundación Alternativas.

Edad: 78 años.

Natural: San Sebastián.

Periodista y abogado.

Es historia viva de CCOO y de un periodo fundamental en España. Tiene tan claro que el tema de nuestro tiempo es la sostenibilidad, porque “afecta a la supervivencia de la especie”, como que en las próximas elecciones tenemos que votar lo que “consideremos menos malo”.


P. Recientemente, en un homenaje al padre Llanos, relató que durante su época de estudiante universitario conoció en primera persona los rigores del trabajo manual…
R. Hubo una organización, el SUT (Servicio Universitario del Trabajo), organizada entre otros por el padre Llanos, que consistía en que los universitarios tomáramos contacto con el mundo del trabajo. Yo tuve dos experiencias, una como chapista en Vitoria, en la empresa DKV, que hacía camiones y furgonetas; y otra en el campo, en una finca de Salamanca. Durante los meses que trabajé como chapista supe lo que era estar durante ocho horas dando martillazos con otros doscientos trabajadores a la vez en medio de un ruido insoportable y destrozándote el brazo y las manos porque moldear la chapa es una labor muy dura. En el campo la experiencia también fue muy dura. Con un azadón teníamos que cubrir las viñas para evitar las heladas. Aquello significó tomar contacto con el verdadero mundo del trabajo.

“Todo el que luchó contra la dictadura valora la Transición”


P. En alguna ocasión se ha referido a aquella generación de jóvenes como “apasionados pero pragmáticos”…
R. La experiencia del trabajo y la lucha en la dictadura te hace ser pragmático si quieres alcanzar objetivos y avanzar. El trabajador de verdad, el que está en una fábrica o en una mina, es muy realista. No son visionarios que creen que todo es fácil porque trabajan con la materia y saben lo duro que es el trabajo. Éramos apasionados porque queríamos conseguir la libertad, la democracia, la libertad sindical…, pero éramos realistas porque sabíamos lo que teníamos enfrente, una dictadura. También sabíamos que había que conseguir que la mayoría de los trabajadores tiraran hacia adelante. Teníamos que ir de los asuntos más concretos y pequeños a los más grandes y politizados. No podíamos llegar a los trabajadores contándoles milongas… Había que pegarse al terreno y movilizar a la gente por cuestiones muy concretas: salarios, convenios, condiciones de trabajo. Ésa era la manera de unir al conjunto.

P. Un momento fundamental en su vida y en la de la historia de España fue, en 1972, el Proceso 1001. El mismo día que comenzaba el juicio fue asesinado Carrero Blanco, algo que fue muy celebrado mientras ustedes estaban en el banquillo… ¿Cómo fue aquello?
R. Hay que precisar. En el momento del Proceso 1001 hubo una movilización importante, nacional e internacional, en un ambiente muy cargado de solidaridad, también alrededor del tribunal que estaba en las Salesas. Cuando llegaron las noticias del atentado, la policía se lanzó en tromba y se suspendieron todos los actos de solidaridad. Lo que provocó el atentado de ETA fue suspender toda la movilización con el 1001 y comenzó una represión muy fuerte.

P. Pero a ETA se la veía con cierta simpatía en ese tiempo…
R. Eso no lo comparto. A ETA la veíamos como un adversario. Primero, porque no respetaban a nada ni a nadie y, segundo, porque sus formas de lucha las rechazábamos radicalmente. Nosotros queríamos el movimiento de masas y ellos abogaban por el atentado individual. Eran dos enfoques radicalmente diferentes y, precisamente, ETA comete el atentado coincidiendo con el Proceso 1001 para competir contra nosotros. Eso sí, luego se demostró que teníamos razón. Siempre defendimos que la lucha armada nada tenía que ver con la izquierda.

 “El trabajador de verdad, el que está en una fábrica o en una mina, es muy realista”

 

P. Una máxima suya es que “con la violencia siempre pierden los mismos”.
R. Por supuesto. Incluso si los terroristas en algún momento se consideran "leninistas", deben recordar las críticas del propio Lenin hacia su hermano por haber atentado contra el zar, acusándole de infantilismo. El atentado de Carrero nos hizo polvo. Luego, a través de Ruiz-Jiménez, supimos que las condenas iban a ser menores que las altísimas penas a las que nos condenaron.

