Una semana después sigo impactado por por la presencia de Pedro Almodovar en la ceremonia de entrega de los Goya. Una gala que estuvó magníficamente conducida por el maestro Buenafuente con remate de Rosa María Sardá y que, más allá del uso tacos por parte de algunos premiados, tuvo pinceladas de glamour hollywoodiense. Que, por primera vez en España, aparecieron juntitos y sin agriado humor Pe y Javier Bardem. Medalla para Alex de la Iglesia por su discurso, por la pipa de la paz fumada con Almodóvar, y, en general, por la gala.De todos es sabido que mi personalidad es debil y rápidamente me dejo llevar, así que caí en profunda tristeza cuando mi amigo
Oswaldo sentenció: “no me gustan tus críticas de cine”. Yo le expliqué que no hago críticas de cine, que me limito a escribir sobre las pelis que veo igual que cuando las comento con los colegas en el bar. A veces, simplemente me evocan cosas, las pequeñas cosas de la vida diaria.
Ya con la autoestima elevada tras ver que ganaba prácticamente todas las porras de los Goya (yo se lo habría dado a
Resines por actor de reparto en
Celda 211, eso sí), os contaré por encima sobre tres pelis para ir con los peques. En las tres di cabezadas, así que tampoco puedo desarrollar mucho.
Disney Channel es un canal infantil que puede llegar a ser pesadísimo anunciando series, películas o lo que se le ponga. Y
Tiana y el sapo se le puso, así que hubo que ir. Además con cierto interés porque volvíamos a la animación tradicional, a los clásicos dibujos
Disney y con típica historia de príncipe y princesa. En realidad
Tiana y el sapo (
aquí os pongo el trailer) es una adaptación de un cuento de los
hermanos Grimm, que dormí profundamente. Eso sí los fotogramas que vislumbré me llevaron a esos paisajes que tanto me gustan de la vieja
Luisiana y por los que anduvo, no sé si recordaréis,
Fabrice Rolland, un tipo del que puse su foto en mi face book el último verano.
Aquí os lo recuerdo.
Otra peli que hubo que ver fue
Rompedientes, siempre negaré que me riera con algunas escenas, pero, a pesar de la oscuridad de la sala los supuestos testigos insisten.
Rompedientes tenía el atractivo de ver a nuestra mitificada
Julie Andrews junto a un tipo Disney, que ya confesé, a mí no me termina de caer mal,
Dwayne Johnson, el típico cachas duro semiblando. Este cachas es un jugador de hockey, apodado el
Hada de los Dientes por la cantidad de piezas dentales que hace perder a sus rivales. Éste le dirá en un arranque de mal humor al hijo de su novia (
Ashley Judd) que las hadas de los dientes no existen. En castigo, es condenado a ser uno de estos seres durante toda una semana, lo que le acarreará problemas para aburrir (frase ambigua).
Y, naturalmente hubo que ver lo que para mí es la estafa del año,
Arthur y la venganza de Maltazard. Se trata de la segunda parte de la trilogía
Arthur y los minimoys. Hubo una primera parte divertida, con acción trepidante, fantasía… Pero la venganza es una venganza. A los 90 minutos de película, cuando la cosa todavía no había arrancado si no fuera por las vueltas que dan para nada, la cinta se corta, radicalmente, sin rubor, sin vergüenza. Y te invitan a que vuelvas al cine a ver la tercera parte, que la cosa continuará. Encienden las luces y peques y mayores se miran con cara de haber hecho el primo. De juzgado de guardia. El trailer está
aquí.
Así pues, para resarcirnos, pongo el Goya al mejor corto de animación y nominado a los Oscar,
La dama y la muerte. Un corto español, con acento
Antonio Banderas, que habla de la muerte y de lo que a veces cuesta morirse, aunque uno quiera que le dejen descansar de una vez.