No se sabe por qué la Puerta del Sol se llama puerta del Sol. Existe la teoría de que es así nominada porque estuvo allí ubicada la puerta de entrada a la villa más oriental. Otra teoría es que durante la guerra de las Comunidades, en un edificio allí situado se dibujó un sol. Sea como fuere hoy, la misma ida que he tenido yo la han tenido miles de personas, simples mirandas, fotógrafos, reporteros televisivos...
Y es que la Puerta del Sol está metida en nuestro alma. O mejor, en la parte del cerebro de los trajines, del ruido, de la masificación, del centro de la vida de la ciudad. Sol es como el corazón de la capital que bombea gentes a ritmo de infarto, con permiso de Michael Jackson. Bombea coches por toda España desde su kilómetro 0; y ahora también bombea trenes.
Pero de siempre ha sido ese tran- tran de sístole diástole y testigo de los grandes acontecimientos de la ciudad, y de España. Allí se armó la de dios es cristo en mayo de 1808 contra los franceses. Allí se proclamó la segunda República en 1931.
La Puerta del Sol ha sido y es conejillo de indias de novedades patrias y foráneas: allí se instalaron las primeras columnas de gas, los primeros urinarios públicos, las primeras farolas eléctricas, por ahí pasó el primer tranvía tirado por mulas y el primero que funcionó con electricidad, de su subsuelo partió la primera linea de metro... Y ahora, le ha salido una joroba transparente.
Y sí, la estación estará inaugurada, pero la parte de arriba parece Gaza entre escombros y ambulancias, gentes, carreras y ambulancias:
Y de ese barullo, al barullo vecino de la Plaza Mayor, que cada domingo se llena de traficantes de numismática y filatelia y que hoy habían replegado un poco sus poderes porque, sorpresivamente, la plaza parecía tomada por fuerzas musulmanas. Felipe III miraba de reojo, desde su pedestal, las medias lunas y las jaimas allí dispuestas, a modo de campamento marroquí.
Pero no estábamos en un caso de "Bellum internecium! (*), como diría mi sita Esperanza, la profa de latín
La Plaza Mayor tiene esa capacidad camaleónica de mudar su aspecto. Estos días es una kasbah, o mejor una medina, donde ver y escuchar música marroquí degustar dulces, pinchos, té moruno, dibujarse la piel con gena. Allí hay artesanos de curtidos, textiles, asombrosos ancianos que modelan la madera del cedro, usando pies y manos:
(*) A simple vista yo diría que la traducción exacta es: bello entre los necios, pero parece que no, que viene a querer decir "¡guerra hasta la exterminación!".
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