P. Debieron ser momentos de mucho miedo.
R. Mucho temor no teníamos. El atentado produjo mucho miedo en la gente, pero nosotros ya no teníamos nada que perder. Como anécdota le contaré que había un teniente de la policía armada, que estaba al mando de las fuerzas en las Salesas, que era del mismo pueblo que Marcelino Camacho –Osma La Rasa, en Soria- y vino a vernos a la celda para que no nos preocupáramos. Nos dijo una frase que nunca olvidaremos: “Para llegar a ustedes, primero me tienen que matar a mí”. O sea, que no toda la policía armada era igual.

P. ¿La muerte de Carrero no aceleró el final de la Dictadura?
R. Para nada. Al revés. Carrero era un marino monárquico, un militar. Si hubiera sido presidente del Gobierno cuando Juan Carlos accede a la Jefatura del Estado, le hubiera obedecido disciplinadamente, cosa que Arias Navarro no hizo. Arias Navarro era un fiscal, un represor tremendo que despreciaba al monarca y puso todo tipo de obstáculos a abrir el proceso de Transición.

P. Pero Franco se murió en la cama.
"La Constitución fue una ruptura". Foto de @frlorente.
R. Sí. Pero el franquismo se murió en la calle. Siempre ha habido una interpretación interesada cuando, por ejemplo, se compara con el caso italiano en que a Mussolini lo colgaron los de la resistencia. En España, el dictador muere en la cama, pero una cosa es el dictador y otra la dictadura. Con la muerte de Franco no llega la democracia. Desde el 20 de noviembre de 1975, en que muere, hasta el 15 de junio de 1977, en que se celebran las primeras elecciones, pasa más de un año y medio y sucedieron muchas cosas. Fue un periodo repleto de movilizaciones, huelgas, militarización del metro de Madrid… Las luchas fueron tremendas en todos los sectores y en todo el Estado. La Universidad estaba “fuera de control”, como el propio Arias Navarro reconoció. Areilza hablaba de la “galerna de huelgas que se abaten sobre el Gobierno” y en los lugares más insospechados. Esa inmensa movilización hace que el Gobierno de Arias Navarro, y su intento de perpetuar el franquismo, cayera. Este momento fue fundamental, clave. En esta movilización generalizada del país, Comisiones Obreras jugó el papel de liderazgo.


“[En la Transición] comienzan a acometerse reformas que culminan en una ruptura”



P. ¿Y si no hubiera caído Arias Navarro?
R. Si Juan Carlos no quita a Navarro, esa movilización hubiera continuado y se habría llevado por delante lo que hiciera falta. El rey nombró a Suárez y se dio cuenta de que el proceso era irreversible. Entonces empieza la evolución hacia la democracia. Eso fue la Transición. Comienzan a acometerse reformas que culminan con una ruptura, que fue la Constitución de 1978.

P. ¿Qué la Constitución fue una ruptura?
R. Claro que sí. ¿Qué tiene que ver la Constitución con  los Principios del Movimiento Nacional?, ¿qué tiene que ver con la dictadura de Franco? Es su negación. La Constitución del 78 es más avanzada, en bastantes aspectos, que la de la República y que la de la mayoría de países europeos. Era la derecha a la que no le gustaba. El propio Aznar reconoció que él no había votado a favor, y Fraga se abstuvo. Y también hay una parte de quienes se consideran más a la izquierda que nadie que han perdido el norte. Claro que la Constitución necesita reformarse y mejorarse, pero tiene contenidos muy avanzados, como considerar un derecho fundamental el derecho de huelga o que los sindicatos y la negociación colectiva queden legitimados constitucionalmente. Todos estos derechos los conquistó el movimiento obrero, porque tenía fuerza. Aquí se ha dicho que no hubo ruptura, pero sí la hubo, lo que no tuvimos fue fuerza para hacer una revolución política como sí pudo hacerse en Portugal, donde los militares estuvieron a favor de la revolución. El método de la Transición fue la reforma y el resultado fue la ruptura.

