Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

viernes, 11 de octubre de 2013

Sabin Egilior, director de "Camaradas"

Vive cerca del Cantábrico, en Plentzia, junto a la ciudad en que nació hace 45 años: Bilbao. Durante varios años fue presentador y guionista en la 2 de TVE. Egilior es licenciado en Ciencias de la Información y elaborando el doctorado; relacionado con la memoria histórica en el equipo del prestigioso forense Paco Etxebarria; se vio envuelto en el “apasionante mundo de la memoria histórica del siglo XX”. En 2003 realizó un corto sobre una exhumación y a partir de ahí ha dedicado buena parte de su actividad a recuperar la memoria. En ese avanzar por el siglo XX se topó con la figura de Sebastiá Piera y la Operación Pápikra, y de ahí ha surgido Camaradas, que, producida por Basque Films, acaba de ser presentada en el Festival de Toulouse.

P. En la realización de Camaradas has hablado con muchos viejos luchadores. ¿Crees que esa lucha que emprendieron en la Guerra Civil, en la resistencia francesa, intentando reconquistar España, en la clandestinidad…, ha servido para algo?
R. Sin duda sí. Si no hubiera existido esta gente esto no sería igual. Franco murió en la cama pero con una oposición clandestina muy fuerte y esos valores han estado vivos. Pese a la brutal represión, ellos han seguido luchando por unos principios concretos y, gracias a ellos, siguen teniendo valor hoy día. Siempre tenemos que tener en cuenta a esa gente que salió a la calle y arriesgó su vida. Hay que mantener el respeto por esos luchadores y sus valores porque de alguna manera siguen latentes en la sociedad. Lo importante es poner a esos luchadores en la memoria para que sean referentes hoy en día, y hacer una sociedad un poco más interesante.

P. ¿Es Camaradas la historia de una ignominia?
R. Sí. Me pareció muy potente que estos luchadores que eran héroes en 1945 por luchar contra el nazismo, al poco tiempo se convirtieran en “terroristas” y “gente peligrosa” y los expulsaran de Francia. Republicanos en el exilio, política internacional, Estados Unidos, Guerra fría…, y un luchador, ya nonagenario, que sigue viviendo en Córcega, el lugar al que fue expulsado por Francia, como si el tiempo se hubiera detenido. Es una historia apasionante y, personalmente, después de todo lo que había hecho sobre memoria histórica me apetecía hacer algo de lucha.

P. Algo que relata el documental es que los Estados Unidos, en un momento determinado, se dan cuenta de que la península ibérica es un lugar estratégico para sus intereses y a partir de ahí se acabó la posibilidad de que a España retornara la democracia. Claro, todo ello con la connivencia de Francia, Gran Bretaña, la ONU, la Iglesia
R. El abrazo de Franco con Eisenhower fue en 1959. Ese abrazo es la consecuencia de algo que se vino trabajando durante tiempo atrás. Con la desclasificación de documentos se están descubriendo auténticas barbaridades. Estados Unidos tiene que acercarse a un tipo que había tenido pactos con Hitler y que tenía las cárceles llenas. De alguna manera tenían que lavar la imagen del dictador, que en la postguerra está un poco a la merced de lo que ocurra en el panorama internacional.


La invasión del Valle de Arán, “Operación Reconquista”

P. En Camaradas aportas claves en primera persona de la fracasada invasión del valle de Arán, la “Operación Reconquista de España” por parte de la guerrilla y que podría haber supuesto una liberación aliada de la España fascista, un momento importante de esa época en que el franquismo está a la merced del panorama internacional…
R. La conquista del Valle de Arán es una historia apasionante. Estos luchadores no se achican, continúan entrenándose, preparándose y jugándose la vida. A uno de los protagonistas le preguntamos si mereció la pena… Los ojos del hombre, al contestar, se llenaron de lágrimas. “¿Cómo te contestaría a eso?”, decía, “enviamos a muchas personas al matadero”. Eran personas que se jugaban la vida por unos valores, y eso hay que recuperarlo.

P. Aunque la historia no se repita, sí parece que el mundo sigue igual. Donde Estados Unidos ve una zona estratégica allí que va, con la ONU y con quien haga falta…
R. Así es. En el documental, el hijo de Lister hace un paralelismo con los argumentos que se usaron en la guerra de Irak para atacar con la excusa de las armas de destrucción masiva y… “bueno, no hay armas de destrucción masiva, pero ha caído una dictadura”. Los mismos argumentos sirven en un tiempo y en otro, no.

