Gracias a una amiga, Cristina del Valle, he tenido el placer de conocer a Alicia Gil y escuchar una brillante intervención de esta feminista, coordinadora general y gerente de la Fundación Isonomía de la Universidad Jaume I de Castellón. Gil defendía ante un grupo de mujeres, entre el que me encontraba, que no es necesario tener la necesidad de amor, a pesar de la rentabilidad social que esta "moneda de cambio supone".
Sin que tuviera mayor relación esta circunstancia, al día siguiente me fui a ver Ágora, y descubrí matices que seguramente no hubiera podido degustar cuarenta y ocho horas antes, sin haber escuchado a Gil. La cinta transcurre en el siglo IV en Alejandría, último reducto cultural bajo dominio romano y narra la historia de una mujer, Hipatia, en esa triste transición hacia la Edad Media.
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Hipatia es una filósofa, una sabia, una científica, una observadora del cielo repleta de curiosidad, pero ante todo, como ella asegura, es una mujer libre que no amaba a nadie, excepto a su perro Líbano. Hipatia tuvo la desgracia de ser mujer en el peor momento y en el peor lugar, pues además de liberada del amor, tenía como única religión la filosofía, el saber, el afán de conocer.
Y no sólo ello, como en el ideario feminista, Hipatia es pacifista. Mientras los hombres se matan y llevan al pueblo a la violencia extrema por culpa de la religión, ella intenta mantener a sus discípulos (paganos, cristianos y judíos) fraternalmente unidos.
Amenabar hace una dura crítica a las religiones, al retroceso cultural que supuso el advenimiento de un cristianismo legalizado y después institucionalizado como religión oficial del mundo. Lo que veo un tanto forzado en la cinta es el enamoramiento de su primer esclavo y de uno de los discípulos, según mi amiga Virginia, lo plantan ahí "por la cosa comercial".
Según el propio director, en Ágora hay referencias a Espartaco, a Cleopatra, a Faraón, a La lista de Schindler… Yo la vi con toda seriedad y dignidad, pero reconozco que en algún momento se me vino a la cabeza el mejor filme de todos los tiempos: La vida de Brian.
La película me gustó, más que a la mencionada Virginia, pero quizá un poco menos que al bueno de Vicente, un colega que lee unos libros rarísimos de Historia. A quien no la haya visto, recomiendo que la vea con ojos de mujer.
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Pues creo estar de acuerdo contigo..me falta un poco de historia sobre ésta mujer y me sobra
ResponderEliminaralgo de metraje..no sé muy bien ..pero ahora que te leo veo que tiene que ver con esas experiencias
un poco " forzadas " con el esclavo y el otro
amigo-discípulo.
Interesante tu blog.
Saludos.
Un amigo mío dice, con razón, creo, que la peli hace que te hierva la sangre, pero no apasiona.
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