Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

viernes, 25 de diciembre de 2009

Feliz solsticio de invierno o cristianos copiotas

Hay muchas gentes que no son amigas de la celebración de estas fechas. Hay gentes, simplemente, amargadas como los malos de los cuentos de Dickens; gentes que olvidaron la infancia; gentes que son vencidas por los recuerdos; gentes solas que no se soportan a sí mismas; gentes que ni siquiera creen que existan seres como Papá Noel o los Reyes Magos… Luego, además, están los rojos ateos que ponen como excusa que son rojos ateos para no celebrar estos días. Reclamo el derecho a ser más o menos rojos (eso es otro debate) y ateos y celebrar estos días con alegría

Todo el mundo tiene derecho a no estar contento estos días, lo que no sirve es la excusa de que estas jornadas son de fiesta religiosa. No. La religión católica robó (hace bien poco) estas fechas de fiesta pagana celebrada por los siglos de los siglos y por multitud de culturas y pueblos diferentes. Pincha aquí, o aquí, o aquí o aquí.


Estos días se celebra el solsticio de invierno en el hemisferio norte (y el de verano en el sur). En estos días, el sol alcanza su cenit en el punto más bajo y desde ese momento, el día comienza a alargarse progresivamente en detrimento de las noches hasta llegar al solsticio de verano (la Noche de San Juan para los católicos). Solsticio significa "sol inmóvil", ya que el astro rey en estos momentos cambia muy poco de posición y parece estar quieto en el horizonte.

El solsticio de invierno es un gran acontecimiento de la Naturaleza: el Sol comienza a impregnar de energía, luz y calor la vida en nuestro planeta. En el solsticio de invierno, los pueblos antiguos adoradores del Sol celebraban con grandes fiestas el "nacimiento del astro rey" con fiestas, bailes, hogueras o recolección de plantas mágicas como el muerdago.

Los pueblos prerromanos, durante los tres días anteriores al 24 y 25 de diciembre festejaban el retorno del Nuevo Sol. Desde hace miles de años, y para las más diversas culturas y sociedades, la época de la Navidad ha representado el advenimiento del acontecimiento cósmico por excelencia. Así, el nacimiento de los principales dioses solares jóvenes de las culturas agrarias precristianas: Osiris, Horus, Apolo, Mitra (el gran competidor del cristianismo que según su leyenda nació en una gruta, murió crucificado y resucitó al tercer día), Dionisios o Baco (denominado el Salvador)…, es situado en el solsticio de invierno. Igual ocurrió, hace relativamente poco en comparación con los anteriores, con Jesucristo, el salvador cristiano.


No fue la casualidad la que decidió quien decidió que el Niño Jesús naciera un 25 de diciembre, fecha en la que hasta finales del siglo IV de nuestra era se conmemoraba el nacimiento del Sol Invictus en el Imperio Romano. En realidad, durante los primeros siglos del crisitianismo nadie celebraba el nacimiento de Jesús, entre otras cosas porque en ningún sitio se explicaba cuando nació. A partir del siglo III a algunos teólogos les dio el punto de celebrar el nacimiento de Jesús y empezaron a barajar fechas hasta que el papa Fabián (236-250), con un par, calificó de sacrílegos a quienes quisieran determinar la fecha del nacimiento del nazareno. Lo que estaba claro era que en el solsticio de invierno no nació si se hacía caso al Evangelio de Lucas, que decía que unos pastores pernoctaban al raso. En invierno pernoctar al raso por la zona era sinónimo de muerte por hipotermia, pero bueno.

Así las cosas, cuando los católicos ya habían adaptado para sí a los dioses romanos de una forma u otra, se decidió que Jesús nació entre la noche del 24 al 25 de diciembre. Corrían los años 352-366 y, como si no puedes con tu enemigo, únete a él, la fiesta pagana de los romanos: Natalis Solis Invicti, pasó a ser la del nacimiento de Jesús (que desde el año 325 también era Dios). Por ello, San Agustín exhortó a los creyentes a que ese día no lo dedicasen "al Sol, sino al creador del Sol". También, luego, el argumentario de los curas decía que Jesús es la luz. Bueno, la luz era la del Sol que en el solsticio de invierno empieza a acompañarnos más tiempo. Para recordar la importancia de los romanos os recuerdo esta entrada sobre Ferragosto, pinchando aquí.

Pues eso, celebremos que, a pesar de los desastres de la Cumbre de Copenhague, el Sol sigue estando ahí y empieza estos días a llenarnos de energía. Celebremos que, gracias al Sol tenemos un maravilloso mundo todavía como os demuestro en este video:


 

3 comentarios :

  1. Te felicito Alfon por tu artículo. Es enriquecedor. He aprendido cosas que ignoraba. Enhorabuena y "felices fiestas".
    Romuald

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  2. Completisimo el post y muy bien documentado. Estaba al tanto pero has añadido más cosas que no recordaba y que me parece interesante no olvidar.
    La versión de Wonderful World es una delicia.Muchas gracias por añadirla .Esta es una de las entradas que más me ha gustado Alfon !
    Todo lo bueno y lo que puedas y desees conseguir para ti y los tuyos en éste nuevo año.
    Un abrazo amigo

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  3. Alfon: yo me sumo al grupo de ateos que celebramos estos días de fiesta sin parafernalias religiosas. Celebremos el solsticio o celebremos que somos muy afortunados. Felices fiestas (cada uno a su manera). Por cierto, muy interesante el repaso que haces por la celebración que hacen diferentes culturas porque creo que, a veces, nos pensamos que somos el ombligo del mundo. Un abrazo.

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