Blog de Alfonso Roldán Panadero

Autorretrato
Mi foto
En las fronteras hay vida y tuve la suerte de nacer en la frontera que une el verano y el otoño, un 22 de septiembre, casi 23 de un cercano 1965. En la infancia me planteé ser torero, bombero (no bombero torero), futbolista (porque implicaba hacer muchas carreras), cura (porque se dedicaban a vagar por la vida y no sabía lo de la castidad...) Luego, me planteé ser detective privado, pero en realidad lo que me gustaba era ser actor. Por todo ello, acabé haciéndome periodista. Y ahí ando, juntando palabras. Eso sí, perplejo por la evolución o involución de esta profesión. Alfonso Mauricio Roldán Panadero

sábado, 1 de febrero de 2014

Wert, léete "La utilidad de lo inútil. Manifiesto"


En uno de estos desayunos en los que un día se habla de fútbol, otro de natación, otro de cine y otro de libros, Pedro Reyes, a quien conozco desde hace más de un par de décadas, recomendaba un pequeño ensayo de curioso título: La utilidad de lo inútil. Manifiesto. El oxímoron; vamos, que dos conceptos contrarios unidos dan como resultado un tercero diferente; no se me quedaba en la cabezota y tuve que apuntarme el título porque me pareció interesante, curioso.

Y tanto, que este pequeño y barato ensayo lo es. Apareció en noviembre y ya ha visto la luz una segunda edición. Es un libro para saborearlo en estos tiempos de crisis y neoliberalismo en el que se demuestra que lo útil es lo que nos ayuda a hacernos mejores, no lo que nos reporte un inmediato beneficio económico. Demuestra las diferencias entre ser y parecer o aparentar , y todo ello utilizando breves textos literarios y filosóficos. Como el autor expone, el subtítulo Manifiesto lo justifica por su “espíritu militante”.

Me he sonreído con una anécdota que os transcribo. Nuccio Ordine cuenta que al inicio de cada año académico narra a sus alumno el pasaje de un discurso pronunciado por David Foster Wallace ante los graduados de Kenyon College, en Estados Unidos:

“Había una vez dos peces jóvenes que iban nadando y se encontraron por casualidad con un pez más viejo que nadaba en dirección contraria; el pez más viejo los saludó con la cabeza y les dijo:

-Buenos días, chicos. ¿Cómo está el agua.

Los dos peces jóvenes siguieron nadando un trecho; por fin uno de ellos miró al otro y le dijo:

-¿Qué demonios es el agua?”

El propio autor explica la clave del relato: “… Las realidades más obvias, ubicuas e importantes son a menudo las que más cuesta ver y las más difíciles de explicar”.

El arte, la literatura, la música, la filosofía, el saber, esos conocimientos clásicos que este neoliberalismo quiere hacernos creer que son inútiles para robarnos la libertad son útiles porque nos hacen mejores, nos hacen humanos. Un libro recomendable para el ministro Wert, autentico inútil según podemos colegir de su lectura.

No hay comentarios :

Publicar un comentario