Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

miércoles, 20 de diciembre de 2017

Suburbicon, una peli con rabia

En Suburbicon ( obsérvese cómo suena la palabara a “suburbio”) George Clooney es el director y el coproductor, por lo que su club de fans puede quedar desencantado en lo que a placer visual respecta. La cosa va de racismo, de egoísmo, de odios, envidias, infidelidades…Es decir, de la idílica vida de la emergente clase media norteamericana, del sueño americano. Y es que esos sueños de lugares utópicos con propiedad privada y religiones de por medio incluidos suelen estar asentados en buenos lodazales.

Que nadie se dé por aludido, que no estoy hablando del conflicto catalán, aunque en la peli veamos algunos momentos cacerolada y pequeñas líneas separatorias a modo de frontera. En todo caso, se pueden encontrar en esta peli respuestas a cómo es posible que el presidente de EEUU sea Donald Trump, y como pequeñas vallas de madera pueden transformarse en muros de cemento.

Si hoy ha sido miércoles (día de espectador y/o espectadora en muchas salas) puede que hayas ido a verla y ya tengas tu opinión. En cualquier caso te diré que la mitad de la trama de la peli está basada en hechos reales. Me refiero a la historia de la familia negra. William y Daisy Meyers fueron la primera familia afroamericana en mudarse a Levittown (Pensilvania) y claro, los blancos se la liaron. Y mira que allí cada uno era de “una nación”, que si de Nueva York, que si de Misisipi… 

El bueno de George Clooney, que además de guapo es bastante progre (no olvidemos Buenas noches y buena suerte, por ejemplo), andaba dándole vueltas a esa historia verídica con éste documental que anda por la red.  Al final lo metió en una coctelera que tiene de guiones con un texto que tenía de los hermanos Coen, que nada tenía que ver. Y en vez de cortarse como le pasa a veces a la mayonesa, pues le ha salido esta peli que, efectivamente, tiene alma de hermanos Coen. Con sus gotas de sangre y momentos tragicómicos, incluidos.

El propio Clooney ha dicho que “es una película llena de rabia”, porque es lo que pide el clima actual.  Eso sí, la historia transcurre en verano de 1959 en ese idílico y tranquilo lugar habitado por blancos, fundamentalmente cristianos, parece que en diferentes variantes, que ahí me pierdo, salvo en que no les gustan los judíos ni los negros. Es la década posterior a la Segunda Guerra Mundial en que esa nueva clase media norteamericana, de “peer en botija”, que decía mi abuelo materno cumple su sueño de convertirse en propietaria de casitas unifamiliares baratas con su trocito de hierba al lado. O sea, el paraíso…

Dirección: George Clooney.
Guion: Ethan Coen, Joel Coen, George Clooney, Grant Heslov.
Reparto: Matt Damon, Julianne Moore, Óscar Isaac, Glenn Fleshler, Noah Jupe, Michael D. Cohen, Steve Monroe, Gary Basaraba, George Todd McLachlan, Carter Hastings, Dash Williams, Alex Hassell, Lauren Burns, Tony Espinosa.
País: EEUU.

Ahí va el trailer:

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