Blog de Alfonso Roldán Panadero

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En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

domingo, 27 de enero de 2013

El Holocausto, Dachau, españoles olvidados


El 27 de enero se conmemora el Día Internacional en memoria de las víctimas del Holocausto, coincidiendo con la liberación de Auschwitz. Pero andamos hoy a otras cosas con el Mundial de balonmano. Andamos con ese orgullo patrio por ganar al balonmano. Otras veces andamos con orgullo por La Roja, o por el tenis. A otros se les eriza el vello cuando ven la monumental bandera rojigualda de la plaza de Colón. Yo creo que esa sensación de orgullo sólo la he vivido una vez, con otra bandera y con unos decrépitos compatriotas. Esa sensación de decir a quienes me rodeaban, gentes de todas naciones, “estos son de los míos”.

Hace pocos veranos tuve la ocasión de visitar el que fuera campo de concentración de Dachau, cerca de Múnich, en Alemania. La primera sorpresa me asaltó al ver la cantidad de españoles que allí estuvieron recluidos y que allí padecieron un horror al que no pudieron sobrevivir. Los españoles eran nada más y nada menos que el tercer grupo y superaban sin duda los doscientos.

Conforme se avanzaba por aquel museo del espanto humano grandes paneles explicaban los diferentes reclusos que poblaban aquellos tétricos barracones: judíos, polacos, yugoslavos, gitanos, brigadistas internacionales, comunistas, homosexuales... El panel referido a los españoles estaba semiescondido y con escasas referencias, lo cual me pareció una gran injusticia.

Avancé por el pasillo del que fuera un barracón, y al fondo, un monitor emitía un vídeo del día en que Dachau fue liberado. Unos decrépitos reclusos sostenían banderas realizadas por ellos mismo y... sí, en español una bandera con las letras "República Española", y me emocioné. Miré, petrificado, una y otra vez el vídeo y el rostro de aquellos soldados. Creo que ha sido la única vez que he sentido orgullo de ser español, de que aquellos hombres representaran a un país en la lucha contra la barbarie nazi. Y luego sentí desasosiego porque aquellos españoles, tras ser liberados, no tuvieron una patria a la que volver por el simple hecho del color de la bandera que llevaban en el corazón.

Veo hoy en twitter que Esperanza Aguirre nos recuerda el Holocausto. Ni ella, ni ningún patriota recuerda a los 14.000 españoles que murieron en los campos. Yo creo que tenemos que abofetearnos para despertar de la absoluta amnesia y reconocer las penurias de tantos españoles anónimos que perdieron todo. En Dachau, no hay una placa, ni un símbolo que resalte el recuerdo a nuestros compatriotas y deben ser uno de nuestros mayores orgullos.

Aquí os pongo un video del campo de Dachau. Advierto que las imágenes pueden herir sensibilidades:

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