Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

domingo, 17 de noviembre de 2013

CCOO: Sí se puede


Yo no recuerdo qué hicimos aquel día en clase, allá por 6º de EGB, para que el profesor de música, don Joaquín, nos hiciera copiar a todos cien veces la frase: «para ser respetado hay que ser respetable». Debió ser gorda porque don Joaquín no era de los de castigar. Tampoco sé si el método pedagógico era el más adecuado, pero es lo que había..., y al cabo de cuarenta años la frase se mantiene en mi cabeza. Y, en honor a la verdad, personalmente la frase sólo la copié en cincuenta ocasiones porque usé el truco de poner dos bolis Bic atados con una goma y escribía por duplicado de dos en dos líneas.

Luego hilé la frase con quien fue mi primer y más cercano referente en CCOO: mi padre, un tipo trabajador y honesto. Contaba mi padre cómo los viejos comunistas, él nunca se afilió a ningún partido, eran el temor de jefes y empresarios por el respeto que día a día se ganaban. Eran irrepochables en su conducta, disciplinados, puntuales, trabajaban como los que más; por eso el día que levantaban la voz lo hacían llenos de razón y razones.

Sin ánimo de ser considerado una antigualla, creo que ese debería ser el camino porque ese es uno de los origenes de las siglas CCOO. Siglas que están por encima de sus dirigentes más visibles, conformadas por miles de personas anónimas, tuvieran la sensibilidad política, oficio o profesión que fuera.

Sin CCOO no habríamos conquistado esos derechos que ahora nos quieren robar sin autoridad pero con autoritarismo. Evocando a Unamuno, podrán vencer (que no vencerán), pero no convencerán. No tienen nuestro respeto, no son respetables. Entretanto nos queda fuerza para la rebeldía, con autoridad moral, que no autoritarismo. El tiempo pondrá a cada cual en su sitio. 

La victoria de la huelga de barrenderos y jardineros de Madrid es la prueba. Es el camino. Los trabajadores organizados en sindicatos tienen fuerza, capacidad de presión y negociación. Un ejercito de trabajadores anónimos pero organizados han vencido al sinsentido. Hay futuro. Sí se puede.

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