P. En Camaradas hay momentos duros…, qué es lo que más le ha impactado como creador?
R. Entrevistamos durante cuatro horas a un camarada que acaba de fallecer, Bartolomé Escandell, que le llevaron al campo de concentración de Mathaussen. Personalmente ha sido la entrevista más potente que he hecho en toda mi vida. Es impactante oír a un señor de más de noventa años narrando el horror que vivió en el campo: el hambre, cómo les trasladaban, como les gaseaban por el camino, como asesinaron a un capo que les maltrataba…, cosas muy brutales.

P. Y aparte del propio Sebastiá Piera, ¿qué personaje destacaría en esta historia?
R. Me ha llamado la atención como, a pesar de los años, muchos todavía conviven con lo clandestino. Al hilo de los campos de entrenamiento guerrillero, uno de los camaradas nos decía: “No, no. No me preguntes por eso. Son cosas sagradas y no las puedo contar”. Eso sí, Santiago Carrillo sí relata que existía una estructura para entrenar a la guerrilla y pasar la frontera.

Un bilbaíno con la Legión de Honor

P. También aparece un bilbaíno desconocido hasta ahora, al menos para mí.
R. Así es, a Luís Fernández lo hemos conocido a través del hijo de Lister. Luís Fernández ya murió. Luchó en la guerra civil, luego estuvo en la resistencia francesa, estuvo en el intento de reconquista, pero el tío…. era muy bilbaíno, muy serio y de pocas palabras. Tuvo un gran liderazgo entre los camaradas, entre los guerrilleros. También sufrió la represión en Francia, fue retenido y, en los años cuarenta,  le dieron la medalla de la Legión de Honor. El propio De Gaulle lo citó. Y es un personaje absolutamente desconocido. Tanto que cuando al actual alcalde de Bilbao le dieron también la Legión de Honor, nadie citó que ya había un bilbaíno con el galardón.

P. Llama la atención la parte amorosa del protagonista.
R. Sebastiá Piera se enamora de Trini, que cuando la conoce en Rusia, tras la Segunda Guerra Mundial ya era una camarada muy formada. Puede resultar llamativo que tuvieran que pedir permiso a Pasionaria para casarse, quien les dijo: “Podéis casaros a condición de que no tengáis hijos” porque los hijos eran una carga para la lucha.

P. La familia de Piera no ha podido reunirse ni después de muerta. Parece parte de la historia de este país…
R. Efectivamente. No se puede descansar ni después de muerto. Es un poco lo que ocurre con la memoria histórica, con los asesinados y desaparecidos. No hay paz en los muertos.

P. ¿Qué expectativas tienes con Camaradas?, ¿has quedado satisfecho?
R. Más allá de las salas comerciales, me parece mucho más interesante hacer proyecciones temáticas en centros culturales donde pueda ir gente a contar cosas, tanto en España como en Francia. Es complicado…, pero sería lo más interesante. Y sí he quedado satisfecho. Hay que trabajar estas cosas, construir memoria, sacarla del olvido…

ETA

P. ¿Y tienes proyectos de futuro?
R. Continúo en este avanzar por la historia del siglo XX. Ahora, algo cercano a mí. Estoy indagando sobre el conflicto vasco, sobre ETA. Ya llevo tiempo investigando y recogiendo testimonios. Creo que hay que contar todo esto que ha ocurrido y no sabemos cómo. Hay un montón de interpretaciones que nos acercan a una realidad que se ha vivido aquí y también quiero aportar la mía. No quiero huir de lo que tengo en casa. Me está siendo sencillo investigar los inicios de ETA, pero cuando se avanza…, la cosa se complica. Como en Camaradas, se trata de una historia de héroes a terroristas. Yo no estoy de acuerdo con la lucha armada posterior de ETA, pero hay que contarlo. Hay que ir más allá.

Con Sabin, a la orilla de la ría, fotografiados por una señora viandante.

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La sutil mano de EEUU…
La noche del 7 de septiembre de 1950 la policía toma las calles de varias ciudades de Francia. Cuatrocientas personas que tan sólo unos años antes habían luchado y derramado su sangre hasta la muerte por liberar al mundo del fascismo, son detenidas y expulsadas de Francia. La mano sutil de los Estados Unidos ya estaba detrás de esta operación.
Hoy, el último de esos camaradas, Sebastiá Piera, reside en el mismo lugar en donde de manera hostil le colocó aquella democracia por la que combatió en la II Guerra Mundial.
Además del propio Piera, el documental cuenta con la participación de muchos camaradas, testigos directos de aquellos hechos: Santiago Carrillo, Domingo Malagón, Ángel Álvarez, Enrique Lister (hijo), José Chinchilla, Bartolomé Escandell, Indalencio González, Hermanos Larroi, Trinidad Revoltós o Luís Fernández.
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“Lo importante es poner a esos luchadores en la memoria para que sean referentes”

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