No se trata de la mitad del partido partido en dos que tiene Rosa Díez (UP y D), sino de una magistral película, otra, de la factoría Pixar en alianza con Disney. En Up, además, las 3D están tratadas con genialidad. Si se puede, en esta ocasión sí merece la pena pagar más por la tecnología 3D.
Y más allá de la animación, Up se nos presenta rebosante de ternura, de humor, de sensibilidad, y con mensaje. Todo ello acompañado de una fantástica música acorde con la historia con las aventuras y desventuras que la cinta nos va deparando.
La película arranca con apenas diez minutos de conmovedora historia (quizá ese arranque habría dado para otro filme), en la que se contextualiza la situación de uno de los protagonistas, el viejo Carl Frediksen, que se obsesiona con volar hasta las cataratas Paraíso.
En medio de esa situación se cuela en su vida un niño, un pequeño explorador, Rusell, obsesionado por ayudar a una persona mayor para lograr la única medalla que le falta y poder convertirse en un explorador "senior".
En esos primeros diez minutos parece que vemos una película de Spencer Tracy y Katharine Hepburn. Luego el viejo Carl parece transformarse en Walter Matthau con, por ejemplo, Daniel el Travieso.
En Up vemos que más allá de las aventuras inconclusas que nos planteamos en la vida, la propia vida es una aventura, o mejor, una sucesión de aventuras. Y quizá, lo mejor sea pasar página de una aventura para poder comenzar otra.
Up es un pequeño tratado de ciudadanía en el que se pasa revista, desde el trato que se da a las personas mayores, hasta los problemas de la infancia. No puede dejar indiferente ni a los niños más pequeños, ni a los niños más mayores, ni a sus padres, ni a sus abuelos…
Y más allá de la animación, Up se nos presenta rebosante de ternura, de humor, de sensibilidad, y con mensaje. Todo ello acompañado de una fantástica música acorde con la historia con las aventuras y desventuras que la cinta nos va deparando.
La película arranca con apenas diez minutos de conmovedora historia (quizá ese arranque habría dado para otro filme), en la que se contextualiza la situación de uno de los protagonistas, el viejo Carl Frediksen, que se obsesiona con volar hasta las cataratas Paraíso.
En medio de esa situación se cuela en su vida un niño, un pequeño explorador, Rusell, obsesionado por ayudar a una persona mayor para lograr la única medalla que le falta y poder convertirse en un explorador "senior".
En esos primeros diez minutos parece que vemos una película de Spencer Tracy y Katharine Hepburn. Luego el viejo Carl parece transformarse en Walter Matthau con, por ejemplo, Daniel el Travieso.
En Up vemos que más allá de las aventuras inconclusas que nos planteamos en la vida, la propia vida es una aventura, o mejor, una sucesión de aventuras. Y quizá, lo mejor sea pasar página de una aventura para poder comenzar otra.
Up es un pequeño tratado de ciudadanía en el que se pasa revista, desde el trato que se da a las personas mayores, hasta los problemas de la infancia. No puede dejar indiferente ni a los niños más pequeños, ni a los niños más mayores, ni a sus padres, ni a sus abuelos…
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