Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

miércoles, 2 de octubre de 2013

Un café de 220.000 euros


En la plaza de Felipe II, café olímpico asequible
Vale. Reconozco que también me reí con las cosas del inglés de Ana Botella a pesar de mis limitaciones con el idioma de Shakespeare. Es muy hispano reírse de lo mal que habla inglés todo el mundo, por eso hablamos mal inglés tantísimas personas en este país. Por ese espantoso miedo al ridículo. Lo curioso es que nadie se ríe de los extranjeros que chapurrean español. Al revés, los ensalzamos.

Lo que evidentemente no es perdonable son los ¡ay, madre! 220.000 euros que costaron los discursos de la presentación. Una barbaridad en cualquier caso y otro despilfarro inaudito en tiempo de crisis, de paro, de recortes, despidos, pobreza.

Es también muy de inseguros y mediocres hispanos contratar a gurús que parece nos van a sacar las castañas del fuego. Cueste lo que cueste. Y si son norteamericanos, mejor. Anda que no habrá en el Ayuntamiento de Madrid juntapalabras con el sueldo congelado dispuestos a escribir un buen discurso. Un discurso sin café con leche relajante, que eso es como la inteligencia militar, que diría Marx, Groucho. Y si es por ensayar un poco de teatralidad, el mismo Ayuntamiento tiene profesionales en MACSA (Madrid, Arte y Cultura)…, ah no, que los está despidiendo!


Los gurús de la comunicación son listos, no discuten a los jefes mientras intercalan algún palabro técnico sin sentido. El cliente se encuentra cómodo, se siente hasta superdotado ante los piropos del gurú. Y cobra. Independientemente de los resultados, cobra. El café con leche de Ana Botella nos ha costado 220.000 euros. Eso sí, calderilla si lo comparamos con los 2,4 millones de euros que costaron los vídeos. Todos unos auténticos pofesionales.

1 comentario :

  1. Es que hay cafés muy caros por el mundo... y más si son norteamericanos; con ese caché, ese don de gentes, ese acertar siempre. ¿Cómo lo vamos a comparar con nuestros buenospensantes españoles, y encima trabajadores del Ayuntamiento?. Apesta... ¿no?.

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