“No creo que un sindicalista deba ser ni nacionalista vasco, ni catalán, ni español”


P. ¿Por qué esa deslegitimación que se hace actualmente de la Transición?
R. Todo el que luchó contra la dictadura valora la Transición porque la ve como una obra suya. Quienes no lucharon contra la Dictadura y, por ignorancia, no tienen ni idea de lo que fue aquella lucha, ponen en cuestión la Transición. No conozco a nadie de CCOO, del PCE o de un partido que haya luchado de verdad, que desprestigie la Transición. La conquista de la democracia costó cárcel y muertos. Conquistamos la democracia, no nos la otorgó nadie. La Transición fue pasar de una dictadura a una democracia y eso, sin duda, beneficia siempre a trabajadores y ciudadanos.

P. En CCOO se está abriendo un proceso de “repensar el sindicato”. Hubo un documento en 1972 que no se llegó a discutir porque entró la policía y detuvo a todos. En él se sentaban los pilares del sindicato: unidad, carácter sociopolítico e independencia. ¿Siguen sirviendo?
R. Creo que sí. Unidad…, al menos unidad de acción; el carácter sociopolítico era la clave porque el sindicato debe entrar en asuntos como política fiscal, política económica, vivienda, educación, sanidad…, desde la independencia de criterio. La concepción de sindicato como correa de transmisión entre las masas y el partido político lleva a la división. Estos pilares sirvieron para que, a pesar de la terrible crisis del PCE, que lo convierte en marginal, CCOO siguiera siendo el primer sindicato de España. No sé si hay que repensar, reverdecer, recuperar, revalorizar…, pero sigo convencido de que son pilares fundamentales. Y además tiene que ser solidario tanto a nivel internacional como nacional. Si no libramos batallas a nivel global, no tenemos nada que hacer, y no creo que un sindicalista deba ser ni nacionalista vasco, ni catalán, ni español. Ser nacionalista y de izquierdas es totalmente contradictorio.

“En el tema de los refugiados el movimiento sindical debe jugar fuerte”


P. ¿En ese internacionalismo incluimos el asunto de los refugiados?
R. En el tema de los refugiados el movimiento sindical debe jugar fuerte. En vez de tener miedo a avalanchas de inmigrantes, lo que hay que hacer es luchar y organizarse para que a las personas que vienen se les reconozcan los mismos derechos que a los demás.

"¿Y qué hacer?" "Votar al que se considere menos malo" (foto @frlorente).
P. Hace unos años escribió Carta abierta a los escépticos sobre los partidos políticos. Estamos a punto de volver a las urnas porque los partidos no se ponen de acuerdo. ¿No es para ser escéptico?
R. No me extraña que haya escepticismo, pero la democracia es inconcebible sin los partidos políticos, lo que no se puede pretender es que sean maravillosos. En este caso, lo menos malo, es lo mejor. La campaña mediática contra los partidos y los sindicatos no es una casualidad. La intención es desviar la atención de los responsables de esta crisis económica. La gran crisis empezó en el sistema financiero de Estados Unidos, que terminó instalada en la economía real de Europa, y sus responsables, que no han sido los partidos ni los sindicatos, se van de rositas. Es cierto que los partidos, después de las elecciones de diciembre, no han cumplido con su obligación porque les falta visión, patriotismo democrático, altura… Si el resultado de estas elecciones es el mismo, ¿nos van a decir que votemos por tercera vez? Tendrán que ponerse de acuerdo.

P. ¿Y qué hacer?
R. Votar. Hay que votar al que se considere el menos malo porque todo lo que sea abstención debilita y deslegitima a la democracia, no sólo a los partidos. No es un problema de partidos. Los partidos son instrumentos y, en cada momento se puede votar al que personalmente se considere. Al votar estamos fortaleciendo una democracia que nos ha costado muchísimo traer.