Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

jueves, 19 de noviembre de 2015

40 años de la muerte de Franco

Franco murió en la cama y el franquismo en la calle


Aquella tarde de noviembre, Madrid era un hervidero de rumores. “Que ya se ha muerto Franco y no lo dicen, que ya se ha muerto el patascortas y no lo dicen”. Parece comprobado que al dictador le mantuvieron con vida para que su muerte coincidiera con la del fundador de Falange. Sea como fuere, los historiadores han aceptado “pulpo como animal de compañía” y a la historia pasará el 20 de noviembre como la fecha oficial de la muerte del golpista. Aquel día, a pesar de la sangre que quedaba por derramar, a pesar de la represión y las detenciones…, el blanco y negro que lo llenaba todo fue mudando al color de la libertad.

Y es que, a pesar de determinadas y juveniles críticas a lo que fue la llamada Transición, los últimos años de la dictadura fueron momentos de verdadero terror con cárceles llenas de prisioneros políticos, procesos judiciales abiertos contra dirigentes de CCOO y una lucha muy arriesgada del movimiento estudiantil. A pesar de todos estos frentes antifranquistas, no se pudo derrocar al Gobierno.
Nicolás Sartorius, en aquellos días dirigente del Partido Comunista de España y de Comisiones Obreras, y actualmente presidente de la Fundación Alternativas, asegura que no fue lo mismo la agonía de Franco que la agonía de la dictadura, , porque Franco murió en la cama y la dictadura murió en la calle. Con todo, está claro que la transición tuvo un protagonista: la inmensa mayoría del pueblo y la multitud de luchas ciudadanas.
La transición no tuvo figuras providenciales, la democracia fue una conquista que se alcanzó en la calle, en los centros de trabajo y en las aulas de la Universidad. Con aquellas luchas se conquistaron muchos derechos que hoy, con la crisis como coartada, se quieren eliminar.
Nadie puede negar que el franquismo fue un régimen fascista. La ONU, en 1946 lo dejó claro calificándole con este término y equiparándolo al de Hitler en Alemania o Mussolini en Italia. La ONU dejaba claro que fue un régimen impuesto al pueblo español por la fuerza con la ayuda de las fuerzas del Eje.
De hecho, el comité de Derechos Humanos de esta institución internacional insistió en la necesidad de investigar y juzgar los crímenes cometidos durante la Guerra Civil y el franquismo, pero muchos poderes se niegan a cerrar esa herida. Por ejemplo, la Iglesia católica ha venido conmemorando misas en homenaje al dictador y determinadas organizaciones también han realizado actividades que no han sido ilegalizadas. ¿Se imagina alguien homenajes en Alemania en honor a Hitler o en Italia en honor a Mussolini?

“Españoles: Franco ha muerto”

Con la muerte del dictador se puso fin a la dictadura más larga de la historia contemporánea de España. Los medios, controlados por el régimen, hacían ostentación de su dolor. Arias Navarro, presidente del Gobierno, se dirigía al país por radio y televisión. Navarro decía que su voz llegaría a unos hogares con sollozos y plegarias. En realidad, en muchos hogares había preocupación por la forma en que recobrar la libertad y… también se brindaba con champán literal y metafóricamente.
"Españoles, Franco ha muerto. El hombre de excepción que ante Dios y ante la Historia asumió la inmensa responsabilidad del más exigente y sacrificado servicio a España ha entregado su vida, quemada día a día, hora a hora, en el cumplimiento de una misión trascendental. Yo sé que en estos momentos mi voz llegará a vuestros  hogares  entrecortada  y confundida por el murmullo de vuestros sollozos y de vuestras plegarias. Es natural; es el llanto de España, que siente como nunca la angustia infinita de su orfandad; es la hora del dolor y de la tristeza, pero no es la hora del abatimiento ni de la desesperanza…”



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