Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

lunes, 26 de febrero de 2018

La forma del agua (The shape of water)

Y ahora tocan los Óscar. Trece nominaciones lleva la película de Guillermo del Toro, por lo que se hace casi indispensable, a quien no la haya visto, que aproveche este miércoles el día del espectador y la espectadora. Claro. ¿Es una peli de amor? Sí. Bueno, es un cuento de amor y más. Es amor como puede ser el clásico Bella y Bestia con algunos personajes malvados y otros entrañables. Personajes que nos revelan un trasfondo social en el contexto histórico de la guerra fría. 

Y es que nos encontramos con una protagonista que es muda; con su mejor amiga, negra. Ambas son limpiadoras en un laboratorio gubernamental, pero medio secreto. O sea, que al ser mujeres y limpiadoras son extremadamente invisibles para señores científicos inteligentísimos -que normalmente se mean fuera del urinario- y para militares de alta graduación, que no las ven aunque se tropiecen con ellas. 

Pero además, puestos a dar relevancia a las minorías, otro personaje fundamental es un maduro gay que, evidentemente, en los años sesenta estadounidenses vive sin salir del armario. La otra minoría - muy minoritaria- representada en la peli es el protagonista, un monstruo anfibio que tiene su profunda historia de amor con la limpiadora Elisa Esposito (Sally Hawkins).

Otros dos personajes completan el plantel: el malísimo Richard Strickland (Michael Shannon), un tipo con código de fidelidad a los generales y otro con código de lealtad a su conciencia, el doctor Robert Hoffstetler (Michael Stuhlbarg).

Quizá coincidan los seis personajes en el sentimiento de soledad, que a unos empuja a la violencia, a otros a la amistad, a otros al amor

La soledad y el amor; la violencia en ese escenario de guerra fría en una ciudad como Baltimore, con un ambiente social que nada tiene que ver con los triunfadores neoyorquinos de Mad men. Y además, el agua. Ese elemento creador junto al fuego y al aire, que toma la forma del recipiente en que se encuentre. El agua que nos traslada al útero materno. El agua en que vive feliz el monstruo y que tanta calidez provoca en la limpiadora, también porque siendo bebé fue recogida del río, como una pequeña Moisés. 

Me temo que se me está yendo la pinza, así que doy por concluidas estas líneas, sin obviar que alguien ha denunciado plagio al guión de Guillermo del Toro. No sabemos en qué quedará el asunto, pero la peli mola. Sí me ha recordado una escena a la primera de Torrente, cuando el policía repulsivo se lava las manos antes de mear y no después. Y el asunto lleva explicación filosófica…

Además, que no se me olvide recordársela a mi amiga Rosa y su cuadrilla. Mujeres invisibles que trabajan invisibles en pasillos, oficinas y servicios en que grandes pensadores no son capaces de mear dentro.

País: Estados Unidos.
Dirección: Guillermo del Toro.
Guión: Guillermo del Toro, Vanessa Taylor.
Reparto: Sally Hawkins, Doug Jones, Michael Shannon, Octavia Spencer, Richard Jenkins, Michael Stuhlbarg, Lauren Lee Smith, David Hewlett, Nick Searcy, Morgan Kelly, Dru Viergever, Maxine Grossman, Amanda Smith, Cyndy Day, Dave Reachill.

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