Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

sábado, 6 de diciembre de 2014

Nacido en Gaza, el horror con las gafas de la infancia


Mis padres, que fueron hijos de la Guerra Civil y que no querían oír hablar de una guerra ni en pintura, siempre coincidían en que los niños eran las mayores víctimas de la guerra. Terror de por vida, hambre, enfermedades, estudios y futuros truncados…, heridas que nunca llegan a cerrarse. Cuando veía mi madre en televisión imágenes de bombardeos con niños aterrorizados, fuera en el lugar del mundo que fuera, se veía a sí misma: “así, así me pasaba a mí”, en aquella guerra en que Franco inauguró en Madrid, y para la historia, los bombardeos a ciudades, a civiles, a una infancia que mutiló. Y la idea cuajó, que los seres inhumanos son así. Ahora veo Nacido en Gaza, un documental rodado durante la ofensiva israelí que asoló la franja de Gaza entre julio y agosto de 2014 y tengo mis serias dudas sobre que este mundo tenga remedio.

Nacido en Gaza se estrena el 12 de diciembre


El documental narra la vida cotidiana de diez niños bajo las bombas y finaliza tres meses después de la ofensiva israelí. Ellos sirven de eco a esos 507 niños muertos y más de 3.000 heridos que dejaron las bombas asesinas de Israel.

Los niños son los más débiles y, por tanto, quienes más sufren la barbarie. Con las gafas de la infancia nos muestran que viven ahogados en busca de ese espacio de libertad inexistente. Ni en la inmensidad del mar se haya la libertad porque “lo han cerrado”. Como dice uno de los críos, “aquí no se salva nadie, lo destrozan todo”.

A pesar de la dureza del contenido del documental, Nacido en Gaza cuenta con una gran belleza artística en la que predomina el uso de la cámara superlenta y la utilización de drones para captar imágenes imposibles.

Pero lo fundamental es la infancia, esa infancia arrebatada que convierte a los niños en mayores que nada entienden. Niños que tienen que realizar los más duros trabajos para sobrevivir ellos y sus familias en un lugar en que Israel impide que haya pesca, agricultura, ganadería, sanidad, educación…

A pesar de la tragedia es inevitable que no se encuentre un rato para los juegos a riesgo de que estos terminen con un bombardeo en medio de un partidillo de fútbol en la playa. Sn inevitables las risas y miradas cómplices. Los niños de Gaza quieren ser como los niños de un mundo en que no haya bombardeos. Quieren jugar tranquilos, estudiar, hacer travesuras…, sueñan con ser maestros, pescadores, ingenieros aeronáuticos… y quieren salir de Gaza porque eso es un infierno no merecido.

También quieren olvidar las bombas, el horror pero los mayores no les dejan olvidar. Permanentemente les recuerdan la barbaridad, los retratos de los amiguitos y familiares asesinados, porque a los mayores les resulta más fácil alimentar el odio en una espiral inacabable.

Un documental imprescindible por su contenido y por su estética. Y porque es bueno ponernos las gafas de la infancia.

País: España.
Director: Hernán Zin.
Guión: Hernán Zin.


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