Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

jueves, 28 de diciembre de 2017

La genialidad de Muchos hijos, un mono y un castillo

Si hoy es jueves, ayer pudiste ahorrarte un dinerito e ir al cine en las salas en que sea el día del espectador y/o la espectadora. Si no, pues…, hay más miércoles que longanizas. Incluso puede ser un plan para otro día de estos navideños y familiares. En estos días navideños y familiares no es raro que en la tele programen viejas glorias como La gran familia; La familia y uno más; La familia bien, gracias; incluso clásico de familias para familias como Sonrisas y lágrimas. 

En esta cosa del subgénero “familias” y, animado por un trailer que vi en el Renoir Retiro fui a ver Muchos hijos, un mono y un castillo. Es disparatada, surrealista, hiperrealista, es genial por cuanto tiene de sorprendente. 

Si tenías raciocinio y una televisión en 1978 puede que Muchos hijos, un mono y un castillo te rememoren aquella serie documental, Los botejara, que a modo de precursor de los reality show dirigía y presentaba Alfredo Amestoy.

Si tienes sangre en el cuerpo no te puede dejar indiferente Julita, la voz cantante de esta peli (o documental o lo que sea, da igual). Julita, la madre de Gustavo Salmeron, el dios de esta cinta, es la personificación de España y sus contradicciones. 

Julita es falangista, antifranquista y medio atea. Julita va pasando revista a la historia de esta España - hasta la reciente crisis- con la mirada de una generación para quien la muerte es algo muy cercano gracias a la Guerra Civil y a Franco, responsable último de lo que aquí pasó. Y ahí, en la peli, está también presente la de la guadaña: retándola, riéndose de ella, temerosa de ella aferrándose a la vida a través de recuerdos materiales, de cosas, cosas y cosas.

Pero Julita es fundamentalmente madre de una familia numerosa en la que el caos está instalado sin ningún pudor. Si eres amante del orden puede que en algún momento padezcas brotes de ansiedad. Eso sí. 

Se autodefine Julita como una madre poco cariñosa, pero está repleta de sueños, o caprichos o carencias infantiles que llevan a otra de las mil contradicciones entre lo material y lo espiritual. Y en esas contradicciones aparece el marido. Su amor o su proyecto compartido de vida en permanente estado de discusión. Una relación de sólido y entrañable cariño.

Aseguro que no estoy espoileando (o sea, fastidiando la peli), que está llena de matices, risas y sorpresas.

Me queda claro que Gustavo Salmerón es un cachondo en el mejor sentido de la palabra, que su familia también. Me queda claro que es bueno hablar sin vergüenzas y con humor de nuestras familias. Me queda claro…, que voy a hacer limpieza de cajones y armarios.

Dirección: Gustavo Salmerón.
Guión: Gustavo Salmerón, Raúl Torres, Beatriz Montañez.
Producción: Gustavo Salmerón.
Reparto: Julita Salmerón, Gustavo Salmerón y sus hermanos. Y el padre.
País: España.



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