Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

jueves, 7 de enero de 2010

La vida es un cabaret

Con este tiempo que hace por Madrid me he pasado por el apartamento en París (sí, este de aquí) y me he encontrado con una maravillosa entrada, en parte sugerida hace pocas semanas. Una entrada encabezada por un magnífico retrato de Sally, o sea, el personaje interpretado por Liza Minnelli en Cabaret. Que yo tardé años, creo que no lo he logrado totalmente, en lograr desencasillar a Liza Minnelli del personaje. Y luego una foto que me evoca directamente a la primera vez que vi la peli, en un cine de barrio (que no era mi barrio). En el Canciller, creo recordar, programa doble del sábado. Donde podías ver películas para mayores de 18 años aunque no los tuvieras. Yo creo que, si la peli es del 72, debió ser una reposición veraniega, pero esa es otra historia.

Cabaret es la mejor película musical de la historia, entre otras cosas, porque yo creo que me quedé adolescentemente prendado de Liza Minnelli, o de Sally. No lo sé. Me impactó el cabaret berlinés con su humo y sus personajes. Las mujeres de la banda. Me impactó el jersey azul de Bryan Roberts, que interpretaba el personaje de Michael York, de tal modo, que siempre he buscado jersey de ese tono y diseño (esto se puede documentar con la foto de mi perfil). Me impactaron las uñas verdes de mujer "sofisticada" de Sally, o de Lizza. No lo sé. Y tanto me impactó la despedida en la estación de ella, levantando la mano, sin mirar atrás, que acostumbro a despedirme de esta manera en muchas ocasiones. ¡Caray!, de estas cosas-manía me estoy dando cuenta ahora.

En aquel primer visionado creo que me quedé con esos detalles, pero fundamentalmente con las actuaciones musicales del cabaret y en particular con las ligas de Liza, o de Sally. No sé.

Luego volví a verla y descubrí una de las más impactantes escenas musicales que yo recuerde. Es el momento en que el joven aprendiz de nazi, un lobo con piel de cordero entona el Tomorrow belongs to me. Una preciosa canción, más allá de su repugnante significado, que hace que, en poco más de tres minutos, concluyamos cómo triunfó la visceralidad del mensaje del nacionalsocialismo. Todos, absolutamente todos y todas van uniéndose a la marcha, excepto un viejo de gafas redondas y el propio protagonista Michael York y Maximilian, el bisexual amigo de éste y de Sally, o Liza. No sé. Esta escena estuvo censurada en Alemania durante la década de los setenta, por cierto. Puedes recordarla pinchando aquí. Que merece la pena.

Y como podríamos plantear hoy mismo, la vida que es el cabaret nos presenta dos mundos paralelos: el propio cabaret y la realidad que se vive en la calle con el avance del nazismo. Esa misma sensación, similar mejor, me la encontré en Los rebeldes del swing (Swing kids), una peli del año 93 que a mí me encanta y narra una de esas historias bastante desconocidas: la represión que padecieron los jóvenes amantes del swing en la Alemania nazi, llegando a llenar un par de campos de concentración. El trailer lo ves aquí.

En fin, Cabaret es una de las pelis más completas tanto por sus números musicales, como por cómo narra la historia de amor que narra en aquel oscuro y desasosegante momento histórico ("si todos los judíos son banqueros, ¿cómo pueden ser también comunistas?") Os pongo, al igual que he visto en el Apartamento en París la tremenda y emotiva interpretación final de Cabaret, que sigue poniendo los pelos de punta. La vida es un cabaret, ven al cabaret:




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1 comentario :

  1. Bueno....veo que la pelicula toca la fibra más
    profunda de tú corazoncito y forma parte de esas
    cosas que todos añadimos a "nuestros rituales" o a nuestras filias.
    Es obvio que yo adoro esa pelicula tambien y a su
    protagonista y que me dejó impresionada por todo lo que .. no es necesario repetir..
    Los rebeldes del swing tambíen me gusto muchisimo
    por el ritmo trepidante pero sobre todo por la historia en si misma. El cine forma parte de nuestra cultura y nuestras emociones y sobran las palabras o yo al menos no encuentro las que puedan expresar todo lo que siento ( al menos
    como tú ).
    ¡ Gracias por ésta entrada y ésta especie de " vasos comunicantes " !
    Un abrazo :-))

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